jueves, 4 de mayo de 2023

Ecos de lejos


"Ecos do alén" (Ecos de lejos) es el titulo de una bellísima canción de “luar na lubre” un conjunto de música gallega.

Jamás puse un pie en la Praza do Obradoiro, ni traspuse la puerta de la Catedral de Santiago. No peregrine en Xacobeo, No asisti al sobrevuelo del Botafumeiro de Compostela. No conozco la Ciudad de Oro, no he cruzado puente romano alguno, ni mojado mis pies en las aguas del Miño. No he observado el mar desde Finisterre. No he contemplado cruceiros, ni he dejado atrás los hórreos de la aldea. No me he adentrado en la niebla… Nunca he estado en Galicia. Pero una melancolía recóndita se apodera de mi corazón cuando “escoito” la gaita y mis pies se mueven solos cuando suena una muñeira.

Nunca he estado en Galicia pero vaya una a saber que conjuros me llevan en “soños” hasta allí.

Mientras escucho a Luar Na Lubre, transcribo dos viejas recetas de la cocina Gallega.

Esa “cociña” impregno mi infancia con sus olores y sabores. Grelos, nabizas, unto. Almendras, canela. Las castañas asadas, se me antojan todavía. Filloas o freixos o las tortillitas de papa que hacía la abuela, con pocos ingredientes y tanto sabor.

Papas, cebolla, huevos, sal, aceite para freír. Rallaba las papas sobre un repasador (bien limpito) para escurrir el líquido que siempre descargaban. Mezclaba los huevos, la cebolla picadita, condimentaba con sal, agregaba las papas ralladas, dejaba descansar unos minutos. En ese tiempo lavaba el repasador y lo colgaba en la ventana mientras canturreaba en la lengua de sus padres o repasaba los versos de Rosalía de Castro o aquellos que el granadino Federico Garcia Lorca le regalara a Galicia “Bos aires ten unha gaita /sobre do Río da Prata /que a toca o vento do norde / coa súa gris boca mollada”. Recién entonces, comenzaba a freír en la sartén previamente calentada con un chorrito de aceite de oliva (mi abuela usaba oliva, yo también) Colocaba en el centro de la sartén una buena cucharada de la preparación y la aplastaba con la misma cuchara dejándola lo más finita posible. Cocinaba hasta dorar, daba la vuelta, otra doradita y listo!!! Al plato. Si hay papas, hay comida decía la abuela. Las papas nunca faltan en casa.

Las filloas o freixos son panqueques, finitos los primeros, un poco más gruesos los otros, salados o dulces, son típicos de Galicia. Representativos como el pulpo, o la empanada gallega o las “Orellas”. Aquí va la receta de las Orellas (Orejas)

Preparar una masa con 500 grs. de harina común, una cucharadita de polvo royal, una cucharadita de canela en polvo, una pizca de sal, la ralladura de un limón, 100 grs de azúcar, 100 grs. de manteca, 5 huevos, un vaso de leche tibia y una copita de anís. Cuando la masa se despega de las manos la dejamos descansar una hora tapada con un repasador. En el mientras tanto ordenamos la cocina y preparamos la sartén donde las vamos a freír con un buen aceite. Cumplido el tiempo de reposo cortamos pedacitos de masa, estiramos con palote, deben quedar lo mas finitos posibles para llevarlos a freír. Una vez doraditos, los escurrimos en papel absorbente. Antes de trasladar las Orellas a la mesa dejamos caer sobre ellas una lluvia de azúcar impalpable. Las acompañamos con café, chocolate, té o un rico mate. Y que aproveche!

“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).