domingo, 31 de mayo de 2009

Fragmentos... piezas del rompecabezas.

Nuestra memoria, imprescindible a la hora de revisar la historia chica de la comarca que habitamos, guarda fragmentos de hechos, leyendas, anécdotas, fechas que repasaban los mayores, enriqueciéndolas frecuentemente con la imaginación creadora de la que hacía gala el narrador frente a su atento auditorio.
Fragmentos de esta Leyenda Pampa estaban en mi memoria. Buscando datos, para el trabajo que realizo, la reencontré, aquí se las comparto.

La Creación del mundo según los Pampas.
"Chachao se aburría en la eternidad del cielo. Quiso bajar a la tierra aún anegadiza y lluviosa donde las cosas eran efímeras y mutables; tomo la vía láctea, que en ese entonces llagaba hasta la pampa, y se llamaba; “el camino del cielo”; en la lengua vernácula. Gozó el indio viejo, que era un eterno niño, ensuciándose las manos y chapoteando la tierra anegadiza; moldeo con barro figuras de fantasía y ensayo soplarlas para infundirles vida. Así fueron creados los animales. Para darles espacio donde correr, de otro soplo aventó las lluvias, seco los pantanos y dio firmeza a la Pampa. Vio su imagen reflejada en una laguna y tuvo el capricho de reproducirla en estatuillas de dos pies que vestían como él, chiripá y poncho. No eran reproducciones perfectas, pues el viejo estaba de buen humor solamente buscaba reírse de sí mismo. He aquí que un incidente hace tragedia la comedia de la creación. El ñandú cansado de correr por la pampa seca, quiso subir al cielo por la vía láctea y aprovecho la distracción de Chachao para ascender algunos tramos. Al darse cuenta el indio viejo que una criatura de barro, iba a ensuciar las alturas celestiales, desato sus boleadoras, y las arrojo al osado que de una espantada volvió a la pampa dejando en el cielo a comienzos de la vía láctea la huella de sus 3 dedos y el garrón (La cruz del sur); También quedaron las boleadoras del viejo (alfa y beta del centauro, junto a la huella del ñandú), ocupado en espantar al ñandú, no se dio cuenta Chachao que su hermano Gualicho había descendido a la tierra y le gastaba una broma soplando las criaturas bípedas acabadas de esculpir, se llenaron de espanto ambos hijos del cielo cuando vieron a los objetos de barro moverse y discurrir como si fueran dioses, Chachao escapo horrorizado por la vía láctea, con su cuchillo de piedra corto el camino del cielo para que los monstruos no subieran. Dejo a Gualicho en la tierra en castigo de haberles infundido el hálito divino a unos grotescos y efímeros monigotes de barro. Chachao no volvió más a la Pampa, ni pudo salir Gualicho de ella. Desde entonces éste clama misericordia en las noches de tormenta con su voz de trueno cuando ve el rayo de su hermano en el cielo. Inútilmente pues la cólera del indio viejo es definitiva. Busca Gualicho destruir su imprudencia aniquilando a los hombres con enfermedades, guerras y hambre. Lo hace de lejos pues verlos le causa horror y remuerde su conciencia; por eso vive en lo profundo de los montes y sólo se arriesga a salir cuando las noches son oscuras. Como teme a los hombres a resuelto hacerse temer por ellos para que los mismos lo eviten; pulula en las noches para asustar a los viajeros rezagados con quienes tropieza imprevistamente, y se ha rodeado de una corte de espíritus malignos cuyo único objeto es protegerlo con un cerco de terror. De esta travesura de un niño nacieron los hombres, híbridos de un aliento de Dios en una envoltura de barro perecedero. Temen a Gualicho que se oculta en la naturaleza hostil. Contra el terror cósmico de los lugares inconocibles, y contra los rayos y truenos, diálogo constante de Chachao y Gualicho, ante este peligro a los hombres sólo les queda el recurso de estrechar vínculos humanos. Nació así la Toldería. El espíritu maligno no se atreve a entrar en ella y solo se acerca al fogón que alumbra la oscuridad. Seguirá para siempre la lucha de Gualicho con los humanos. Si estos han sido buenos y han logrado dominar el miedo y la prudencia guió sus acciones, podrán ascender al cielo una vez perdida la envoltura de barro, pues el camino de las alturas es solo accesible a las almas. Allí serán estrellas de mayor o menor magnitud según haya sido el brillo de sus buenas acciones. Los otros, los cobardes y mezquinos volverá al barro originario. En su lucha contra el espíritu del mal, los hombres pueden valerse de muchas armas. La primera es juntarse en comunidades, pues Gualicho no entra en los lugares habitados: La sociedad se yergue contra el dios perseguidor de los hombres: La toldería tiene un valor mágico, que se extiende a sus nombres y a los símbolos de las estirpes que la habitan. Es la defensa contra el pánico que se esconde en la naturaleza hóstil, el refugio necesario contra las fuerzas malignas que ambulan por la Pampa. También, pueden tener los hombres propicio a Gualicho concertando pactos que el dios acepta y respeta: Darle la primicia de las comidas, ofrendarle algunos animales de la caza, y pueden engañarlo pues la inteligencia de Gualicho no es penetrante: ocultando su rostro con una mascara o con pinturas, se hacen pasar por Chachao que le promete el regreso al cielo si hace cesar una peste, trae la victoria en una batalla, o vuelve buena la caza. Claro que no todos conocen las palabras que atraen a Gualicho, ni poseen astucia para engañarlo. Solamente las brujas centenarias, conocedoras de la magia y sabedoras del ritual secreto y las palabras prohibidas." (1)


