sábado, 19 de agosto de 2023

Los jacarandas que plantó el abuelo.

BANFIELD cumple 150 años. Mi mamá nació aquí en 1928. Vivió Noventa y tres (93) años en Banfield. Banfield es mi casa, el barrio, los vecinos, es la huerta en la casa de los abuelos Las naranjas amargas, las ciruelas amarillas, el limonero, la higuera, los cerezos en flor. El fresco, la sombra, la belleza del arbolado público paraísos, acacias, álamos, plátanos,el nogal, la palta, el alcanforero, los tilos…y esos jacarandás que plantó el abuelo Cesáreo en la puerta de su casa de la calle Viamonte 1271 y hoy, siguen de pie cobijando horneros, calandrias, jilgueros y zorzales. Esta foto que comparto me devuelve a los brazos de mi abuelo materno (enero de 1953)
Aquí estamos los dos El abuelo me hablaba de Galicia, de los bosques de carballos (robles) de los cruceiros y los hórreos que quedaron en la aldea. Canturreando muñeiras y jotas cosechaba grelos y nabizas.También hablaba de fútbol fanatico del Taladro En sus charlas siempre estaban los nombres de Luis Suarez, Ediberto Righi, Mouriño, Miguel Converti Valentin Suarez, Lencho. Cuando recordaba el Campeonato del 1951 entraba la política. Nada lo enojaba más. Por las tardes jugaba cartas en el Almacén de Vazquez, Granaderos y Levalle. Solía demorarse en la casa de Anaya en Carlos Pellegrini (hoy Vergara) entre Cochabamba y Chacabuco. Socialista el abuelo y Republicano aclaraba por si quedaran dudas. Cada tarde regresaba de su trabajo en el depósito Brasil de la Cervecería Quilmes. Ĺo recuerdo llegando por la calle Chacabuco el diario en una mano y en la otra la hogaza de pan de Cea; para alimentar su morriña decía mi abuela. Aún le quedaba la parada en el kiosko de Osterwalder en Chacabuco y Pueyrredón para comprar los caramelos media hora que abultaban sus bolsillos. Frente a su casa los jacarandás hundían las raíces ganaban altura se preparaban para regalarnos el maravilloso espectáculo de su floración, dibujando el cielo en la vereda.. También progresaban el parral, los rosales. El jazmín que perfumaría diciembre. Mirando la foto, no tengo dudas el patio y la galería están recién baldeados y la abuela en la cocina atenta a la mermelada de naranja que se cuece lentamente…Imágenes detenidas en el tiempo Mis abuelos llegaron a Banfield en 1924.Compraron su casa, aquí nacieron sus hijos, plantaron árboles y echaron raíces. Después llegaríamos nosotros, los nietos que crecimos a la sombra de esos árboles. Banfield es mi casa, el Santuario de la Sagrada Familia donde mi abuela llevaba los primeros jazmines. Banfield es la estación de tren más linda de la línea Roca y por supuesto son las hormigas que inmortalizó Cortázar en " Los Venenos", las mismas hormigas que hacían renegar al abuelo y hoy me sublevan cuando asaltan mi limonero. Banfield es Mi Club. Allí trabajaba mi tío Jose Oscar (Pepe) Fernández. Banfield es el grito de gooooooooool! que quebraba la monotonía de aquellos lejanos domingos y hoy mezclado con la música de redoblantes, platillos y trompetas entra en casa igual que la pelota en el arco. Banfield es el recuerdo de los Carnavales en el Country. Banfield es el colegio, la bicicleta, los mandados. Es el territorio de mi infancia, que amparo la rebeldía de mi adolescencia y hoy cobija mi vejez. Ahora es mi nieto el que anda en bici por las veredas de Banfield, entra al Country, carnet de socio en la mano, orgulloso de pertenecer. Practica Taekwondo, juega fútbol. Es el que pregunta el nombre de los árboles, el que desafía mi memoria cuando averigua por los propietarios de tal o cual casa o quiere saber la edad del Palo Borracho que está en la plaza, o pide que le cuente cómo eran de altas las palmeras del bulevar de la Av Alsina. Y al pasar por la casa de los abuelos Fernandez mira los altos jacarandas y me dice: Lili estos los plantó tu abuelo, el bisabuelo de mamá, mi tatarabuelo. La rama recuerda su sentido cuando mira el árbol. En memoria de mi familia materna
Cesáreo Fernández. Mercedes Perez los abuelos
Jose Oscar (Pepe) Mercedes (Mecha) mi mamá

jueves, 4 de mayo de 2023

Ecos de lejos


"Ecos do alén" (Ecos de lejos) es el titulo de una bellísima canción de “luar na lubre” un conjunto de música gallega.

