martes, 23 de marzo de 2010

Alcanzaba con hojear


Estos libritos y fascículos llegaban a la puerta de nuestra casa, en la canasta que colgaba de manubrio de la bicicleta del diariero. El Pibe o el Negro, dependía de quien lo nombrara, puntualmente nos acercaba los cuadernillos de Centro Editor de América Latina, el sello que fundara Boris Spivacow. La historia documental del siglo XX SIGLOMUNDO con las voces de los Estadistas, la música de Debussy, pinturas de Monet, Renoir, Gauguin, Van Gogh… El origen del movimiento obrero, La iglesia y la cuestión social, La literatura en el umbral del siglo por nombrar algunas de esas entregas que nos movían a pensar.

Alcanzaba con hojear para entusiasmarnos con su lectura.

Un millón y medio de estos textos ardieron en un baldío de Sarandí en 1978 el fuego no alcanzo a nuestra memoria pero como lo expresara Aníbal Ford “Esa hoguera de libros argentinos provocó un vacío, un hueco, en la transmisión y en la construcción cultural que todavía no ha sido reparado”.


“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).