He regresado de Guido, ya habrá tiempo de que les cuente el viaje, ahora voy a transcribir esta carta, para que todos sepan el porque de esta Ermita, que cumple 40 años y desde donde nuestro amado Ceferino Namuncurá nos recibe y nos despide con esa su sonrisa serena.
En algún momento de la lectura encontrarán una foto de la antigua Ermita inaugurada aquel 24 se septiembre de 1968, esa foto pertenece a María Guebara, la que abre esta entrada, una tarjeta que muestra la Ermita en su actual emplazamiento y que mi padre devoto de Ceferino conservaba entre sus papeles.
En algún momento de la lectura encontrarán una foto de la antigua Ermita inaugurada aquel 24 se septiembre de 1968, esa foto pertenece a María Guebara, la que abre esta entrada, una tarjeta que muestra la Ermita en su actual emplazamiento y que mi padre devoto de Ceferino conservaba entre sus papeles.
Conocé más a Ceferino Namuncurá http://ceferino.dbp.org.ar/ceferino/
Buenos aires 30 de noviembre de 2007
Comunicaciones General Guido
Sra. Lily Lorente
Presente
De mi mayor consideración:
Después de 40 años rompo el silencio que me impuse, hasta cuando beatificaran al Bto. Ceferino Namuncurá, y luego esperar que alguien me preguntará: * cual fue el motivo de la actitud de entronizar a Ceferino Namuncurá en la localidad de General Guido, en esa época*
Siempre lo mantuve en secreto, por consejo inicial del Obispado de la Plata y he cumplido mi promesa, alegrándome que el destino la ha puesto a Lily Lorente (persona de mi afecto) para hacerme con seriedad espiritual, la consulta de cuales fueron los motivos privados que impulsaron a que hoy en día, esté Ceferino Namuncurá entre ustedes.
Por primera vez voy a relatar públicamente como fueron aconteciendo las situaciones; eran los años ente 1966 y 1967, tenía treinta y tres años y era Intendente Municipal, y estaba viviendo con mi familia en la “Estancia El Mirador” ; una noche de verano, siendo las dos de la madrugada, siento en la galería de entrada unos golpes en la puerta, ya con todas las luces apagadas, me asusté y salí de la habitación con la linterna a ver quien golpeaba, a través del vidrio de entrada de la misma puerta (mi señora Norma me dijo antes, son murciélagos, que golpean los techos, medio entre sueños); pero igual fui a averiguar, porque por la manera de haber golpeado era una persona.
Me asomé y lo veo al peoncito nuestro Elio Nanuhelquir (hijo de un cacique de la Patagonia) que lo criamos con nosotros y le enseñamos a leer y escribir junto a mis hijas. Abro le pregunto qué quería a esa hora? Que pasaba? Y me responde “Apaga la luz de tu linterna, que la luz de la luna es eterna”, pensé que estaba borracho, porque nunca me tuteaba y la voz sonaba distinta, o imitaba otra voz más suave y pausada con lentitud.
Ante mi bronca por haberme despertado, apague la linterna para increparlo malamente, pero cuando apago casi me desmayo! Porque parecía un farol de Sol de Noche, me quise meter adentro, parecía un chiste de borrachos, de mal gusto por la hora y además ignoraba como lo hacía. Yo estaba como petrificado, no podía moverme. Me asusté mucho. Me vuelve a decir “sentémonos” y automáticamente lo hicimos en las reposeras de la galería. Ya el cuerpo me temblaba nervioso y lo miraba a Elio, pero NO era Elio, era su calco o hermano gemelo de igual parecido, me dice: “no soy el que tu piensas” ; era desesperante porque no sabía quien era esa persona, y cuanto más miedo tiene uno, más se confunde, hasta pensé en esos momentos que era un escapado (fugado) de la cárcel que pasaba caminando por la laguna, y me asusté más. No podía ni hablar ni preguntar. Es terrible la experiencia, cuando se cuenta con total sinceridad el miedo sufrido a algo desconocido.
Me dice: “Te hablaré y graba en tu ser mis palabras”.-
“Serénate, y tranquilízate”, si no olvidaras escuchar y tu propio corazón no sabrá que hacer.
No me conoces ahora, pero muchos sabrán de mi y tu serás el que lo haga” Yo no podía pensar, a medida que escuchaba, más me preguntaba a quien tenía enfrente, si a un loco, o a un indio vestido de mapuche escapado de la cárcel.
