sábado, 17 de noviembre de 2007

El primer Bonsái

¿Qué tiene que ver un bonsái con Gral. Guido? Mucho, ya van a saber por que…
Una tarde sobre fines del otoño apareció mi madre (Mercedes, Mecha, Mechita, Mechuda, Mema) con una plantita de ombú, ¡es un Bonsái! exclamó, me lo regalaron… ¿te gusta?. ¿Es hermosa, verdad? Preguntaba y se respondía, embelezada, sin perder de vista la plantita… la mire y supe de inmediato que mas temprano que tarde debería hacerme cargo del “engendro” y fue así, moribundo, ya sin hojas, vino a ocupar un lugar en el alféizar de la ventana, de mi cocina, con las recomendaciones de lo que debía hacer, y que ella, mi madre, por supuesto, no había hecho.
Hasta aquí nada que no pertenezca a la rutina de esta casa. Pasaron los días y apareció Mechita con un líquido, verdoso, que, según sus palabras, me enviaba una de sus amigas, del Centro de Jubilados donde pasa las tardes ocupada en múltiples actividades. Esto es para que riegues el Bonsái, ordenó, ¿me oíste?... tenes que tener paciencia, cuando llegue la primavera la planta va a mejorar, vos regala con esto, cada quince días y tene paciencia, "esto de cuidar bonsái" requiere paciencia repitió Merceditas, con solvencia, frente a la ventana, donde imperturbable, esperaba el ombú, ser recuperado.

Paciencia dije y seguí en lo mió. Un mes después Mema regresó con otra macetita, cuatro pequeñas hojitas muy verdes, asomaban tímidamente y ella, ¡por suerte!, me explicó que se trataba de una mandarina, que me la enviaba otra de sus amigas, con una serie de recomendaciones… ¿no es preciosa?
Paciencia me dije y seguí en lo mió.
El sábado pasado regresó con otra maceta, esta vez el fenómeno pertenece a lo que supuestamente en un tiempo habrá de convertirse, si es que me acompaña la paciencia, en un brevísimo parral de uva chinche.
Mis mañanas se deslizan, en el vano de la ventana observando esos "espantajitos", paciencia me digo, mientras preparo el desayuno; paciencia repito mientras reflexiono sobre la necesidad de empezar a leer algo sobre la milenaria técnica de la “naturaleza sobre la bandeja” . Paciencia digo mientras la Txuleta, mi gata haciendo equilibrio pasa entre las miniaturas, y Buboo, nuestro beagle bicolor espera a que "la Varela" salte hacia el patio, para comenzar la carrera diaria por el largo pasillo; pero hoy la Txule Varela se hace rogar mas que de costumbre es que ha descubierto algo… ¡un nuevo arbolito!, es un endeble brote de paraíso, del viejo paraíso que alguna vez hace como treinta y pico de años papá “importó” desde General Guido; sí, fue así, habían ido con Don Abel Cepeda, al campo que alguna vez arrendara el abuelo Bernabé y en ese "volver" él y Rogelio recogieron "unas bolillas de paraíso". Madrid decía que bajo la sombra de esos nobles árboles, ellos jugaban “allá en el campo”, lo cierto es que aquellas semillas brotaron, una en Tandil, la otra aquí en Banfield... apesar de las hormigas que la atacaban, creció cuidada con infinita paciencia por mi padre. Recuerdo las cartas que se cruzaban con tío Rojo, siempre había un párrafo dedicado a las plantitas y su evolución.
Esta foto la envió en 1974 Ana y Carina chiquita, a espalda de tío Rojo, el paraíso creciendo...

¿Qué habrá sido del paraíso de Tandil?... Sin duda bajo su sombra Tío Rojo y tía Tita, matearon en las mañanitas tandileras, mientras esperaban a que los Peccia, Ana yLuis llegaran a comer el asadito...y los nietos, Carina y Pablo, habrán pasado las tardes jugando bajo su sombra, allá en Villa Alduncin. De que los gatos treparon por sus ramas tampoco tengo dudas, gatos, siempre hubo en aquella casa, "Chiquito", "Felipe" ¿Qué habrá sido del paraíso de Tandil?

De éste, doy fe creció sin poda hasta que fue lo suficientemente fuerte para sostener la hamaca de Danii, lo suficientemente frondoso para protegerla con su sombra en los abrasadores veranos mientras disfrutaba en la “pile”. Fue y es nido para los zorzales, atajo para el gaterío vecino que cruza de techo a techo. Son sus florcitas azules, las que sahuman el patio, en primavera; y sus hojas las responsables de obstruir los sumideros. Las bolillas esgrimen el poder de repeler ácaros, perro y gata agradecidos.
El Paraíso del “Tigre”, estuvo y esta allí… y ahora, para no ser menos se acomodó en medio de tanta anomalía, a la sombra del pequeño ombú, para regalarnos esta nueva plantita.
Esta mañana, mientras Buboo y la Txuleta iniciaban la carrera, hacia el jardín, yo, bajo la sombra del noble paraíso puse manos a la obra de componer, con esta paciencia nueva, mi primer Bonsái.
Les dejo unas fotos. Miren... Amparados por fresca sombra del paraíso, ayer nomas... mi papá; Danii, mi hija y Maruca Tolosa, amiga incondicional que los Madrid me heredaron.


El Paraíso hoy, Buboo , en primer plano, la txule varela, se fue de cuadro, ella es "una luz en los trescientos"
Ahora, comprenden cuanto tiene que ver General Guido en mi primer Bonsái. 盆栽

“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).