miércoles, 21 de enero de 2009

Alberto Vacarezza. La Biblia Gaucha. Refranes y Consejos del Viejo Irala

Consejos
I

Por mi cencia y mi concencia
La gente me llama “El Zorro”
y no te ofendas cachorro,
si te advierto en la dentrada
que al hablar, poco me agrada
que nadie me corte el chorro.

Dejáme , pues, redamar
la tinaja de mi cencia,
y escuchame con pacencia
pa madurar mi razón;
a cambio de tu atención
yo te daré mi experiencia

Nací como todo bicho
en sus cuevas o pajales:
las diferencias formales
sólo están en el vivir.
al nacer como al morir
los hombres semos iguales

Trabajar jué mi destino
dende que aprendi a ensillar
me mandaron a boyeriar
y boyeriando mis güeyes
no pude aprender más leyes
que la ley de trabajar-

Pero aunque el trabajo es duro,
pior trabajo es no hacer nada;
por eso en la repechada
nunca afluejo aunque me enferme
Al camarón que se duerme
lo lleva la correntada.

Pensá en Dios pero no creas
en brujos y charlatanes
que viven como haraganes
emponchaos en la penumbra…
No hay más candil que el que alumbra
ni trigo que el que hace panes.

Cuando una pena traidora
te engüelva en su cerrazón
sacá en limpio la razón
que motivó tu tristeza.
Se atajan con la cabeza
los golpes del corazón

No te aflijas por tener
ni envidiés bienes ajenos,
la suerte lleva a los güenos,
pa el rumbo que les conviene.
No es más rico el que más tiene
sinó el que vive con menos.

Cuando de puro atorao
pensés mejorar de puesto,
acordaté siempre de esto
pa sofrenar tu mbición:
al caballo comilón
hay que acortarle el cabresto

Al que te quiere alegar
no le pongas mala cara;
y al que porfiao te toriara,
debes contrariarlo poco:
Siempre hay que correrlo al loco
Pal mismo lao que dispara…

Y no te hagas malos juicios
del hombre que ha rifalao,
que muchos se han desbocao
contra el pobre que cayó
y al tiempo los vide yo
rengueando del mismo lao.

La amistad es trigo maduro
que es necesario emparvar,
y lo que digo al pasar
nunca lo eches al olvido:
amigo que se ha perdido
ya no se vuelve a encontrar.

Mas no te abras demasiado
al que el lomo te palmea
y regalarte desea
sin que nada se lo mande;
cuando la limosna es grande
hasta el santo disconfea.

No te pases de hablador
que hablar mucho es imprudencia;
ande no alcance tu cencia
pegale a la lengua un ñudo…
no hay juez que condene a un mudo
por falta de concencia

El que es pícaro de vicio
y en la bondad no se fía,
si supiera de alegría
del hombre manso y sereno,
tendría que hacerse güeno
tan sólo por picardía.

No le recordés a nadie
los defectos que tuviera;
yo te hablo de esta manera
por las probanzas que tengo
nunca hay que pasarle al rengo
por el lado de la cojera.

Cuando una ocasión siguro
con sus ventajas te tiente,
áhi nomás clavále el diente
y acomodoate a lo perro;
a la ocasión como al fierro
hay que golpearla en caliente.

Si te quisieran llevar
como ciego a la capilla,
no desatés la presilla
y hacéte prudenciador…
la chala se ve mejor
cuando se acaba la trilla.

Buscále la comba ala palo
de esta verdá que te explico
y no estires el hocico
al revoliar de los cobres.
en la salú de los pobres
está la plata del rico.

En las trenzadas a fierro
afirmáte en los garrones,
y no perdás ocasiones
de ventajearlo al más pillo,
con un ojo en el cuchillo
y el otro en las intenciones.

Nadie se debe acostar
sin aprender cosa nueva,
y si querés una prueba
es esta que aquí tenés:
ricordá a quien le debes
mucho más que a quien te deba.

Al que sabe andar derecho
no se le tuerce el arao
y ñandú que uno ha boliao,
otro lo despluma luego…
al zonzo cambiále el juego
y al vivo bacélo a un costao.

Todas las mañas están
en esconder los reveses;
por cuidar tus intereses
no descuides la manija…
al que estira la cubija
se le destapan los pieses

No pidás a quien vivió
en la complacencia ajena,
ni te amilane la pena
de andar apurao de chala
cuando más se anda en la mala
más se acerca uno a la güena.

Alberto Vacarezza
Consejos del Viejo Irala

Continuará
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).