Jamás puse un pie en la Praza do Obradoiro, ni traspuse la puerta de la Catedral de Santiago. No peregrine en Xacobeo, No asisti al sobrevuelo del Botafumeiro de Compostela. No conozco la Ciudad de Oro, no he cruzado puente romano alguno, ni mojado mis pies en las aguas del Miño. No he observado el mar desde Finisterre. No he contemplado cruceiros, ni he dejado atrás los hórreos de la aldea. No me he adentrado en la niebla… Nunca he estado en Galicia. Pero una melancolía recóndita se apodera de mi corazón cuando “escoito” la gaita y mis pies se mueven solos cuando suena una muñeira.

Nunca he estado en Galicia pero vaya una a saber que conjuros me llevan en “soños” hasta allí.

Mientras escucho a Luar Na Lubre, transcribo dos viejas recetas de la cocina Gallega.

Esa “cociña” impregno mi infancia con sus olores y sabores. Grelos, nabizas, unto. Almendras, canela. Las castañas asadas, se me antojan todavía. Filloas o freixos o las tortillitas de papa que hacía la abuela, con pocos ingredientes y tanto sabor.

Papas, cebolla, huevos, sal, aceite para freír. Rallaba las papas sobre un repasador (bien limpito) para escurrir el líquido que siempre descargaban. Mezclaba los huevos, la cebolla picadita, condimentaba con sal, agregaba las papas ralladas, dejaba descansar unos minutos. En ese tiempo lavaba el repasador y lo colgaba en la ventana mientras canturreaba en la lengua de sus padres o repasaba los versos de Rosalía de Castro o aquellos que el granadino Federico Garcia Lorca le regalara a Galicia “Bos aires ten unha gaita /sobre do Río da Prata /que a toca o vento do norde / coa súa gris boca mollada”. Recién entonces, comenzaba a freír en la sartén previamente calentada con un chorrito de aceite de oliva (mi abuela usaba oliva, yo también) Colocaba en el centro de la sartén una buena cucharada de la preparación y la aplastaba con la misma cuchara dejándola lo más finita posible. Cocinaba hasta dorar, daba la vuelta, otra doradita y listo!!! Al plato. Si hay papas, hay comida decía la abuela. Las papas nunca faltan en casa.

Las filloas o freixos son panqueques, finitos los primeros, un poco más gruesos los otros, salados o dulces, son típicos de Galicia. Representativos como el pulpo, o la empanada gallega o las “Orellas”. Aquí va la receta de las Orellas (Orejas)

Preparar una masa con 500 grs. de harina común, una cucharadita de polvo royal, una cucharadita de canela en polvo, una pizca de sal, la ralladura de un limón, 100 grs de azúcar, 100 grs. de manteca, 5 huevos, un vaso de leche tibia y una copita de anís. Cuando la masa se despega de las manos la dejamos descansar una hora tapada con un repasador. En el mientras tanto ordenamos la cocina y preparamos la sartén donde las vamos a freír con un buen aceite. Cumplido el tiempo de reposo cortamos pedacitos de masa, estiramos con palote, deben quedar lo mas finitos posibles para llevarlos a freír. Una vez doraditos, los escurrimos en papel absorbente. Antes de trasladar las Orellas a la mesa dejamos caer sobre ellas una lluvia de azúcar impalpable. Las acompañamos con café, chocolate, té o un rico mate. Y que aproveche!

