viernes, 27 de marzo de 2009

Aniversario Gral. Guido

1883 - 28 de MARZO - 2009


PROGRAMA DE ACTIVIDADES

SABADO 21 Y DOMINGO 22:

TORNEO DE FÚTBOL INFANTIL ORGANIZADO POR LA ESCUELA “ABUELO HÉCTOR BARRAGÁN”

LUNES 23 hasta 15 de abril:18 HS.:

APERTURA DEL MUSEO:

 MUESTRAS INSTITUCIONALES

 PEÑA AMIGUSPA HUASI (10 AÑOS)

 COMPARSA COPALEX

 COMPARSA ARA BERA

 ARTISTA JUAN PABLO FRESCO

 ARTISTA MERCEDES CULLEN

VIERNES 27:

 ARTISTA CARLOS PIESKE: charla

SABADO 28:10:00 HS.:

TEDEUM EN PARROQUIA NTRA. SRA. DE LA MERCED

10:30 HS.: ACTO OFICIAL EN PATIO DE BANDERAS

11:00 HS.: DESFILE CIVICO INSTITUCIONAL CON LA PRESENTACIÓN DE LA GUARDIA NACIONAL DEL MAR

13:00 HS.: ALMUERZO EN CLUB CULTURA

15: 00 HS.: CARRERA DE SORTIJAS (FORTÍN TOMÁS GUIDO)

PARQUE DEL MUSEO MUNICIPAL:

15:30 HS.: FERIA ARTESANAL

17:30 HS.: PRESENTACIÓN DE “LOS SIKURIS” (CORO DE NIÑOS)

18:30 HS.: PRESENTACIÓN “DE PAYOS Y GITANOS” (FLAMENCO)

19:30 HS.: CIERRE A CARGO DEL GRUPO “VOCES DEL ESTE”

ORGANIZA DIRECCIÓN DE CULTURA MUNICIPALIDAD DE GRAL. GUIDO
El pueblo de General Guido fue fundado el día 28 de Mayo de 1883, un error de grafía hace que, todos los años, adelantemos “nuestros Idus, a Marzo” Pueden decir que: hay cosas más importantes que una fecha en la historia del pueblo, y es cierto, tan cierto como que “no hay que torcer el camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir” Don Quijote. M de Cervantes

miércoles, 25 de marzo de 2009

...acortando la distancia

Querida Lili , estuve en la Fiesta Semana de Santos Vega de Lavalle , donde el Intendente Señor Guillermo Marchi me entregó una distinción o presente por mi labor Literaria , comparto fotito y estas Décimas en recuerdo de mi pueblo.
Un beso grandote Norma

De mi pueblo

Inspiran mi evocación
imágenes del pasado,
que en mi pecho se han quedado
y hoy hacen su aparición.
Es sincera la emoción
que fluye de mis relatos,
que pasarán con sus datos
en forma amigable y fiel,
a perpetuar en papel
aconteceres muy gratos.

Mi pueblo tiene el encanto
de lo simple y cotidiano,
siempre prodiga la mano
a quien sufre algún quebranto.
Con mi décima le canto
a sus valores humanos,
al alma de sus paisanos
que perdura en el presente
y convive cordialmente
entre vecinos y hermanos.

Destacada trayectoria
fue la del Doctor Mascias,
que a toda gente atendía
con dedicación notoria.
Quedaron en la memoria
riesgosas operaciones;
en adversas situaciones
su sapiencia utilizó
y a la vida permitió
mejorar sus condiciones.

El antiguo saladero
fue primordial en el pago,
merecedor del halago
y en importancia primero.
En su labor fue pionero
congregando a mucha gente,
que trabajó eficazmente
fomentando su pujanza,
mas luego de tal bonanza
es recuerdo solamente.

Ay pueblito campesino
mis sienes blancas reflejan,
los años que ya se alejan
a prisa por el camino.
¡LAVALLE! fue mi destino
marcharme lejos de allí,
pero siempre comprendí
el valor de mis raíces
y a los momentos felices
los guardo dentro de mí.

