sábado, 13 de septiembre de 2008

Muy bolacero el hombre!

Era una mañana fria en General Guido, hace muchos años...
Había helado fiero y los campos blanqueaban hasta donde la vista alcanzaba a mostrarlos, un humito tenue se levantaba antes del primer rayito de sol.
Don Bernabé Madrid se alistaba a llevar un lote de novillos los cuales serían dirigidos a un embarque.
Hasta los gorriones de la mañana, recien despertados por los primeros albores, parecían congelados en las varillas de los alambrados, el hornero porteaba en su casita antes de decidir su primer vuelo.
Nadie hablaba entonces de sensación térmica, pero asegura el memorioso que me contó esta anécdota que don Bernabé hubiera apostado a que hacían como diez grados bajo cero.
La helada no aflojaba y había que salir por el camino, pero algo ocurrió...
Don Bernabé contó que era tan intensa la helada que, ante su sorpresa, el cable del telégrafo, que por supuesto estaba congelado, se cortó, quizá por el peso de semejante escarcha y al cortarse y castigar en el suelo de un latigazo, escribió raudamente: embarque suspendido
Según Guebara, dice que don Bernabé había dicho cuando terminó de contarle lo sucedido:
- No vas a creer que estoy macaneando- y le pegó en el hombro.
Y pensó para sus adentros: - Bolazo seguro!
De la memoria y los recuerdos de don Humberto Guebara
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).