Años más tarde, de que Bradbury escribiera este cuento, un meteorólogo, inglés, llamado Lorenz, motivado por las alteraciones climáticas (ya habían comenzado los problemas) como otros científicos de la década del 60, se abocó a la tarea de estudiar el fenómeno utilizando el sistema de ecuaciones diferenciales, y obtuvo una figura conocida como “Atractor de Lorenz”, similar a una mariposa, ¿me siguen?... parece que estaba apurado Mr. Lorenz y para ahorrar tiempo, quitó tres decimales de los seis que debía utilizar al ingresar los datos a la computadora, ¡síííí!, ya había computadoras y cuando menos lo esperaba apareció el caos… es muy complejo, el asunto , así que lo dejamos acá, así comienza la teoría del caos, o el famoso “El efecto mariposa”
¿Por qué les cuento esto?, Por que “alguien” me hizo llegar vía e-mail, esto tan lindo, que quiero compartir con ustedes "Efecto Mariposa"
“Algo tan insignificante como el aleteo de una mariposa puede desencadenar un huracán en el otro extremo del mundo”
...tú que estas ahí, leyendo esto Trata de recordar acontecimientos importantes de tu vida, e imagina cómo sería si hubieses actuado diferente en esas situaciones, si otras personas a las que conoces hubiesen hecho esto mismo. Imagina tu vida tomando rumbos diferentes... Imagina cómo sería el mundo de bello, si millones de personas, muchos años atrás hubiesen actuado de otra manera. Pero sobre todo, trata de imaginar cómo serán las cosas dentro de algún tiempo si no empezamos a actuar de forma muy diferente a cómo lo hacemos, desde ya mismo.
Y de verdad quieren saber ¿por qué recordé a Bradbury, cuando encontré “La Mariposa” en mi correo? Porqué cada vez que abro la casilla y no encuentro Noticias de Guido, como pasó hoy, pienso, mientras releo el mensaje, que tal vez, en mi recorrida por el pasado, he cometido el error de los cazadores del cuento, ¿quién sabe?, acaso, sin querer, maté la mariposa y por eso, a pesar de estar en el mismo lugar, todo, hoy parece tan distinto.
Pero bueno... sigo en el camino, al trotecito nomás, porque como decían los viejos “más vale trote que dure, que galope que canse”