En algún atardecer
acortando la distancia,
llega hasta mí la fragancia
que da la ría al crecer.
Y suele permanecer
su magia por un momento,
luego en el soplo del viento
vuela a su orilla a esperar,
que la vuelva a convocar
a través del pensamiento.

Norma Ester Montenegro

jueves, 19 de marzo de 2009

La Central

El e-mail dice: Es de un dolorense,y habla de Dolores, pero ¿cuántas historias así habitan esos pagos,¿no,Lili?
Lo comparto
Diego Sachella

La Central.

Tuve la infancia normal de un pibe de clase media de los años 60-70.
Un buen recuerdo de esa época es la panadería “La Central”. Era fantástica: con una caja registradora grandota que tenía una manija al costado, unas facturas inolvidables, como nunca volví a probar en mi vida, igual que los merengues.
Aprendí a cruzar la calle yendo a la panadería que quedaba a dos cuadras y me acompañaba mi perro Flipper, que se llamaba así por el delfín de la tele; tenía un ojo negro y me defendía cuando querían pegarme.
Yo al principio debía pararme en puntas de pié para llegar al mostrador y me metía entre la gente para ganarles el turno, hasta que una vez una señora me dijo: “Vos estás después de todos nosotros”. Fue la mayor vergüenza de mi vida.
La gente se amontonaba en forma caótica sin formar fila ni sacar número por orden de llegada, así que se armaban unas trifulcas como para quedarse a verlas toda la mañana.
Había tres empleadas: Rosita con una voz finita a quien yo quería como si fuese mi tía pero nunca me animé a decírselo; una chiquita Mari y una gorda fenomenal que le decían “Gorda” y no me acuerdo cómo se llamaba.
La dueña era una mujer inmensa, Pona, con lentes que de tanto aumento, los ojos le quedaban reducidos al tamaño de dos porotitos, y miraba las tortas cuando las envolvía con ganas de comerlas, al igual que los billetes cuando le pagaban. Pona era famosa porque siempre se ganaba los premios de las rifas.
Había también una enana que era igualita a Pona pero chiquitita, daba impresión. Se tejía cada historia entre mágica y tremenda alrededor de esa enana que para qué le voy a contar.
También estaban los hijos de la Pona, unos gigantes que entraban, sacaban plata de la caja y se iban.
Pero el personaje central era Basilio, un hombre como de treinta años, de anteojos inmensos, corbata, camisa blanca y pantalones calzados arriba de la panza, que retaba a las empleadas, sonreía a la gente, y trataba a la Pona como si fuese la reina de Inglaterra.
Muchos años después, cuando conocí a sus hijos, me enteré que Basilio era el nombre y no el apellido. Nunca más conocí a alguien que se llamara Basilio.
Una vez nos llevaron a los nenes del jardín de infantes a conocer la panadería por dentro, y era de otro mundo, con muchísima gente de blanco y en el centro una especie de plato inmenso con unos dedos de gigante mecánico que mezclaban el engrudo. Alguien me dijo: “Mirá si te caés adentro”, me dio mucha impresión, pero aguanté valientemente las ganas de correr a que la maestra me diera la mano. Todavía me resuenan los gritos de la Pona: “¡Fíjense qué limpieza!
Me acuerdo de los operativos comandos que organizábamos para robarnos los caramelos que caían al piso de las carameleras que estaban al costado: siempre me pregunto por qué no se los pedíamos. Mi hermano me enseñó una manera espectacular de trabarme las piernas para fingir una caída y así agarrarlos, pero cuando la intenté todo el mundo se dio vueltas a verme y no pude manotear ni uno, así que había que atarse los cordones en ese lugar, más fácil y disimulado..
Las tortas, en cambio estaban mucho más resguardadas, porque estaban en una heladera con triple vidrio, y decían que era para que a los ladrones les diera más trabajo robarlas.
El kilo de pan valía dos setenta, pero yo a mamá le decía que valía tres diez, así tenía una factura asegurada. Mi vieja nunca se dio cuenta del engaño.
Fue el primer lugar en tener cartel luminoso, con luces de distintos colores para cada palabra que prendían y apagan todo el tiempo. Decían que el que hacía ese trabajito era Basilio durante toda la noche, y una vez le pregunté si era verdad. Se rió a las carcajadas pero nunca me contestó si era cierto o no.
Era la mejor panadería del mundo. Una vez fuimos a la capital a la casa de unos amigos de mis padres y llevamos una torta de “La Central” y los amigos dijeron que nunca en su vida habían comido una torta tan rica, y nosotros orgullosos, pero en realidad, ya lo sabíamos, porque venía gente de todos lados a comprar allí, siempre había personas desconocidas.
Y los empleados nunca dejaban de estar contentos, daba alegría verlos, era como si jamás hubieran tenido un problema, al igual que los de atrás, los de blanco, que salían por el portón del costado, siempre a las risas, fumando y haciendo chistes