Me dice como si leyera mis pensamientos: “Enséñate a escuchar, para descubrir lo que los demás esperarán o esperan de mi, para que encuentren mi generosidad y acogida”.
A medida que entendía esas parábolas,(siendo yo universitario y conociendo otras culturas), me fui serenando y dándome cuenta con extrañeza que la persona que tenía frente de mi no era un inculto, ni un loco, ni un charlatán.
Lo empecé a ver de otra manera, porque estaba hasta conectado mentalmente con él, pero igualmente NO sabía quien era.
Me dice: “Tú has protegido y enseñado sin pedir recompensas a alguien de mi raza” “como a mi me protegieron y me enseñaron muy lejos donde esta el Santo Padre” “me llaman Ceferino Namuncurá y tengo una misión espiritual con los que el tiempo me irán conociendo como tú ahora.”
“Tu eres el jefe (dijo cacique) aquí en este lugar, y hoy quiero pedirte queme ayudes a estar presente con todos” “ Por eso te ruego me liberes de tantas trabas que no me permiten comunicarme bien con los demás” “Ayúdame a descubrir la belleza del dialogo en este pueblo que lo necesita. Ayúdame a dar la alegría de dar y recibir”
Si lo haces en la vejez seguirás dando frutos y estarás frondoso y lleno de vida en la humildad de tu corazón”.
Personalmente a medida que se me iba grabando lo que me hablaba, más me iba asombrando, y me acogió un respeto inmediato por la persona que tenía enfrente a mí, por la profundidad de su dialogo, estaba maravillado.
(Siempre iluminado como un anima de campo o como dije como un Sol de Noche).
Me dice: “va a llegar un momento en que me pedirán ayuda también, como hoy te la pido a ti, y los que lo hagan, sentirán que la carga que están llevando ya no es tan pesada, de alguna manera encontraremos una salida sabremos como enfrentar esa dificultad”.
“Sobre ti, estarán los siete Dones del Espíritu Santo, él te guiará lo que debes hacer conmigo y con mi imagen y no olvides lo que decía San Buenaventura *si niegas a otros el bien que recibes de Dios, no eres digno de la vida eterna*”
Cada vez estaba más maravillado por el ser que tenía frente a mi, y pude emitir una pregunta con mucho respeto: ¿Qué tengo que hacer para devolverte la felicidad de haberte escuchado? “No tienes que devolverme nada, tu, como *Jefe* haras una ermita a semejanza mía para que las personas movidas por la Fe Cristiana, no se dejen vencer ni amedrentar por los fracasos”
Me dice luego, despaciosamente y con mucha suavidad: “Tendrás que entregar algo de ti, para alcanzarlo; pero si eres tocado por la luz del Espíritu Santo, cuando tengas un obstáculo, te pondrás a buscar nuevas maneras de superarlo, consultaras, investigaras, y aceptaras los cambios que debas hacer, e intentaras aprender lo que no sabes aún”
“Cuando lo logres, luego muchos querrán sacarme del lugar que tú me pongas, pero no debes amargarte, por que eso es lo que entregarás, tu tristeza y resignación, volveré de nuevo al lugar y cada vez que pases, me verás feliz por que estaré protegiendo a tu gente aunque tu no estés más de Jefe (cacique).”
Impávido, escuchaba, y me dice finalmente, mas o menos : “No hables, con quien no debas hablar, te tomaran por un loco soñador, o que inventas ideas fantasiosas, pero finalmente, con astucia y creatividad, lograrás hacer lo que hoy te encomiendo y he pedido tu ayuda.”
“Pasarán muchos años para liberarte de tu silencio, ya estaré más cerca del Santo Padre y creerán más en mi interdicción ante el Señor. Llegará el momento en que todos en el pueblo comiencen nuevas etapas, para que no nos quedemos encerrados en el pasado, para que saquemos lo mejor de nosotros y sepamos volver a comenzar, una vez más”.
Se sonrió con su cara mapuche y se paró, a lo cual hice lo mismo, y de un paso se acercó a mi mirándome a los ojos y me enseñó ahora una sonrisa más amplia mostrándome unos dientes blancos perfectos, todo en silencio, quise tocarlo suavemente para saludarlo y mi mano no pudo tocar nada material, siguió de largo, porque era etéreo, era aire intocable; enseguida se fue apagando esa luminosidad y desapareció su figura, quedándome solo, en el silencio de la noche, asustado, sorprendido y embelesado en el oír a un ser, que se expresaba con sabiduría y profundidad usando parábolas.
