LA GALLINETA. Almacén de Ramos Generales.
Aqui encontraran cosas simples, nostalgia, añoranza, recuerdos personales. Fotos,Anécdotas,Relatos,Recetas de cocina de las abuelas,se amontonan en los estantes sombríos. Pasen,las puertas están abiertas.
sábado, 19 de agosto de 2023
Los jacarandas que plantó el abuelo.
jueves, 4 de mayo de 2023
Ecos de lejos
"Ecos do alén" (Ecos de lejos) es el titulo de una bellísima canción de “luar na lubre” un conjunto de música gallega.
Jamás puse un pie en
Nunca he estado en Galicia pero vaya una a saber que conjuros me llevan en “soños” hasta allí.
Mientras escucho a Luar Na Lubre, transcribo dos viejas recetas de la cocina Gallega.
Esa “cociña” impregno mi infancia con sus olores y sabores. Grelos, nabizas, unto. Almendras, canela. Las castañas asadas, se me antojan todavía. Filloas o freixos o las tortillitas de papa que hacía la abuela, con pocos ingredientes y tanto sabor.
Papas, cebolla, huevos, sal, aceite para freír. Rallaba las papas sobre un repasador (bien limpito) para escurrir el líquido que siempre descargaban. Mezclaba los huevos, la cebolla picadita, condimentaba con sal, agregaba las papas ralladas, dejaba descansar unos minutos. En ese tiempo lavaba el repasador y lo colgaba en la ventana mientras canturreaba en la lengua de sus padres o repasaba los versos de Rosalía de Castro o aquellos que el granadino Federico Garcia Lorca le regalara a Galicia “Bos aires ten unha gaita /sobre do Río da Prata /que a toca o vento do norde / coa súa gris boca mollada”. Recién entonces, comenzaba a freír en la sartén previamente calentada con un chorrito de aceite de oliva (mi abuela usaba oliva, yo también) Colocaba en el centro de la sartén una buena cucharada de la preparación y la aplastaba con la misma cuchara dejándola lo más finita posible. Cocinaba hasta dorar, daba la vuelta, otra doradita y listo!!! Al plato. Si hay papas, hay comida decía la abuela. Las papas nunca faltan en casa.
Las filloas o freixos son panqueques, finitos los primeros, un poco más gruesos los otros, salados o dulces, son típicos de Galicia. Representativos como el pulpo, o la empanada gallega o las “Orellas”. Aquí va la receta de las Orellas (Orejas)
Preparar una masa con 500 grs. de harina común, una cucharadita de polvo royal, una cucharadita de canela en polvo, una pizca de sal, la ralladura de un limón, 100 grs de azúcar, 100 grs. de manteca, 5 huevos, un vaso de leche tibia y una copita de anís. Cuando la masa se despega de las manos la dejamos descansar una hora tapada con un repasador. En el mientras tanto ordenamos la cocina y preparamos la sartén donde las vamos a freír con un buen aceite. Cumplido el tiempo de reposo cortamos pedacitos de masa, estiramos con palote, deben quedar lo mas finitos posibles para llevarlos a freír. Una vez doraditos, los escurrimos en papel absorbente. Antes de trasladar las Orellas a la mesa dejamos caer sobre ellas una lluvia de azúcar impalpable. Las acompañamos con café, chocolate, té o un rico mate. Y que aproveche!
domingo, 28 de febrero de 2021
Sensacion de distancia
sábado, 19 de septiembre de 2020
"Las fotos son instantes de la vida que después no encajan en ninguna parte"
domingo, 29 de marzo de 2015
viernes, 13 de marzo de 2015
jueves, 5 de marzo de 2015
Deepak Chopra
domingo, 31 de marzo de 2013
Volver a "los Guidos"
martes, 25 de septiembre de 2012
miércoles, 22 de junio de 2011
Los fuegos de Junio
Como cada miércoles un sostenido redoble de tambores debiera poner música a este atardecer. La murguita de mi barrio se enciende dos veces por semana (miércoles y sábado) sus fueguitos chisporrotean en la plazoleta, saltan, bailotean, iluminan, se propagan. Pero ha empezado a lloviznar... no habrá murga.