domingo, 28 de febrero de 2021

Sensacion de distancia




La memoria ordena, el lápiz borronea este papelito que se sumara a otros tantos abultando los bolsillos flacos de divisas.
Estoy sentado en un banco, frente a la escuela, en la plaza de Gral Guido, el lugar donde naci 
" yo he nacido en estos pagos por eso de tanto en tanto vengo a verlos ando y ando y me enristece al ver q nada de otros tiempos va quedando". 
El pueblo amanece, calor anuncian las chicharras.  Benteveos y zorzales saludan esta calurosa mañana de Febrero. Iva camino de la panaderia y me quede aqui recordando a tantos amigos que se han ido en "el viaje sin regreso y la marcha de los tiempos va borrando a tranco lerdo las cosas que en mi recuerdo no habrán de morir por eso" 
La distancia se achica  veo a mi madre devocionario, rosario y mantilla cruzar la Plaza rumbo a casa, vuelve de misa, la llamo !mamá!  me devuelve una sonrisa suave y sigue.
Esta Plaza que supo estar alambrada,  con molinetes en las cuatro esquinas. Aqui se realizaban las Fiestas Civicas, solo dos 25 de Mayo y 9 de Julio. Hasta aqui llegaba la Banda desde Dolores o Madariaga para llenar de música que el viento se encargada de llevar por las calles polvorientas bordeadas de manzanilla. Las fiestas comenzaban con Salva de 21 cañonazos (bombas de estruendo) a  las 14 horas misa Tedeum finalizado el Solemne Tedeun arrancaba la Banda de música. Al atardecer otra vez los 21 bombazos después la Retreta hasta la media noche.
Fue aqui en esta plaza donde por orden de mi maestra la inolvidable Señorita Ernesta Roque, lei en una fria y lluviosa mañana de julio aquel discurso de Esguerra al que en un principio me negue y me costo la reprimenda de mi padre. "Hemos de ser un pueblo unido y fuerte una nacion de amigos y hermanos..." asi comenzaba
Fue aqui en esta plaza donde una tardecita de primavera cuando volviamos con los muchachos de pescar en la laguna.  Uno del grupo no tuvo mejor idea que revolear un sapito que en vuelo cruzó la calle y cayó sobre la falda de la Señorita Elvira que junto a las otras maestras estaban sentadas,  talvez en este mismo lugar donde estoy ahora, charlando de sus cosas. El revuelo fué enorme, al día siguiente  nuestros padres fueron citados a la escuela. Nunca se supo nombre del autor de semejante hechuria. Hubo penitencias, interrogatorios, vigilancia estricta...pero nadie se quebro, nadie nunca se convirtio en delator. Cada vez que tio Pedro Algañaraz  me veia junto a los muchachos, no importaba el lugar me recordaba con estas palabras el asunto, vos che, vos sabes bien quien fue el que revoleo el batracio. No ser delator no te convierte en santo, si en un buen amigo.
Entre la niebla de los recuerdos aparece la figura de Raimundo Clemente Director, Redactor, Periodista y personal tipografico del Diario La Union, salia los sábados. La Panaderia me espera. Guardo papel y lapicera pero mis recuerdos siguen.
 Nemecio Campos,  el correligionario Campos, hombre del Partido Radical supo ser Concejal  y panadero La Modelo se llamaba su establecimiento;  pero habia otra panaderia la Del Pueblo de Florentino Gondra. Los Ouviña eran constructores, Marcelino Loubet ferretero, Bacigalupi, Arruti, Apezteguia, Aphat amigos inolvidables. Sastria, Gascue, Tolosa, Barragan, Eusebio Gallo y tantos más.

1918 se vino abajo la torre de la iglesia, la volvieron a levantar con la colaboración de todo el pueblo. En mi memoria la iglesia se ve blanca y huele a nardo.

Y recuerdo las kermeses en los salones municipales, en esos eventos se juntaba dinero para el monumento a Tomas Guido,  todos aportaban poco o mucho y ahi esta Tomas  Guido viendome pasar.  Voy silvando bajito, para no competir con los zorzales.  " Aqui emplume de pichon después me largue a volar y en el rodar y rodar del mundo que he conocido al rincón donde he nacido siempre quise regresar"
 Al llegar a la esquina escucho o creo escuchar el ruido del molinete  que me da paso... tiene razón Bialade solo son imagenes de un tiempo perdido en la distancia; porqe el tiempo no es más que una sensación de distancia...
Febrero/73
Leonardo Madrid 1910/1988

sábado, 19 de septiembre de 2020

"Las fotos son instantes de la vida que después no encajan en ninguna parte"



Algunas fotos, de aquellos días cuando desde Mar del Plata, Capital Federal y otras localidades del conurbano bonaerense "ellos" los ex residentes regresaban a Gral. Guido para reencontrarse con  la alegría de ese pasado que guardaban en su corazón



Sé de esa alegría, volvían plenos. Durante días se hablaba de aquello.