Nunca supe ni cuándo ni de qué murió la Pona, porque yo en ese tiempo me había ido a vivir a la capital de la provincia, y las noticias llegaban de tercera o cuarta mano y generalmente distorsionadas.
De Basilio se decían varias cosas como que se había jubilado o se había muerto de tristeza o ambas cosas, y de las empleadas nadie sabía nada y a nadie le interesaba. Los panaderos de la cuadra se habían ido a otras panaderías.
Decían también que les habían ofrecido fortunas por sus recetas, pero que habían hecho un pacto de no revelarlas jamás

Volví años después con el título de Veterinario y el cargo de Inspector de Bromatología, un trabajo útil pero antipático.
Hacía inspecciones en frigoríficos, mataderos y todo lugar donde se vendiera comida.
Y un día debí hacerle la inspección a “La Central”.
Ya desde afuera no me gustó la fachada, despintada, con las cortinas metálicas bajas y el viejo cartel luminoso roto y un poco torcido.
Adentro no había nadie, casi no había pan en las bandejas y en la heladera de los postres, sólo una torta de aspecto dudoso.
Al pasar por al lado de las carameleras, miré, vi que estaban vacías y una, faltaba.
Nos atendió un moreno siniestro con bigotes grandes y cara de malos amigos que en seguida llamó al dueño, uno de los herederos de Pona, quien nos dejó pasar de mala gana.
No voy a detallar el estado en que se encontraba la cuadra porque me parece de mal gusto, sólo diré que había por todas partes cucarachas vivas y muertas; y cuando hice un comentario, se acercó el heredero con una sonrisa y me dijo: “Las estoy matando con esto”, mostrándome un frasco de un insecticida muy potente. “Es peor el veneno que las cucarachas” respondí.
Cuando vio que el desenlace era inminente me suplicó: “Si me clausurás, me matás de hambre”
Pensé que estaba tan gordo que iba a encontrar otro trabajo antes de agotar todas las reservas, pero el chiste no me hizo gracia.
En ese momento creí escuchar los gritos de Pona : “¡Qué limpieza, qué limpieza!”, las carcajadas de Basilio, se me aparecieron las miradas de Rosita y la Gorda, me acordé del amontonamiento de los clientes, de la cantidad de panaderos saliendo en sus bicicletas.
Me sacaron del trance los ojos de las inspectoras que me miraban como diciendo: “De vos depende”.
Cuando puse en la puerta la faja de clausura, tenía un nudo en la garganta.


Marcelo Roqués


viernes, 13 de marzo de 2009

Bodas de Oro

El próximo lunes 23 de marzo son las "Bodas de Oro" del Jardín de Infantes Nro 901 "Walt Disney" de Gral Guido.
¿Que podemos regalarle a un Jardín de infantes desde este almacén de recuerdos?… ¡¡eso, un recuerdo!!
Y que mejor que el recuerdo sea un dibujo que tenga que ver otro gran artista del dibujo, valga la redundancia.
Ya que hablamos de Disney es propio recordar a nuestro Molina Campos (1891-1959) autor del dibujo.