Cerré la puerta de entrada y con mi linterna volví al dormitorio donde descansaba mi señora y en el otro mis hijas, me fije la hora, eran las cuatro de la mañana; o sea que lo que estoy relatando, (además de otras cosas que no recuerdo exactamente, textualmente), estuvimos casi tres horas, a mi me habían parecido minutos.
En la mañana ya estaba temprano en la Municipalidad, haciendo un esfuerzo en no comentar a mi gente lo acontecido (por la advertencia), y luego de tomar una determinación seria en mi despacho por lo ocurrido; le pedí al Espíritu Santo la luz necesaria para ver el camino hacia donde tenía que ir, porque estaba caminando a oscuras y desorientado.
Decidí primero consultar sobre la aparición con el padre Josué Chavez Paz a cargo de la Iglesia de Labarden, donde él luego de haber estado en la Patagonia y en Fortín Mercedes, me enseño quien era Ceferino Namuncurá y su foto, al cual reconocí como la persona que había estado conmigo, le conté todo el relato y otras referencias, a resultado de un gran asombro de parte suya y ampliándome exultado sobre la vida y milagros todavía no reconocidos hasta ese momento. Estamos hablando cuarenta años atrás cuando casi nadie, hacia un comentario de Ceferino.
El padre Josué, en las largas noches en que viajaba de Guido a Labarden a ir a cenar con él en la parroquia, en sus tertulias, me decía que ese era un secreto eclesiástico, y me decía lo mismo: “Que no debía comentarlo con nadie, ni con la propia familia”. Que era un asunto Muy serio, lo cual lo he cumplido hasta el día de hoy.
Después que estuve empapado de toda la vida de Ceferino y de su llamado ante Dios, le tomé cariño y creí en él. (Pero todavía no podía creer que me hubiera pasado a mi, escuchar su deseo). Me costaba mucho aceptarlo y más por donde empezar hacer ese mandato; pasaron varios meses y siempre con esa idea en la cabeza, pero me decía: algún día lo haré. Era una promesa.
Entonces empecé primero por el camino espiritual, a consultar y a ovillar, tenía temores de meterme en un asunto religioso sin participación de la Iglesia y más con una persona que no era Santa ni Beato, nada más carismática por así decir, y luego vinieran las denuncias sobre la mala inversión de fondos municipales, etc. paganismo, etc.
Cuando me animé se lo comenté no en profundidad, al cura local de General Guido padre Octavio Herrera, lo tomó fríamente y en forma negativa la iniciativa (porque seguramente no me creyó) él luego sería mi detractor. Resolví entonces que como Intendente Municipal debería informar lo acontecido de esta aparición al Arzobispo de la Plata Monseñor Plaza en un viaje que haría especialmente a la Gobernación.
Me atendió el secretario Privado de Ms. Plaza y me dijo que inmediatamente lo fuera a ver a Monseñor Piróneo, que estaba en el Arzobispado de Avellaneda reemplazando a Monseñor Podesta, cuando converso distendido con él, largamente sobre la cristiandad humana, me pide que cumpla el mandato, en histórico silencio en esos casos, pues es así como se maneja la Iglesia Católica donde no existen los tiempos. Me dice Ms. Piróneo, que él aunque tuviera la investidura que tiene es un simple soldado de Dios dentro de su ejército.
Me expresa su confianza, diciéndome que de una manera u otra sabía que yo iba a construir una Ermita sencilla para Ceferino Namuncurá, y que contara con el apoyo del Arzobispado de La Plata y de él personalmente.
También me dijo Monseñor Piróneo que cuando fuera a ROMA le comentaría al Santo Padre lo ocurrido para pedir las dispensas (creo) del caso, que a su regreso se comunicaría conmigo. ¡Grande fue mi sorpresa! cuando al poco tiempo me trae de ROMA personalmente la Bendición Papal para mi y mi familia (que conservo) y me expresa sus deseos de que lo invite a la Estancia El Mirador, al lugar donde aconteció la aparición de Ceferino Namuncurá, todo en mutuo secreto. Al poco tiempo hicimos un almuerzo muy cálido en familia en el comedor de la estancia, a cargo de la municipalidad y siendo encomendado el mismo a la tesorera Sra. Elsa Gascue de Iñiguez. En ese almuerzo le enseñé muy discretamente la galería que él quería ver y rezar.
Ya no tenía dudas de ninguna naturaleza, había transcurrido un tiempo y había que recuperarlo, como Intendente dispuse a través del Departamento Ejecutivo, que se incluyera como obra la construcción de una Ermita a Ceferino Namuncurá y fue asentado en el Libro de Actas de la Municipalidad.
