-Esta es una cactácea dijo la profe levantándola para que toda la clase pudiera apreciarla, fue hasta el pizarrón y escribio Epiphyllun, este es su nombre, su floración sólo puede apreciarse una sola noche. Suelen pasar años sin florecer, agregó, pero cuando lo hacen el espectáculo es deslumbrante. Siguió hablando sobre el cuidado que debíamos tener con
No dude un segundo, le había gustado mi planta especial…se la regalo profesora dije, mi tía las hace.
-Las cultiva, me corrigió. Eso, las cultiva, tiene un montón de tarritos como este. La profesora me agradeció y marchó con su Epiphyllun.
Por la tarde cuando tía María llego a casa le dí clase de botánica. En un papelito ella “apuntó” - como le gustaba decir- el nombre científico de
-¿Y con la plantita que hiciste? Preguntó tía.
- Se la regale a la profesora.
- Muy bien hecho, hay que compartir.
Ninguna vez (en vida de tía María) pude ver esas flores abiertas, siempre pasaba algo, advertía los capullos pero cuando llegaba el momento
Desde hace varios años, heredé la planta madre, la tengo a la vista y algún hijuelo en maceta. Su último domicilio es un rincón del jardín donde recibe el sol de la mañana y la planta de paraíso le da sombra al medio día, parece que el sector le gusta porque no para de dar flores. Por las noches puedo verlas desde la ventana, desplegarse a la luz de la luna. Son realmente espléndidas. Aquí está la prueba. Esta es la flor del Epi de tía, que deslumbra todavía.