En su libro Mi Memoria Autobiografía de un compromiso con la vida, la historia y su tiempo Ed. Planeta 1988 refiriéndose a su padre expresa: “Si tuviera que sintetizar los dos matices de su conducta pública que más influencia tuvieron sobre sus hijos, señalaría el cumplimiento del deber por sobre toda cotidiana contingencia o necesidad personal y la imposibilidad de considerar el uso de un cargo público -grande o pequeño- como instrumento para logros reñidos con la equidad. La repugnancia -con desmedro a veces de la obligación que crea el amor a los de su propia sangre- en favorecer a familiares y amigos fue su norma y también la nuestra. Esta severidad, este rigor de funcionario probo, parece hallarse a espacios siderales, a millones de años luz, en nuestro tiempo.”
Esta foto, la mostré aquí mismo alguna vez, pertenecía a mi papá, es de los años cincuenta cuando la militancia era heroica. Allí lo vemos al Dr. Oscar Eduardo Alende sentado (segundo de la izquierda) junto a ese grupo de correligionarios entre ellos mi padre. Miro la vieja foto y trato de recordar el sonido de su voz señalando “al autoritarismo no le importa el número de las fuerzas opuestas, si logra neutralizarlas en soledad.” ¿Actual verdad?
¡Gracias Maipú!