"Yo he nacido en estos pagos/ por eso de tanto en tanto vengo a verlos / ando y ando y al recorrer la barriada/ me entristece al ver que nada de otros tiempos va quedando... "
Eso esta diciendo Edgardo Gascue, son unos versos que escribió mi padre. 





jueves, 5 de marzo de 2015




 Nos hemos detenido momentáneamente para encontrarnos unos a otros, para conocernos,amarnos y compartir. Éste es un momento precioso, pero transitorio. Es un pequeño parentesis en la eternidad. Si compartimos con cariño, alegria y amor este momento habrá valido la pena"
 Deepak Chopra

...  mucho tiempo llevaba sin pasar por aquí, un correo llegado desde Ayacucho Pcia de Bs As me enpuja a revisar mi blog, a reencontrarme y a encontrarme con esta pagina  http://www.quequey.com.ar/mhist.htm
que recomiendo porque tenemos mucho que aprender de personas como Quequey que pasan o llegan a nosotros para hacernos mejores personas para enseñarnos a  valorar los pequeños logros, a ser pacientes, a agradecer los milagros cotidianos, a amar desinteresadamente y que con frecuencia no vemos o no queremos ver.

   

Con los pies en Banfield y el corazón en los pagos de Gral. Guido, así transcurrían los días en nuestra casa.

Las nostalgias que se hacían presentes ayer, reaparecen hoy, entran y salen tropezando con los aromas de la cocina. El sabor de la Fariña hecha con el caldo del puchero, el olor de las empanadas marcadas con azúcar que se aseguraban para la próxima reunión. Encuentro la foto del cordero asándose, esa, que nos regresaba a  la fila, con el trozo de galleta y el cuchillo en la mano, listos para caranchear.

Bastaba el suave  perfume de los nardos para que se hiciera  presente, el recuerdo de la Iglesia Nuestra Señora de la Merced de General Guido, que  celebrará el próximo 24 de septiembre sus 108 años, aunque  la historia alumbrada en las charlas de sobremesa indica que son algunos años más.  En una  Síntesis informativa de la arquidiócesis de la Plata se lee que en el momento de su erección canónica 1907 la parroquia contaba con tres altares. El párroco se llamaba Juan O´ Sullivan.  Había varios Institutos de fieles a saber: Cofradía  Nuestra Señora de Lujan, Apostolado de la oracion, Hijas de María (chicas Solteras) Coro de Ángeles (niñas) y Luises.  En Los Guidos de 1907 Quién, o quienes se habrán relacionado con la Congregación de los Luises. La Comisión Pro templo continuaba activa indica el documento  y existía una publicación periódica que llevaba por titulo “Sembrando”. Por esos años el Obispo de La Plata era Monseñor Juan Nepomuceno Terrero. En el margen derecho del documento citado se lee primera partida fechada 15/6/1901 sin más datos. Esa fecha corresponde al Casamiento de mis abuelos paternos Isabel Algañaraz y Bernabé Madrid,  una fotocopia de la partida, que pronto habrá de cumplir 114 años esta entre los papeles que guardaba mi familia. Ese papel  llegó a nosotros de la mano de Ursula Apesteguia de Viturro (tía Ucha) hasta ese momento nadie de la familia estaba al tanto que los abuelos habían sido los primeros en casarse en la Iglesia del pueblo.

Promediaban los años 60 cuando mi padre encontro  que el retablo y altar se habían evaporado, una rajadura partía la pared cabecera del templo, recordaría mas tarde. Fue a partir  del Concilio Vaticano II que la  misa comenzó a celebrarse de cara al pueblo. Los templos conservaron sus altares, pero en General Guido, la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced resignó sus reliquias La justificación fue que el Padre Octavio Herrera cumplía así  con lo que mandaba el Concilio. Los Madrid guardaron en su corazon la Iglesia donde habian sido catequizados.

