jueves, 16 de agosto de 2007

Nuestra Señora de la Merced, Patrona de Nuestro Pueblo

Encontré esta estampita, muy antigua, por cierto, y recordando aquello de "las estampitas no se rompen, ni se tiran", aquí se las dejo. Es probable que no la reconozcan por que estamos acostumbrados a verla “Generala del Ejército”, pero es ella "Nuestra Patrona".
Esta estampita, contaba mi tía, había pertenecido a su abuela materna Damiana Cabello de Algañaraz, que vivió y murió en General Guido, la estampita ha acompañado a nuestra familia desde entonces.
El 24 de septiembre, como lo hacen en España, en Italia, en Francia, en Perú, en República Dominicana y en tantos otros lugares de América latina. En General Guido, también festejamos a Nuestra Señora de la Merced. Este 24 de septiembre les propongo sacar muchas fotos y subirlas a los blogs, que ahora sí tenemos, para compartir con otros "Mercedarios" y agradecer así las gracias recibidas.
Mientras tanto recordemos que:
En los últimos siglos de la Edad Media, parte de España estaba en poder de los árabes. En el Mediterráneo, los corsarios atacaban a los barcos que desembarcaban en las costas y se llevaban cautivos a muchos. La esclavitud era entonces, una calamidad terrible de la humanidad. De cuando en cuando surgían almas generosas y se ponían a actuar. San Pedro Nolasco, de Barcelona, llamado el Cónsul de la Libertad. Fue una de esas almas, Rogaba insistentemente a la Virgen María y se preguntaba cómo poner remedio a tan triste situación. Vendió cuanto tenía y empezó la compra y rescate de cautivos. La noche del 10 de agosto de 1218, estando Nolasco en oración, se le apareció la Virgen María, le animó en sus intentos y le transmitió el mandato de fundar la Orden Religiosa de la Merced para redención de cautivos. Pocos días después, Nolasco, ayudado por D. Jaime el Conquistador y el consejero real San Raimundo de Peñafort, cumplía el mandato. Los mercedarios se comprometían con un cuarto voto: quedarse como rehenes, si fuera necesario, para liberar a otros más débiles en la fe. De este modo, a través de los miembros de la Nueva Orden, la Virgen María, Madre y Corredentora, Medianera de todas las gracias, aliviaría a sus hijos cautivos y daría la merced de su favor. La Virgen María será invocada desde ahora en la advocación de la Merced, Santa María de las Mercedes, indicando así la abundancia incontable de sus gracias. Bajo la protección de la Virgen de la Merced, los frailes mercedarios realizaron una labor ingente. Ingentes fueron también los sufrimientos de San Pedro Nolasco, San Ramón Nonato y San Pedro Armengol. Y no faltaron mártires como San Serapio, San Pedro Pascual y otros muchos. El culto a Nuestra Señora de la Merced se extendió muy pronto por Cataluña y por toda España, por Francia y por Italia, a partir del siglo XIII. El año 1265 aparecieron las primeras monjas mercedarias. Los mercedarios estuvieron entre los primeros misioneros de América. Barcelona se gloria de haber sido escogida por la Virgen de la Merced como lugar de su aparición y la tiene por celestial patrona. "¡Princesa de Barcelona, protege nuestra ciudad!".
La devoción a Nuestra Señora de la Merced es una de las más antiguas en nuestro país. Con Pedro de Mendoza llegaron los primeros mercedarios. También lo hicieron acompañando a la corriente colonizadora que ingresó por el norte. Tucumán, fue fundada por don Diego de Villarroel en 1565, pero el día de Nuestra Señora de las Mercedes de 1685 fue trasladada al sitio actual. Por los muchos favores que la Virgen de las Mercedes dispensó a los tucumanos, el Cabildo en 1687 la nombró Patrona y Abogada de la ciudad. A ella le acreditan la victoria argentina en la batalla de Tucumán del 24 de septiembre de 1812. En ella se decidió la suerte de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Los españoles eran unos tres mil y los argentinos apenas mil ochocientos., el general Belgrano, puso su confianza en Dios y en Nuestra Señora de las Mercedes, a quien eligió por Patrona de su Ejército.
El 24 de septiembre de 1812, El ejército argentino obtuvo la victoria. En el parte que transmitió al Gobierno, Belgrano hizo resaltar que la victoria se obtuvo el día de Nuestra Señora de las Mercedes, bajo cuya protección se habían puesto las tropas. El parte dice textualmente: 'La patria puede gloriarse de la completa victoria que han tenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes bajo cuya protección nos pusimos ". El general Belgrano puso en manos de la imagen de la Virgen su bastón de mando. La entrega se efectuó durante una solemne procesión con todo el ejército, que terminó en el Campo de las Carreras, donde se había librado la batalla. Las religiosas de Buenos Aires, al tener conocimiento de estos actos de devoción, remitieron a Belgrano cuatro mil escapularios de la Virgen de la Merced para que los distribuyera a las tropas. Antes de partir rumbo a Salta, el batallón de Tucumán se congregó frente al atrio del templo de Merced, donde fueron entregados los escapularios, Tanto los jefes como oficiales y tropas los colocaron sobre sus uniformes. El 20 de febrero de 1813 los argentinos que buscaban su independencia se enfrentaron nuevamente con los españoles en Salta. Antes de entrar en combate, Belgrano recordó a sus tropas el poder y valimiento de María Santísima y les exhortó a poner en Ella su confianza. De las cinco banderas que cayeron en poder de Belgrano, una la destinó a la Virgen de las Mercedes de Tucumán, dos a la Virgen de Luján y dos a la Catedral de Buenos Aires. A partir del año 1812, el culto a Nuestra Señora de las Mercedes adquiere una gran solemnidad y popularidad. En 1813, el Cabildo de Tucumán pide al gobierno eclesiástico la declaración del vice patronato de Ntra. Sra. de las Mercedes "que se venera en la Iglesia de su religión" y ordena de su parte que los poderes públicos celebren anualmente su fiesta el 24 de septiembre. El 4 de septiembre de 1813 la Autoridad Eclesiástica, por Decreto especial, declara festivo en homenaje de la Virgen el 24 de septiembre. La imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Tucumán fue coronada solemnemente, en nombre del Papa San Pio X, en 1912, al cumplirse el centenario de la batalla y victoria de Tucumán. Siempre es bueno refrescar la memoria.

Allí tenemos Nuestra Iglesia remozada, ¡gracias! al Padre Manolo Castiñeira y a todos los feligreses que colaboran, para que ese edificio que sufrió allá por 1918 la caida de la torre del campanario, que fuera restaurada con la colaboracion del pueblo todo hacia 1920, que asistio silente a los cambios impuestos en la década del 60, nos cobije hoy como ayer bajo la dulce mirada de nuestra Madre amantisima.
¡Gracias! como decían las abuelas a Nuestra Señora por las innumerables Mercedes… “Virgen y Madre, consuelo nuestro, gracias por iluminar siempre nuestro camino”
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).