Molina Campos trabajó con Disney en los EEUU en versiones caricaturescas de la pampa argentina. Los dibujos de Walt Disney no pierden vigencia, los de Molina Campos tampoco, siempre nos devuelven la sonrisa, conmemoran la alegría, nos recuerdan que “Los adultos somos sólo niños crecidos” W. Disney ¡Feliz Cumple Jardín 901!

miércoles, 11 de marzo de 2009

... los caminos conducen a Dolores

Hace varios días recibí un e-mail que decía: "De casualidad entre a tu blog "El Pueblo que heredé", mi familia materna es de apellido Madrid (…) muchas gracias, espero su respuesta."
Ni falta hace que les cuente, le escribí resumiendo lo poco que conozco de nuestra historia familiar y Cristian, así se llama este nuevo amigo y por qué no pariente Respondió:
"Es muy probable que seamos familiares entonces porque mis bisabuelos y tatarabuelo eran oriundos de Dolores y después se fueron a vivir a la zona de Verónica, Punta Indio, estaban en la estancia "Luis chico" (hay una milonga de Hector del Valle llamada: "La cancha del vigilante" que habla de eso y de Felipe Madrid, mi bisabuelo), yo vivo en en Bavio, es un pueblito cercano a La Plata, a 40 Km., tengo 21 años… mi bisabuelo Felipe Madrid y mi bisabuela Ángela Peluso."
Qué me quedaba por hacer… ¡¡¡Correcto!!! buscar la letra de la milonga, no fue nada fácil… pero mis “aladas” casualidades ayudaron, y hoy, que la lluvia me tiene encerada, al colocar en el buscador La cancha del vigilante de Héctor del Valle. ¡Apareció! Aquí está

Por Punta Indio una orilla, prolija se apisono
La cancha que se trazo alizada de conchilla
Ahí la gente de golilla y de apostadores puebleros
Carreristas verdaderos caían a doblar las latas
Jugando todo a las patas de los buenos parejeros.
Haciendo al río un afronte, contra “Luis Chico” a un rincón
Se hizo la marcación, junto a la vera del monte
Nadie se fue en un apronte sobre la apuesta constante
Y allí en la pista brillante, la yegua mas parejera
Bajo a hacer una carrera al puesto del vigilante.
Bajo de unos tabaneros, una cantina tablón
Reunía gente a montón hablando de parejeros
Entre términos camperos, se apostaba otra carrera
Otro en 200 de afuera buscaba siendo un convite
Otro pedía un desquite a partida o a bandera.
Desde Payro, de Pipinas, de Vieytes y Magdalena
Buscando la plata ajena, andaban las manos finas
Excesivas disciplinas exigían lo apostado
Porque a la gente a rodeado, de jugadores la esencia
Y entre ellos la gran presencia del gaucho don Juan Tirado.
Cuenta la gente campera que DON FELIPE MADRID
Caía a la cancha de allí cómodo en su jardinera
Una yegüita varera traía atada al descuido
Y en cuando algún atrevido en 200 desafiaba
Les copaba la parada y el caso era pan comido.
Gervasio Barrios, “El sapo”, y “El riojano” de Verónica
Armaron la frase armónica pintoresca que destaco
En estos versos no escapo de la historia verdadera
En los 300 de afuera dieron usuras fatales
Tenían dos yeguas iguales y trampearon la carrera.
Y entro en la depositada el viejo Chanfle ahí nomás
Carrerista tan capaz cayó manso en la volteada
Su caballo no hizo nada, mas de uno lloro sus penas
“El sapo” a viveza plena, de pesos se hizo una troja
Le mostró la yegua floja y le gano con la buena.
Corrieron ahí haciendo arte, con el cuadrero mas brioso
Montando Floro Reinoso, y entre otros “Pelacho” Iriarte
También como un estandarte mi canto quiere cantar
Nombrando al que supo entrar a la cancha muy gallardo
Al gran tordillo de Pardo, y al moro de “El turco” Chard.
Ernesto Landa refleja, jugándose a su alazán
Y apostando a su tarzán, Lertola también festeja
Guliermo con “La coneja”, Pueblas con su colorada
La bandera preparada hizo flamear Justino Arce
Cuando llego a complicarse una dudosa largada.
Vieja cancha de cuadreras, donde apostó el jugador
La plata del tirador de cien jornadas enteras
Las carreras más ligeras, se iluminaron de fé
También la suerte de pie, pinto a un ganador de gloria
Pero todo es una historia de un tiempo que ya se fue.
La Cancha del vigilante de Héctor del Valle
http://milongascamperas.blogspot.com/