Fue gracioso las preguntas de casi todos, ¿Por qué a Ceferino, si nadie lo conocía y no era santo ni beato, yo me sonreía nada más y daba respuestas tontas. Se tejieron muchas versiones mal intencionadas, pero también sabía que era parte de lo que tenía que soportar dentro del misterio inicial avalado por los Obispos.
Le pedí entonces al Contador Municipal Alberto Balbuena una partida para cumplir tal fin, me miró y me dijo: Imposible, y yo le dije: hazlo posible por que yo también te hago posible que viajes a Paraguay. Ya éramos dos faltaba la Tesorera, la Sra. Elsa Gascue de Iñiguez y le exprese mi capricho sin comprender me dijo que no quería tener problemas con el tribunal de cuentas. Ella estaba de acuerdo también (porque es muy espiritual junto con Anita Loubet) pero que teníamos que hacer una licitación.
Primero yo quería tener las voluntades de los que querían acompañarme en lograr esta Ermita, lógicamente tuve que dar muchas explicaciones sobre Ceferino; al padre Josué, a Ms. Piróneo, a Ms. Plaza, etc; que haríamos algo para el futuro, más allá de los tiempos. Ellos mucho no lo comprendieron pero me apoyaron. El secretario municipal me decía que si estaba loco, porque busto de Ceferino no existía (era foto solamente) y no se podía hacer licitación de algo que no existía y menos para una cripta o Ermita vacía, que el tema era muy complejo porque hasta yo había elegido emplazarlo sobre la Ruta Nacional (cuando la ruta era angosta y doble mano).
Le pedí al Espíritu Santo sus dones para que me dé claridad, ante tantos inconvenientes, para hacer un lugar a Ceferino donde yo quería.
Fui a Vialidad Nacional y expuse los deseos de Roma, del Arzobispado de la Plata y del Intendente que tendría que anunciar periodísticamente el beneplácito de Vialidad para esta obra cristiana. Lógicamente lo único que me pidieron como contrapartida es que estuviera muy iluminada la Ermita por el tránsito vehicular dentro de la zona de vialidad y que no se iba a formar ningún expediente para no contravenir disposiciones técnicas.
Luego me tocó preparar una licitación de las farolas de gas de mercurio en columnas que están actualmente en la entrada de Guido para cumplir mi palabra con Vialidad.
A todo esto Vialidad quería saber cómo era el plano de la Ermita en escala, y como también estaba construyendo el nuevo Centro Cívico, dónde está actualmente la Municipalidad, aproveche al Ing Landea de la firma Construcciones Schiachitano y Cia. Para que me hiciera el mismo, pero le pedí, que se vea una CRUZ desde lejos en su perfil y que un ala llegara hasta el piso y en su centro iluminado estaría en blanco el busto de Ceferino Namuncurá. Se cumplió con todo.
Quedaba lo principal, el busto, como se conseguía y de que tamaño? Y lo otro como se pagaba y aprobaba en el Tribunal de Cuentas. Porque Licitación, no se podía. Entonces resolví por Compra Directa y que Dios me perdone. El Departamento Contable no quería transgredir disposiciones, por que excedía en esos momentos el costo a una licitación privada y sobre algo etéreo a hacerse. Corrí a La Plata en el único vehículo que tenía la Municipalidad en ese entonces que era una ambulancia vieja y fui a la Gobernación y al Tribunal de Cuentas y traje la solución y en base a ello se hizo el Decreto Municipal autorizando la compra, que era en síntesis, encuadrado por ser una obra artística e inédita que no se puede dar valor a la misma… etc. Terminado con estos episodios, busqué en Buenos Aires, artistas, escultores que pudieran realizar la obra en base a las fotografías, llevadas por mi que me había facilitado el padre Josué Chavez Paz en Labarden; estuve viendo durante tres meses como se iba creando la imagen de Ceferino, su tamaño, su cabeza, su forma, su sonrisa y cada vez que lo veía mientras se iba realizando la escultura, hablaba mentalmente con él como si fuera cuando se me presentó. Cuando estuvo terminada, la vine a buscar a Buenos Aires y lo lleve personalmente a Guido, donde me había pedido, en una nueva camioneta que nos había regalado la Gobernación, allí fue custodiado por el entonces Capataz General Gerónimo Calvento, hasta la coordinación de inauguraciones previstas para el día de la Patrona el 24 de septiembre.