Recordaban que la torre del campanario se había desplomado por 1918 (todo un acontecimiento) y relataban paso a paso la reconstrucción que culminó en 1920.  Detallaban las “hechurias” que hacían en el templo bajo la atenta mirada de Nuestra Señora de la Merced.  Describían las procesiones por las calles del pueblo cada 24 de septiembre y evocaban  las retretas. La banda de música llamaba a la retreta en la plaza. El pueblo se reunía para celebrar a la Patrona también en las fechas Patrias, había retreta. La banda llegaba puntual desde  Dolores, o de Gral. Madariaga contaban mientras punteaban en la guitarra La Avenida de las Camelias.

Aquí están las cajas llenas de fotos, papeles, estampitas, cartas, cuadernos con recetas de cocina y todas esas cosas que ellos guardaban donde  esta la fotocopia de la partida de casamiento de los abuelos.
Revisar esas cajas es siempre un desafío. Como la fragancia de los nardos que pervive en mi memoria, también las voces familiares acechan aquí, mezcladas con el vocerío de las inolvidables charlas de sobremesa en el ritual de imponer sus recuerdos. Formaba parte del ceremonial el jarrito de té, el chupe y pase, borraja, cedrón, espina colorada, carqueja o algún otro “yuyo digestivo” al que no le faltaban las cascaritas secas de naranja, limón o pedacitos de  canela. Después vendría la rueda de mate para unos, te con leche o ¡cascarilla! para otros. Buñuelos tibios, torta de manzana,  masitas y otras tantas exquisiteces poblaban a mesa.
 Alguien pedía ¡Che, hagan lugar! y aparecian los gastados cartones de lotería, los platitos cargando porotos para anotar y una caja con viejas monedas que cumplian el rol de fichas de cambio.  Previo silencio comenzaba la cantada, la bolsa con las bolillas de madera también pasaría de mano en mano, respetando el orden. Recuerdo las risas festejando los resultados: ambo, terno, cuaterno, Lotería!!!  Creo escuchar el tintineo de las copitas  al chocar cuando asomaban sobre aquella bandeja que parecía flotar. Licor 8 hermanos, Caña Legui, Ginebra Llave y para los chicos “agüita con azúcar”, un almíbar que tía María preparaba hirviendo las cascaritas de la fruta con miel o azúcar y que guardaba en un botellón color ámbar. Recuerdo que de un momento para otro Tía  dejaba su lugar en la mesa y comenzaba a preparar la picada que de tan abundante suplía la cena.  Primero las visitas ordenaba (aunque las visitas fuésemos nosotros)  al tiempo que reprendía a sus hermanos si se anticipaban sobre la fuente.
-¡Pero che, a ustedes hay que acortarles el cabresto! les decía  y estallaban las carcajadas.
 Asados, guitarreadas, lotería, baraja. La visita de amigos entrañables. Bulla, mucha bulla y de la buena. 


¿Qué voy  hacer con todo esto?. ¿Qué voy a hacer con tanto recuerdo?

Afuera la brisa mueve el llamador de ángeles. La luna esta esplendida, suspendida frente a la ventana iluminando el Epyphiliun cargado flores que solo duraran esta noche... repaso  lo que leí  en la página de Quequey   Los Angelitos sordos   "Y cuando te detengas a contemplar la belleza de una flor, recuerda que un angelito sordo está enviando a la Tierra sus pensamientos de Amor"


domingo, 31 de marzo de 2013

Volver a "los Guidos"



sólo por unas horas pero alcanzo para caber en el hueco de esos  abrazos siempre necesarios, que parecen estar allá esperándonos para demandar a la memoria.  Escribí hace  apenas unas horas en La matera de Guido; ambos, aquel y este clausurados casi por desmoronamiento de corazón. Pero el corazón tiene razones que la razón ignora y aquí estoy de donde nunca me fui.  Sí, anduve por las calles de General Guido, visite “la barranca”  Fui a nuestra casa, salude amigos, cruce la plaza visite la Iglesia que siempre huele a nardos, aún cuando no había nardos en los floreros. 
Un lindo mural adorna la pared exterior del Museo del Vecino, hay voluntad de memoria. Sentí que comenzaron a desanudar el enredo de aquellas coloridas hilachas, están “hilando lo descosido” atando, uniendo, reparando la urdimbre. Se preparaban para el aniversario del Pueblo, no podía quedarme, otra vez será.
Guido sigue manteniendo eso que esta en su ADN gente buena de pocas palabras  hospitalaria, amable, saludadora. No necesitan bici sendas para sus bicicletas, las puertas siguen abiertas y  a los atardeceres los noté más dulces. Antes de pegar la vuelta para Banfield pase por la Laguna.

miércoles, 22 de junio de 2011

Los fuegos de Junio

Como cada miércoles un sostenido redoble de tambores debiera poner música a este atardecer. La murguita de mi barrio se enciende dos veces por semana (miércoles y sábado) sus fueguitos chisporrotean en la plazoleta, saltan, bailotean, iluminan, se propagan. Pero ha empezado a lloviznar... no habrá murga.

