“La Envidia no es buena, ni sana, ni conforta” decía mi abuela “Pita”, cuando alguna vecina al pasar, frente a la enorme planta de Jazmín del cabo que perfumaba la vereda de su casa en la calle Viamonte, en Banfield, a mediados de diciembre cuando cientos de pimpollos se abrían como rosetas de maíz, la saludaba con el consabido ¡Buenos días Doña Mercedes, que sana envidia sus jazmines! "La Pita", entonces, dejaba la escoba, el balde cargando agua y orgullosamente cortaba con suavidad los cabitos de dos o tres jazmines y se los obsequiaba con esa frase “La envidia, no es buena, ni sana, ni conforta”
Yo acabo de sentir algo parecido a la envidia frente a esta página http://www.tedinuriburu.com.ar/ que los invito a visitar. Pero por suerte, tengo una plantita de aquel viejo Jazmin que aún, sin flores, me recuerda que La envidia, no es buena, ni es sana, ni conforta.
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