Para que Ceferino tuviera su Ermita en un ambiente agradable y acorde mandé hacer las letras identificatorias de GENERAL GUIDO a la entrada y canteros llenos de flores, todo iluminado al máximo los turistas pasaban despacio y paraban para ver quien estaba en la Ermita, era una belleza como había quedado todo, luego comenzaron a poner plaquitas de agradecimiento (que el tiempo y manos malignas fueron quitando).
A la inauguración de las obras vinieron de pueblos cercanos autoridades municipales, de gobierno de La Plata y Eclesiásticas a bendecir la Ermita y a Ceferino Namuncura. Todavía en mis archivos tengo el diario La Razón con fotos y otros motivos de la inauguración de las obras, que coinciden junto con la Ermita, en posterior inauguración.
El motivo del emplazamiento en ese lugar surgió del mandato, mirar hacia el Atlántico donde sale el sol que ilumina las sombras, porque pasó antes por la Santa Sede (Roma).
Fui el hombre más feliz en ese momento, cuando vi inaugurado y bendecido a Ceferino Namuncurá, llevando mi silencio a cuestas y el misterio compartido con la Santa Iglesia.
El Destino a sido testigo, del poder de interdicción de Ceferino Namuncurá, porque conozco muchos testimonios cerca de mi familia y propios; hay que tener una fe absoluta en el corazón con este Beato amado.
Pude cumplir su mandato, él está ahí, para que lo respetemos y lo amemos por que está para dar sin esperar recompensas, para dar sin exigir agradecimientos ni reconocimientos, para dar por el solo gusto de dar. Dar sin medida y sin tristeza.
Te agradezco que quisieras saber más sobre Ceferino, no te va a decepcionar, va a ser el dulce huésped de tu alma. Que él te ilumine y nazca la idea en ti, para transcribir textualmente lo escrito al diario de Maipú y de Dolores, porque ya no es un misterio mío, sino luego de su Beatificación les pertenece a todos ustedes.
A los setenta y tres años los sigo queriendo mucho, a todos ustedes, que me hicieron tan feliz en poderlos ayudar, y a la familia Lorente que me ayudo a decir por primera vez este misterio.
Te autorizo que si es tu deseo copies esta carta y la hagas pública.
Afectuosamente les mando un cariñoso abrazo
Héctor Raúl Tanco
Ex Intendente Municipal de General Guido.
Buenos aires 30 de noviembre de 2007
Comunicaciones General Guido
Sra. Lily Lorente
Presente
De mi mayor consideración:
Después de 40 años rompo el silencio que me impuse, hasta cuando beatificaran al Bto. Ceferino Namuncurá, y luego esperar que alguien me preguntará: * cual fue el motivo de la actitud de entronizar a Ceferino Namuncurá en la localidad de General Guido, en esa época*
Siempre lo mantuve en secreto, por consejo inicial del Obispado de la Plata y he cumplido mi promesa, alegrándome que el destino la ha puesto a Lily Lorente (persona de mi afecto) para hacerme con seriedad espiritual, la consulta de cuales fueron los motivos privados que impulsaron a que hoy en día, esté Ceferino Namuncurá entre ustedes.
Por primera vez voy a relatar públicamente como fueron aconteciendo las situaciones; eran los años ente 1966 y 1967, tenía treinta y tres años y era Intendente Municipal, y estaba viviendo con mi familia en la “Estancia El Mirador” ; una noche de verano, siendo las dos de la madrugada, siento en la galería de entrada unos golpes en la puerta, ya con todas las luces apagadas, me asusté y salí de la habitación con la linterna a ver quien golpeaba, a través del vidrio de entrada de la misma puerta (mi señora Norma me dijo antes, son murciélagos, que golpean los techos, medio entre sueños); pero igual fui a averiguar, porque por la manera de haber golpeado era una persona.
Me asomé y lo veo al peoncito nuestro Elio Nanuhelquir (hijo de un cacique de la Patagonia) que lo criamos con nosotros y le enseñamos a leer y escribir junto a mis hijas. Abro le pregunto qué quería a esa hora? Que pasaba? Y me responde “Apaga la luz de tu linterna, que la luz de la luna es eterna”, pensé que estaba borracho, porque nunca me tuteaba y la voz sonaba distinta, o imitaba otra voz más suave y pausada con lentitud.
