viernes, 3 de agosto de 2007

¡Que las hay...las hay!

Es cierto, no existen "las casualidades", pero que las hay… las hay. Hoy como todos los días me acomodo frente a la compu., abro mi correo, paso por La Gallineta y vuelvo a lo mío... ¿lo mío?, Bueno sí, revisar papeles, mirar fotos, hacer memoria, en estos últimos meses se ha vuelto "lo mío", en eso estaba, cuando vaya una a saber por qué, escribo en el buscador Vivir en Guido, y voy en busca de mi taza de té, cuando regreso, en la pantalla había una foto de la plaza, ¡estaba en Guido! No lo podía creer, fui y vine con el cursor, cliquee en entradas antiguas y seguí encontrando sorpresas ¡el blog de la Escuela de Fútbol Infantil Héctor Barragán!, y rápidamente les deje a ambos mi comentario ¡Los encontré! Dije: como si los estuviera librando, en un juego de escondidas. Estoy tan contenta que ya le envié mail a Vivir en Guido a efihb, sólo un comentario, no aparece en la página el correo electrónico, o yo (chambona vieja, “vieja chambona”¡¡Jamás!!) no se buscar, a ambos, los incluí en nuestra lista para que los lean.
¿Por qué no se contactaron conmigo?, ¿Por qué, Juliana Martinez, no me dijiste que los chicos tenían este sitio? ¿Por qué?… Ya no importa, estamos en contacto y esto es lo que vale. Y estoy segura que hay más jugando a las escondidas, será cuestión de volver al buscador… pero será mañana, hoy comienza el apertura Banfield juega con Estudiantes, yo vivo a 150 metros del remodelado Florencio Sola, el estadio, la cancha, el campo, las instalaciones del Taladro y tengo que salir a hacer unas compritas para la cena, antes de que comiencen a llegar los pincha.

Chaucito y no se olviden que los voy a estar esperando.
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).