II
Le dio otro besito al frasco
y ya azunbao por la tranca,
manotio su barba blanca
y sacudiendo las clinas
dentro a recordar las chinas
que había levantado en ancas
Aquí ande me ves, -me dijo-
las tuve a tuitas menas:
alazanas y morenas,
querendonas y bagualas,…
Los disgustos de las malas
me los pagaron las güenas.
Por ellas donde he llegado
hice rayar las lloronas,
y les cante en las bordonas
las causas de mis tormentos…
De galopiar contra el viento
se me han ladiao las caronas.
Pero aquel tiempo paso,
y ya viejo y cascarudo
como lomo de peludo
que anda escarbando en la arena
Solo me queda la pena
de haberme gastado al ñudo
Sin enbargo te he de señalar
pa asigurar tu confianza,
y si de oirme no se cansa
tu atención, precuraré
darte um resuello de fe
a no voltear tu esperamza
Las mujeres se parecen
lo mesmo que las estrellas
pero, en hallándose ente ellas
la prienda de nuestro amor,
siempre será la mejor
y más bella entre las bellas.
Mas no te fiés sin enbargo,
aunque te digan: Te quiero
debes probarle primero
la firmeza en sus deberes…
palabras de las mujeres
son palabras de pulpero
Aplicada al disimulo
nadie sabe lo que siente,
y la mentira en su mente
puede más que la verdá:
se afirma en su falsedá
y es la verdá la que miente
Por eso nunca trates
de escarbar en la maraña
y si una duda te araña
dejála sin aclarar
porque más vale dudar
que conocer que te engaña.
Ansí es la mujer mirada
del derecho y del revés;
pero si vos la querés
no hagás caso de este viejo
y ráite de mi consejo
aunque lo llores dispués.
Una sóla es esta vida
Y aunque es una la verdá
a veces la falsedad
contra ella mesma se empaca
y es triste matar la vaca
de nuestra felicidá
III
Le dio otro beso al porrón
hasta dejarlo tecleando;
y quedo como buscando
un recuerdo en la mollera
Volvió a manotear la pera
y ansí le siguió pegando:
Yo también quise entre tantas
a una china con tiernura,
y sentí tal amargura
el día que se me jué,
que a dos brazadas llegue
del corral a la locura.
Como es posible canejo,
-dije al probar su mudanza-
que haiga burlao mi confianza
sin darme tiempo a pensar?
y ya emprencipié a chairar
el fierro de la venganza.
Yo te he de encontrar a tiro
pa raboniarte la trenza
y has de pagar mi vergüenza
con la tuya ¡La gransiete!
Encerrado en ese brete
naide sabe lo que piensa
Pero Dios que es trenzador
que sabe trenzar muy fino
la ladio de mi camino
pa evitar el encontron…
¡Bien haiga tu protección
boyero de mi destino!
Tranco a tranco y sin pensarlo
templé mi propio sonido
hasta que ya de perdido
dentó el querer aflojar,
y me largue a galopiar
por los campos del olvido.
Por eso ensisto, cachorro
y aguantá que me denbande;
nunca dejes que te mande
el entripado del rencor
será muy grande el amor
pero el olvido es más grande
Pensá pues projundamente
y no lo tomés a broma
que por mucho que nos coma
esa peste endemoniada
la venganza más honrada
es la que nunca se toma.
Le dio otro besito al frasco
y ya azunbao por la tranca,
manotio su barba blanca
y sacudiendo las clinas
dentro a recordar las chinas
que había levantado en ancas
Aquí ande me ves, -me dijo-
las tuve a tuitas menas:
alazanas y morenas,
querendonas y bagualas,…
Los disgustos de las malas
me los pagaron las güenas.
Por ellas donde he llegado
hice rayar las lloronas,
y les cante en las bordonas
las causas de mis tormentos…
De galopiar contra el viento
se me han ladiao las caronas.
Pero aquel tiempo paso,
y ya viejo y cascarudo
como lomo de peludo
que anda escarbando en la arena
Solo me queda la pena
de haberme gastado al ñudo
Sin enbargo te he de señalar
pa asigurar tu confianza,
y si de oirme no se cansa
tu atención, precuraré
darte um resuello de fe
a no voltear tu esperamza
Las mujeres se parecen
lo mesmo que las estrellas
pero, en hallándose ente ellas
la prienda de nuestro amor,
siempre será la mejor
y más bella entre las bellas.
Mas no te fiés sin enbargo,
aunque te digan: Te quiero
debes probarle primero
la firmeza en sus deberes…
palabras de las mujeres
son palabras de pulpero
Aplicada al disimulo
nadie sabe lo que siente,
y la mentira en su mente
puede más que la verdá:
se afirma en su falsedá
y es la verdá la que miente
Por eso nunca trates
de escarbar en la maraña
y si una duda te araña
dejála sin aclarar
porque más vale dudar
que conocer que te engaña.
Ansí es la mujer mirada
del derecho y del revés;
pero si vos la querés
no hagás caso de este viejo
y ráite de mi consejo
aunque lo llores dispués.
Una sóla es esta vida
Y aunque es una la verdá
a veces la falsedad
contra ella mesma se empaca
y es triste matar la vaca
de nuestra felicidá
III
Le dio otro beso al porrón
hasta dejarlo tecleando;
y quedo como buscando
un recuerdo en la mollera
Volvió a manotear la pera
y ansí le siguió pegando:
Yo también quise entre tantas
a una china con tiernura,
y sentí tal amargura
el día que se me jué,
que a dos brazadas llegue
del corral a la locura.
Como es posible canejo,
-dije al probar su mudanza-
que haiga burlao mi confianza
sin darme tiempo a pensar?
y ya emprencipié a chairar
el fierro de la venganza.
Yo te he de encontrar a tiro
pa raboniarte la trenza
y has de pagar mi vergüenza
con la tuya ¡La gransiete!
Encerrado en ese brete
naide sabe lo que piensa
Pero Dios que es trenzador
que sabe trenzar muy fino
la ladio de mi camino
pa evitar el encontron…
¡Bien haiga tu protección
boyero de mi destino!
Tranco a tranco y sin pensarlo
templé mi propio sonido
hasta que ya de perdido
dentó el querer aflojar,
y me largue a galopiar
por los campos del olvido.
Por eso ensisto, cachorro
y aguantá que me denbande;
nunca dejes que te mande
el entripado del rencor
será muy grande el amor
pero el olvido es más grande
Pensá pues projundamente
y no lo tomés a broma
que por mucho que nos coma
esa peste endemoniada
la venganza más honrada
es la que nunca se toma.
La Biblia Gaucha de Alberto Vacarrezza 1936 una joyita!