Ante mi bronca por haberme despertado, apague la linterna para increparlo malamente, pero cuando apago casi me desmayo! Porque parecía un farol de Sol de Noche, me quise meter adentro, parecía un chiste de borrachos, de mal gusto por la hora y además ignoraba como lo hacía. Yo estaba como petrificado, no podía moverme. Me asusté mucho. Me vuelve a decir “sentémonos” y automáticamente lo hicimos en las reposeras de la galería. Ya el cuerpo me temblaba nervioso y lo miraba a Elio, pero NO era Elio, era su calco o hermano gemelo de igual parecido, me dice: “no soy el que tu piensas” ; era desesperante porque no sabía quien era esa persona, y cuanto más miedo tiene uno, más se confunde, hasta pensé en esos momentos que era un escapado (fugado) de la cárcel que pasaba caminando por la laguna, y me asusté más. No podía ni hablar ni preguntar. Es terrible la experiencia, cuando se cuenta con total sinceridad el miedo sufrido a algo desconocido.
Me dice: “Te hablaré y graba en tu ser mis palabras”.-
“Serénate, y tranquilízate”, si no olvidaras escuchar y tu propio corazón no sabrá que hacer.
No me conoces ahora, pero muchos sabrán de mi y tu serás el que lo haga” Yo no podía pensar, a medida que escuchaba, más me preguntaba a quien tenía enfrente, si a un loco, o a un indio vestido de mapuche escapado de la cárcel.
Me dice como si leyera mis pensamientos: “Enséñate a escuchar, para descubrir lo que los demás esperarán o esperan de mi, para que encuentren mi generosidad y acogida”.
A medida que entendía esas parábolas,(siendo yo universitario y conociendo otras culturas), me fui serenando y dándome cuenta con extrañeza que la persona que tenía frente de mi no era un inculto, ni un loco, ni un charlatán.
Lo empecé a ver de otra manera, porque estaba hasta conectado mentalmente con él, pero igualmente NO sabía quien era.
Me dice: “Tú has protegido y enseñado sin pedir recompensas a alguien de mi raza” “como a mi me protegieron y me enseñaron muy lejos donde esta el Santo Padre” “me llaman Ceferino Namuncurá y tengo una misión espiritual con los que el tiempo me irán conociendo como tú ahora.”
“Tu eres el jefe (dijo cacique) aquí en este lugar, y hoy quiero pedirte queme ayudes a estar presente con todos” “ Por eso te ruego me liberes de tantas trabas que no me permiten comunicarme bien con los demás” “Ayúdame a descubrir la belleza del dialogo en este pueblo que lo necesita. Ayúdame a dar la alegría de dar y recibir”
Si lo haces en la vejez seguirás dando frutos y estarás frondoso y lleno de vida en la humildad de tu corazón”.
Personalmente a medida que se me iba grabando lo que me hablaba, más me iba asombrando, y me acogió un respeto inmediato por la persona que tenía enfrente a mí, por la profundidad de su dialogo, estaba maravillado.
(Siempre iluminado como un anima de campo o como dije como un Sol de Noche).
Me dice: “va a llegar un momento en que me pedirán ayuda también, como hoy te la pido a ti, y los que lo hagan, sentirán que la carga que están llevando ya no es tan pesada, de alguna manera encontraremos una salida sabremos como enfrentar esa dificultad”.
“Sobre ti, estarán los siete Dones del Espíritu Santo, él te guiará lo que debes hacer conmigo y con mi imagen y no olvides lo que decía San Buenaventura *si niegas a otros el bien que recibes de Dios, no eres digno de la vida eterna*”
Cada vez estaba más maravillado por el ser que tenía frente a mi, y pude emitir una pregunta con mucho respeto: ¿Qué tengo que hacer para devolverte la felicidad de haberte escuchado? “No tienes que devolverme nada, tu, como *Jefe* haras una ermita a semejanza mía para que las personas movidas por la Fe Cristiana, no se dejen vencer ni amedrentar por los fracasos”
Me dice luego, despaciosamente y con mucha suavidad: “Tendrás que entregar algo de ti, para alcanzarlo; pero si eres tocado por la luz del Espíritu Santo, cuando tengas un obstáculo, te pondrás a buscar nuevas maneras de superarlo, consultaras, investigaras, y aceptaras los cambios que debas hacer, e intentaras aprender lo que no sabes aún”
“Cuando lo logres, luego muchos querrán sacarme del lugar que tú me pongas, pero no debes amargarte, por que eso es lo que entregarás, tu tristeza y resignación, volveré de nuevo al lugar y cada vez que pases, me verás feliz por que estaré protegiendo a tu gente aunque tu no estés más de Jefe (cacique).”