(1) Rosa Jose Maria. Historia Argentina Tomo I La Creación del mundo. Leyenda Pampa.

jueves, 21 de mayo de 2009

AGENDA


Sabado 23 de mayo 17 hs presentación del libro "Barbarie y Civilización" de Gabo Ferro Centro Cultural Leopoldo Marechal

viernes, 15 de mayo de 2009

Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios, que salva el metal, salva la escoria
y cifra en Su profética memoria
las lunas que serán y las que han sido.
Ya todo está. Los miles de reflejos
que entre los dos crepúsculos del día
tu rostro fue dejando en los espejos
y los que irá dejando todavía.
Y todo es una parte del diverso
cristal de esa memoria, el universo;
no tienen fin sus arduos corredores
y las puertas se cierran a tu paso;
sólo del otro lado del ocaso
verás los Arquetipos y Esplendores,

Everness Jorge Luis Borges (1899-1986)

martes, 5 de mayo de 2009

Recuerdos de Maipú

... la importancia de poner a salvo relatos, crónicas, poesía, memorias. Llegó el Boletín de Mayo y se vuelve inevitable la lectura, del Correo de Lectores , se disfruta la carta de la Sra. María Rosario Santilli contando la historia familiar de ese vestido de novia negro, sin el miriñaque, que perteneció a su abuela; el viaje de Adamo en el Génova, el arribo al Hotel de Inmigrantes… y pide la Sra. Santilli que la ayuden a recordar las estrofas faltantes en este hermoso poema que guarda en su memoria

Recuerdos de Maipú

Luciérnagas brillantes, bailando en las callejas

olor a manzanillas holladas al pasar
croar en los zanjones de ranas saltarinas
y el canto de los grillos en la noche estival

Estos son los recuerdos del quieto pueblecito

que pasan fugazmente, queriendo retornar,
sin comprender que ahora, las luces de mercurio
dibujan el progreso sobre el viejo solar.

¿Que fue de, la preciosa glorieta de Acevedo?

hurtando al cocotero su fruto agridulzon
...??????????????????????????????????????.?
La autora de esta preciosa e incompleta poesía fue nada mas ni nada menos, con su maravilloso intelecto, que nuestra querida profesora de geografía, entre otras cosas, la señora Nieves Garciarena de Avalos. Me gustaría saber si alguien publico, en su oportunidad, esta poesía, y si no lo han hecho, por favor traten de encontrarla en sus hijos, y darla a conocer, pues es bellísima, en la cual reflejaba el Maipú, con su glorieta, la plaza Alvarado, la avenida de los Naranjos, entre otras cosas. Que muchos no conocimos. Muchas gracias.


“Sólo una cosa no hay. Es el olvido”. Dice un poema de Jorge Luis Borges. Vayan al encuentro de la Revista electrónica de Amigos Museo Kakel Huincul , pídanla, disfrútenla. Y ojala pronto podamos conocer la poesía completa.


Gracias Amigos!!!
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).