Mientras preparo un tecito recuerdo que:

Allá lejos y hace tiempo en tardes como ésta comenzaban los preparativos de una fiesta removida de la memoria colectiva, desconocida para l@s chic@s que sin afectarles la lluvia, imagino, charlan y matean en algún rincón de la placita.

En el sexto mes del calendario cuando inicia el solsticio de invierno y sobreviene la noche más larga del año llegaban las Fogatas de San Juan, de San Pedro y San Pablo. En la media noche del día 24 se encendían los fueguitos siguiendo una tradición ancestral. En vísperas de San Juan, tía María prendía una luminaria ni bien se presentaban las primeras sombras de la noche. El fuego en los fanales y en las hogueras que ardían en los barrios flamearía hasta el amanecer para mantener alejados a los malos espíritus. Aquellas fogaratas chispean en mi memoria todavía.

Era también era la tarde-noche de "las cédulas de San Juan", un juego que según tía consistía armar parejas. Cada cual escribía su nombre que depositaba en la caja correspondiente “solteras por aquí” y solteros por allá” Luego se sacaban uno a uno los papelitos que llamaban “las cédulas”. Alguien cantaba los nombres de las cédulas y otro anunciaba la ubicación de las parejas que entre aplausos y risas, iban colocándose en derredor de la mesa familiar dónde los esperaba el infaltable chocolate, ideal para esa helada noche invernal que se avecinaba. Participaban jóvenes y no tan jóvenes. Este juego que había llegado desde las aldeas europeas junto a los primeros inmigrantes; armo parejas y alentó enredos que lograron inquietar a unos cuantos. A veces, el azar y otras el fraude decretaba carcajadas sin tregua. Florencio Sánchez periodista y dramaturgo uruguayo (1875-1910) tiene entre sus obras un sainete que lleva por titulo “Las cedulas de San Juan” .

De aquellas noches mágicas dijo Jorge Luis Borges (1899-1986) en Fervor de Buenos Aires “Rojos chisporrotean /los remolinos de las bruscas hogueras;/leña sacrificada /que se desangra en altas llamaradas, / bandera viva y ciega travesura.”

En la última semana de Junio asistíamos a la fogata de los apósteles San Pedro y San Pablo, un festejo que fusionaba la religiosidad con el paganismo.

La tradición oral sitúa las fogatas en la primera mitad del siglo pasado. El barrio fue desde siempre un espacio de participación y de encuentro. Aqui, como en su Gral Guido natal, tía María disfruto de las fogaratas de junio.

Las fiestas de San Juan, San Pedro y San Pablo eran momentos muy esperados del año. La organización corría íntegramente por cuenta de los chicos, pero los adultos despertaban a su niño interior y no escapaban a los festejos. El ánimo se contagiaba a todas las familias del barrio. Se cocían papas y batatas en el rescoldo. El maní calentito rebosaba en los cucuruchos de papel de diario Y de los bolsillos del saco del abuelo brotaban las castañas humeantes que había cocido mi abuela.

Junto con los Carnavales, las “Fogatas de Junio” fueron fiestas muy populares. Todavía en poblaciones del interior del país se conserva la tradición y se realizan las fogatas de junio.

Preparare un fanal, una simple lata con unos trapos embebidos en aceite, la encenderé el viernes 24 y arderá mi luminaria, no será una fogata pero se parecerá. No habrá papas ni batatas, tampoco castañas asadas pero atraído por el fuego, reconquistado por el aroma al chocolate y el sabor de los buñuelitos de batata, que ciertamente cocinaré para halagarlo el espíritu de aquella tradición brillará en el patio de casa.

El fuego, destructor y purificador, alejara las energías negativas asegurando un nuevo tiempo, lleno de buenos augurios.

“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).