Impávido, escuchaba, y me dice finalmente, mas o menos : “No hables, con quien no debas hablar, te tomaran por un loco soñador, o que inventas ideas fantasiosas, pero finalmente, con astucia y creatividad, lograrás hacer lo que hoy te encomiendo y he pedido tu ayuda.”
“Pasarán muchos años para liberarte de tu silencio, ya estaré más cerca del Santo Padre y creerán más en mi interdicción ante el Señor. Llegará el momento en que todos en el pueblo comiencen nuevas etapas, para que no nos quedemos encerrados en el pasado, para que saquemos lo mejor de nosotros y sepamos volver a comenzar, una vez más”.
Se sonrió con su cara mapuche y se paró, a lo cual hice lo mismo, y de un paso se acercó a mi mirándome a los ojos y me enseñó ahora una sonrisa más amplia mostrándome unos dientes blancos perfectos, todo en silencio, quise tocarlo suavemente para saludarlo y mi mano no pudo tocar nada material, siguió de largo, porque era etéreo, era aire intocable; enseguida se fue apagando esa luminosidad y desapareció su figura, quedándome solo, en el silencio de la noche, asustado, sorprendido y embelesado en el oír a un ser, que se expresaba con sabiduría y profundidad usando parábolas.
Cerré la puerta de entrada y con mi linterna volví al dormitorio donde descansaba mi señora y en el otro mis hijas, me fije la hora, eran las cuatro de la mañana; o sea que lo que estoy relatando, (además de otras cosas que no recuerdo exactamente, textualmente), estuvimos casi tres horas, a mi me habían parecido minutos.
En la mañana ya estaba temprano en la Municipalidad, haciendo un esfuerzo en no comentar a mi gente lo acontecido (por la advertencia), y luego de tomar una determinación seria en mi despacho por lo ocurrido; le pedí al Espíritu Santo la luz necesaria para ver el camino hacia donde tenía que ir, porque estaba caminando a oscuras y desorientado.
Decidí primero consultar sobre la aparición con el padre Josué Chavez Paz a cargo de la Iglesia de Labarden, donde él luego de haber estado en la Patagonia y en Fortín Mercedes, me enseño quien era Ceferino Namuncurá y su foto, al cual reconocí como la persona que había estado conmigo, le conté todo el relato y otras referencias, a resultado de un gran asombro de parte suya y ampliándome exultado sobre la vida y milagros todavía no reconocidos hasta ese momento. Estamos hablando cuarenta años atrás cuando casi nadie, hacia un comentario de Ceferino.
El padre Josué, en las largas noches en que viajaba de Guido a Labarden a ir a cenar con él en la parroquia, en sus tertulias, me decía que ese era un secreto eclesiástico, y me decía lo mismo: “Que no debía comentarlo con nadie, ni con la propia familia”. Que era un asunto Muy serio, lo cual lo he cumplido hasta el día de hoy.
Después que estuve empapado de toda la vida de Ceferino y de su llamado ante Dios, le tomé cariño y creí en él. (Pero todavía no podía creer que me hubiera pasado a mi, escuchar su deseo). Me costaba mucho aceptarlo y más por donde empezar hacer ese mandato; pasaron varios meses y siempre con esa idea en la cabeza, pero me decía: algún día lo haré. Era una promesa.
Entonces empecé primero por el camino espiritual, a consultar y a ovillar, tenía temores de meterme en un asunto religioso sin participación de la Iglesia y más con una persona que no era Santa ni Beato, nada más carismática por así decir, y luego vinieran las denuncias sobre la mala inversión de fondos municipales, etc. paganismo, etc.
Cuando me animé se lo comenté no en profundidad, al cura local de General Guido padre Octavio Herrera, lo tomó fríamente y en forma negativa la iniciativa (porque seguramente no me creyó) él luego sería mi detractor. Resolví entonces que como Intendente Municipal debería informar lo acontecido de esta aparición al Arzobispo de la Plata Monseñor Plaza en un viaje que haría especialmente a la Gobernación.
Me atendió el secretario Privado de Ms. Plaza y me dijo que inmediatamente lo fuera a ver a Monseñor Piróneo, que estaba en el Arzobispado de Avellaneda reemplazando a Monseñor Podesta, cuando converso distendido con él, largamente sobre la cristiandad humana, me pide que cumpla el mandato, en histórico silencio en esos casos, pues es así como se maneja la Iglesia Católica donde no existen los tiempos. Me dice Ms. Piróneo, que él aunque tuviera la investidura que tiene es un simple soldado de Dios dentro de su ejército.
