viernes, 5 de septiembre de 2008

"Todo se queda a esperar


de mi partida el regreso;
Cosas simples,pero es eso
Que no se puede olvidar!
Cosas que siempre han de estar
Con el recuerdo ingeridas,
Cosas que al verlas perdidas
Porque la huella las deja;
¡Cuanto más uno se aleja
Más cerca lloran sentidas!"


“Si Boloqui no hubiera decidido ya la publicación de sus poesías gauchas, de seguro lo habría hostigado para que lo hiciera.” Con esas palabras comienza el Prólogo de “Viento Arriba” que firma en Pila, San Antonio, Febrero 29 de 1940. Don Santiago H Rocca.
Polca E’ Damas.

Taba el baile que ardía! Y, ridepente,
Pa’anunciarnos la pieza, el guitarrero,
Dijo atando un pañuelo al clavijero:
“Polca e’damas”, pa’tuitos los presientes.

Hubo cierto murmuyo entre las mozas
Y enseguida domás, vide a las viejas,
Arrimarse la trompa a las orejas
Pa’decirse en secreto algunas cosas…

Nos paramos los mozos, por si acaso,
Y, ni bien arrancó, la “seguidora”.
Ya puertiaron las chinas como loras
Que las corren del nido a cascotazos!

¡Pucha! A mi me toco una alazancita
Que, altenderle la sarpa en los matambres,
S’hizo un arco lo mesmo que un alambre
Y se vino, golosa, más cerquita!

Dispués vino lo güeno; pa’los “dentres”
Sofrenó l’acordion, y el bastonero,
Dijo haciendole seña a los primeros
“A ver la rilación; ¡Salgan pal frente!”

Y hay domás, un mocito forastero
Que cayó a la oración con la tropiya
Dijo, echando pa´un hombro la goliya,
Del pañuelo bordao con tuito esmero:

“Aqu’istoy pa decirle, güena moza.
Que a diez leguas di aquí, pu el lau de Pila,
Teng’ un rancho sin dueña, ande tranquila
Viviría feliz… si es qu’es gustosa!”

Lo aplaudimos al gaucho y a “la güelta”,
Le habló ansina la moza entusiasmada:
“Yo no sé de rilación, pero… no es nada;
Si me quiere yevar… ¡Estoy risuelta!”

Y otra vez festejamos la ocurrencia,
Pero, al rato dispués, ya no jué broma:
La tropiya, el paisano y la paloma…
‘Se’bian hecho perdiz pa’otra querencia!

Pedro Boloqui
Viento Arriba. 1940 Imprenta “Baltar” de Ferretti Hnos y Cia. Chascomús.
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).