viernes, 4 de septiembre de 2009

"aroma nostalgioso"

Llegó la Revista electrónica de los Amigos del Museo Kakel Huincul. Buena lectura que nos invita a conocer el pasado de Maipú y de su gente sobre todo a quienes como yo somos forasteros en el pago.
Al tiempo que leía en La Violeta : Flor de la Ciudad de Maipú "Con la humildad de sus gentes y sus calles, en el Maipú, de tardes soleadas y mañanas bulliciosas y como símbolo de un pasado que nos honra, que sabe de pampa y cielo abierto, de estancias viejas y montes perfumados...Con el perfume de sus protagonistas, LAS VIOLETAS… suave tapiz que se extiende clamorosamente bajo la sombra de los añosos árboles...., ¡EMBLEMÁTICA FLOR!, que es nuestra, con su humildad y su aroma nostalgioso.”
(Anónimo) Facilitado por la Srta. Zulema I. Guma Maipú - Julio de 2002

Recordaba aquella vieja película española Violetas Imperiales.

Yo era muy chiquita -y sí, alguna vez fuí chiquita- cuando mi abuela, aquí, en mi Banfield natal, canturreaba las canciones de la pelí… “Violeta para ti / tengo yo una canción / La misma que aprendí / en tu antiguo pregón”. El abuelo, republicano, rezongaba, silbaba ¡Ay Carmela! y maldecía al caudillo.

Recuerdo cuando vi, por primera vez, la película. Fue en la vieja tele, blanco y negro por canal siete. Desde ese día soñé con la Alhambra y en el sueño fui la gitana, la violetera.

La hermosa Carmen Sevilla cantaba: “Llévelo usted señorito / Que no vale más que un real / Cómpreme usted este ramito / Cómpreme usted este ramito / Pá lucirlo en el ojal”.
Ese año, las tardes de primavera fueron mágicas. Los paraguas se convertían en sombrillas. Los diarios en enormes enaguas que cubríamos con esa sábana blanca en desuso. Así jugábamos mis amigas y yo. Mucho helecho, corona de novia y las violetas que cosechábamos en nuestros respectivos jardines. Para que todo fuese más real, dejábamos correr el agua de la canilla hacia un fuentón de lata. El murmullo del agua nos llevaba a La Alhambra y la que había logrado conseguir la mayor cantidad de violetas, se convertía “ipso facto” en la protagonista: “Piensa que en esta corte francesa / eres más que gitana princesa”.
Cantábamos y bailábamos hasta que el alguien gritaba ¡¡¡cierren el aaaaagua ya!!!!

Con la primavera llegan las primeras violetas, cuando las descubro, evoco aquellos felices años de mi infancia y esos otros versos que decía mi memoriosa abuela Pita “Almudena mía/ no te vayas tú de aquí, / que él es duque y tú una pobre / violetera de Madrid” mientras escoba en mano agitaba los macizos de narcisos y jacintos para correr ese “sapiola” (había mucho sapo por aquellos años) que había buscado la perfumada sombra de las violetas que bordeaban los canteros. … Y sí, el perfume de La Violeta es nostalgioso.



¡GRACIAS MAIPÚ!
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).