sábado, 9 de enero de 2010

De la Revista Amigos del Museo Kakel Huinkul

JOSÉ LUIS MOLINA, CAPATAZ DE MIRAFLORES


El capataz de Miraflores, José Luis Molina, al ver salir a Ramos Mexía, su patrón, con rumbo a la Guardia de Kakel a presentarse, empezó a sospechar que algo raro pasaba y mantuvo alerta a la peonada, hasta que al fin llega el capitán Ramón Lara con orden de allanar la estancia. Molina huye y se refugia en las tolderías de los pampas. Decide vengar al patrón, su mas querido huinca entre los pampas. En un mes u medio reune mil quinientos lanceros con sed de venganza, destruye el Puesto de Kakel y Dolores apropiándose de varias familias, entre ellas la del capitán Lara, fundador de la ciudad y viejo conocido de Molina. Dos meses después repiten la misma operación en Pergamino.
En 1825 se escapa de la indiada y se presenta en el Puesto de Kakel pidiendo su perdón, el cual es concedido por las autoridades militares. Lo esperan su caballo, su equipaje, lazo, facón, naranjero y boleadoras. Cabalga hacia el sur, nadie asiste a su partida, su cara de bravo tostada al sol de los desiertos, es acariciada por su poncho pampa.
En el año 1826, Bernardino Rivadavia es designado presidente de la República, el momento es difícil, Brasil ha declarado la guerra bloqueando el Río de La Plata. Los imperialistas quieren aprovechar el momento, desean tomar Buenos Aires y adueñarse para siempre del Río de la Plata. Eligen a Carmen de Patagones, al sur de la provincia de Buenos Aires como lugar ideal para iniciar el bloqueo.A fines de 1827 aparece ante la desembocadura de Río Negro una poderosa escuadra brasileña que se compone de dos corbetas, "Duquesa de Goyac" e "Itaparicá"; un bergantín, "Escudeiro" y la goleta "Costanza",Entre las cuatro naves superan un armamento de cincuenta cañones
Carmen de Patagones era en ese entonces, un pequeño pueblito, a cinco leguas de la desembocadura de Río Negro, con poco menos de quinientos habitantes, casi ignorado. El caserío es muy pobre, con varios ranchos abandonados, la edificación mas importante es un compacto edificio de piedra aunque bastante deteriorado, llamado "El Fuerte". Gobernaba en esa época el coronel Martín Lacarra.
Las fuerzas imperialistas con seiscientos cincuenta y cuatro hombres, estaban al mando de James Shepherd.Los soldados estaban equipados con armamentos modernos. Es lógico que el éxito debía coronar su esfuerzo.El gobernador Martín Lacarra. Reforzó una improvisada artillería. El 28 de febrero los brasileños empiezan el operativo internándose en el Río Negro.
Mientras tanto, en Patagones, la población se prestaba a resistir el ataque a pesar de la notable diferencia de fuerzas y armamentos.José Molina con veintitrés gauchos, observa los movimientos del enemigo, están esperando jugarse en esta desigual contienda, pero esta vez lo harán por la Patria.
El 6 de marzo Shepherd ordena el desembarco a 15 kilómetros de Carmen de Patagones y se pone al frente de cuatrocientos hombres.Los gauchos de Molina no les pierden pisada, Usando un ardid, consigue que uno de los gauchos guíe a los brasileños. El baqueano cumple con las instrucciones de Molina, y lo interna tierra adentro, caminando casi toda la noche, Molina se apodera de los botes de desembarco y los destruyeCon las primeras luces del día Shepherd llega al Cerro de las Caballadas desde donde se domina la población. La artillería y la fusilería de los pobladores comienzan su ataque desde todos los ángulos. Los imperialistas cansados y hambrientos se encuentran sorprendidos. Uno de los primeros disparos dio muerte a Shepherd.
El gaucho Molina, ex capataz de Miraflores, aprovechando el desconcierto de los invasores, con sus veintidós jinetes criollos se dispersan en forma circular, buscando la dirección del viento, prendiendo fuego a los pajonales. Un aro de fuego acorrala a los brasileños. El cuadro es dantesco, deben rendirse, irremediablemente. Los gauchos contemplan su obra, su estrategia criolla ha superado a la técnica de tropas disciplinadas. Se logran en esta acción trescientos dieciséis prisioneros - diez oficiales y trescientos seis soldados.-Carmen de Patagones escribe así una de las páginas más importantes de nuestra historia. José Luis Molina ha quedado ha la sombra del olvido, hombre discutido par algunos, un bandido para otros, pero para los mas un gaucho bueno y valiente, un producto de medio ambiente de su época, con algo de Martín Fierro…




Bibliografía; Romay - M. Scenna. D. Santillán y Hernán Baulato
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).