jueves, 5 de marzo de 2009

"la fotito"

Hay textos que son mágicos, que no se olvidan, que están ahí, sosteniendo recuerdos. Eso me sucede con:

Desmiento de Nira Etchenique
Abuela, no les creas.
Es posible que vengan a decirte
que olvidé las plantas de tu patio,
que ya no tiemblo de miedo en los zaguanes,
y ni siquiera canto.
También levantarán la sombra
de algún amor que anduve asesinando,
en esos tiempos de naufragios galerías,
y sótanos y oscuridad. Y basta.
Insistirán diciendo que he crecido,
que no reparto a ciegas la sonrisa,
que tengo un juicio claro de las cosas,
un estatuto de vivir a plazos,
y tantos otros modos positivos.
No les creas, abuela,
no he perdido mis salvajes costumbres,
sigo amando el fantasmal perfil de los otoños,
los eclipses en marzo,
la encendida tierra que engendró tu muerte,
y el áspero color de los limones.
Suelo llorar porque sí,
porque me duele regresar entre mendigos por las noches,
envenenada de perros y en silencio.
Además me sigo enamorando.
En síntesis, abuela, no he cambiado,
sólo la soledad un poco más madura,
y una violencia nueva y la tristeza.
Pero vos sabés, abuela, corresponde.


Más de Nira Etchenique
http://www.revistasudestada.com.ar/web06/article.php3?id_article=14

La primera vez que leí, a Nira, fue hace muchos años, una tarde de marzo como ésta de hoy, en un diario que alguien dejo olvidado sobre un asiento del tren que me regresaba a Banfield, mientras leía repasé el patio, las plantas del pequeño departamentito que durante algunos años habían ocupado mis tíos. Instintivamente, cuando el tren se detuvo en la estación. tome el diario para mostrarle la poesía a tía María. Cuando llegue a casa había olor a tostadas, mi papá era el especialista en hacer tostadas, pero los mates se tomaban en el departamento Nº 2, pasillo al fondo, la casa de los tíos.
Entre mate y mate conte lo que me había pasado -el recuerdo del patio de Palacios- Entonces, María, sin pereza alguna, fue en busca de las cajas repletas de fotos, y las volcó sobre la mesa, revolvió, revolví, revolvimos hasta encontrar "la fotito", y me la dio, desde entonces está conmigo, es una foto especial, mágica, tiene el olor de las tostadas con manteca, ecos de voces antiguas, la risa de Tuly... y puede en el momento menos esperado darme ese empujón, sacarme al patio y confirmarme que aún “no he perdido mis salvajes costumbres”






martes, 3 de marzo de 2009

Pasando Revista

Llego El Amigo de Marzo; la Revista electrónica de los Amigos del Museo Kakel Huincul de Maipú.
En este Número: Trabajos e investigaciones: Don Enrique Sundblad, primer Juez de Paz de Monsalvo investigación El Amigo
Galeras y Mensajerías en el Partido de Maipú (segunda parte) Por Juan P. Caputto -
Reseña de vendedores ambulantes que venían. Por Carlos Santarone.
Cuentos Seleccionados; Abismundo - Monólogo del Fuego Por María Noelia Ibáñez
La Ronda Por Luis Odescalchi.
Todo lo que escriben sus lectores: ver
¡¡¡IMPERDIBLE!!!
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).