Mientras preparo un tecito recuerdo que:
Allá lejos y hace tiempo en tardes como ésta comenzaban los preparativos de una fiesta removida de la memoria colectiva, desconocida para l@s chic@s que sin afectarles la lluvia, imagino, charlan y matean en algún rincón de la placita.
En el sexto mes del calendario cuando inicia el solsticio de invierno y sobreviene la noche más larga del año llegaban las Fogatas de San Juan, de San Pedro y San Pablo. En la media noche del día 24 se encendían los fueguitos siguiendo una tradición ancestral. En vísperas de San Juan, tía María prendía una luminaria ni bien se presentaban las primeras sombras de la noche. El fuego en los fanales y en las hogueras que ardían en los barrios flamearía hasta el amanecer para mantener alejados a los malos espíritus. Aquellas fogaratas chispean en mi memoria todavía.
Era también era la tarde-noche de "las cédulas de San Juan", un juego que según tía consistía armar parejas. Cada cual escribía su nombre que depositaba en la caja correspondiente “solteras por aquí” y solteros por allá” Luego se sacaban uno a uno los papelitos que llamaban “las cédulas”. Alguien cantaba los nombres de las cédulas y otro anunciaba la ubicación de las parejas que entre aplausos y risas, iban colocándose en derredor de la mesa familiar dónde los esperaba el infaltable chocolate, ideal para esa helada noche invernal que se avecinaba. Participaban jóvenes y no tan jóvenes. Este juego que había llegado desde las aldeas europeas junto a los primeros inmigrantes; armo parejas y alentó enredos que lograron inquietar a unos cuantos. A veces, el azar y otras el fraude decretaba carcajadas sin tregua. Florencio Sánchez periodista y dramaturgo uruguayo (1875-1910) tiene entre sus obras un sainete que lleva por titulo “Las cedulas de San Juan” .
De aquellas noches mágicas dijo Jorge Luis Borges (1899-1986) en Fervor de Buenos Aires “Rojos chisporrotean /los remolinos de las bruscas hogueras;/leña sacrificada /que se desangra en altas llamaradas, / bandera viva y ciega travesura.”
En la última semana de Junio asistíamos a la fogata de los apósteles San Pedro y San Pablo, un festejo que fusionaba la religiosidad con el paganismo.
La tradición oral sitúa las fogatas en la primera mitad del siglo pasado. El barrio fue desde siempre un espacio de participación y de encuentro. Aqui, como en su Gral Guido natal, tía María disfruto de las fogaratas de junio.
Las fiestas de San Juan, San Pedro y San Pablo eran momentos muy esperados del año. La organización corría íntegramente por cuenta de los chicos, pero los adultos despertaban a su niño interior y no escapaban a los festejos. El ánimo se contagiaba a todas las familias del barrio. Se cocían papas y batatas en el rescoldo. El maní calentito rebosaba en los cucuruchos de papel de diario Y de los bolsillos del saco del abuelo brotaban las castañas humeantes que había cocido mi abuela.
Junto con los Carnavales, las “Fogatas de Junio” fueron fiestas muy populares. Todavía en poblaciones del interior del país se conserva la tradición y se realizan las fogatas de junio.
Preparare un fanal, una simple lata con unos trapos embebidos en aceite, la encenderé el viernes 24 y arderá mi luminaria, no será una fogata pero se parecerá. No habrá papas ni batatas, tampoco castañas asadas pero atraído por el fuego, reconquistado por el aroma al chocolate y el sabor de los buñuelitos de batata, que ciertamente cocinaré para halagarlo el espíritu de aquella tradición brillará en el patio de casa.
El fuego, destructor y purificador, alejara las energías negativas asegurando un nuevo tiempo, lleno de buenos augurios.