Me expresa su confianza, diciéndome que de una manera u otra sabía que yo iba a construir una Ermita sencilla para Ceferino Namuncurá, y que contara con el apoyo del Arzobispado de La Plata y de él personalmente.
También me dijo Monseñor Piróneo que cuando fuera a ROMA le comentaría al Santo Padre lo ocurrido para pedir las dispensas (creo) del caso, que a su regreso se comunicaría conmigo. ¡Grande fue mi sorpresa! cuando al poco tiempo me trae de ROMA personalmente la Bendición Papal para mi y mi familia (que conservo) y me expresa sus deseos de que lo invite a la Estancia El Mirador, al lugar donde aconteció la aparición de Ceferino Namuncurá, todo en mutuo secreto. Al poco tiempo hicimos un almuerzo muy cálido en familia en el comedor de la estancia, a cargo de la municipalidad y siendo encomendado el mismo a la tesorera Sra. Elsa Gascue de Iñiguez. En ese almuerzo le enseñé muy discretamente la galería que él quería ver y rezar.
Ya no tenía dudas de ninguna naturaleza, había transcurrido un tiempo y había que recuperarlo, como Intendente dispuse a través del Departamento Ejecutivo, que se incluyera como obra la construcción de una Ermita a Ceferino Namuncurá y fue asentado en el Libro de Actas de la Municipalidad.
Fue gracioso las preguntas de casi todos, ¿Por qué a Ceferino, si nadie lo conocía y no era santo ni beato, yo me sonreía nada más y daba respuestas tontas. Se tejieron muchas versiones mal intencionadas, pero también sabía que era parte de lo que tenía que soportar dentro del misterio inicial avalado por los Obispos.
Le pedí entonces al Contador Municipal Alberto Balbuena una partida para cumplir tal fin, me miró y me dijo: Imposible, y yo le dije: hazlo posible por que yo también te hago posible que viajes a Paraguay. Ya éramos dos faltaba la Tesorera, la Sra. Elsa Gascue de Iñiguez y le exprese mi capricho sin comprender me dijo que no quería tener problemas con el tribunal de cuentas. Ella estaba de acuerdo también (porque es muy espiritual junto con Anita Loubet) pero que teníamos que hacer una licitación.
Primero yo quería tener las voluntades de los que querían acompañarme en lograr esta Ermita, lógicamente tuve que dar muchas explicaciones sobre Ceferino; al padre Josué, a Ms. Piróneo, a Ms. Plaza, etc; que haríamos algo para el futuro, más allá de los tiempos. Ellos mucho no lo comprendieron pero me apoyaron. El secretario municipal me decía que si estaba loco, porque busto de Ceferino no existía (era foto solamente) y no se podía hacer licitación de algo que no existía y menos para una cripta o Ermita vacía, que el tema era muy complejo porque hasta yo había elegido emplazarlo sobre la Ruta Nacional (cuando la ruta era angosta y doble mano).
Le pedí al Espíritu Santo sus dones para que me dé claridad, ante tantos inconvenientes, para hacer un lugar a Ceferino donde yo quería.
Fui a Vialidad Nacional y expuse los deseos de Roma, del Arzobispado de la Plata y del Intendente que tendría que anunciar periodísticamente el beneplácito de Vialidad para esta obra cristiana. Lógicamente lo único que me pidieron como contrapartida es que estuviera muy iluminada la Ermita por el tránsito vehicular dentro de la zona de vialidad y que no se iba a formar ningún expediente para no contravenir disposiciones técnicas.
Luego me tocó preparar una licitación de las farolas de gas de mercurio en columnas que están actualmente en la entrada de Guido para cumplir mi palabra con Vialidad.
A todo esto Vialidad quería saber cómo era el plano de la Ermita en escala, y como también estaba construyendo el nuevo Centro Cívico, dónde está actualmente la Municipalidad, aproveche al Ing Landea de la firma Construcciones Schiachitano y Cia. Para que me hiciera el mismo, pero le pedí, que se vea una CRUZ desde lejos en su perfil y que un ala llegara hasta el piso y en su centro iluminado estaría en blanco el busto de Ceferino Namuncurá. Se cumplió con todo.
Quedaba lo principal, el busto, como se conseguía y de que tamaño? Y lo otro como se pagaba y aprobaba en el Tribunal de Cuentas. Porque Licitación, no se podía. Entonces resolví por Compra Directa y que Dios me perdone. El Departamento Contable no quería transgredir disposiciones, por que excedía en esos momentos el costo a una licitación privada y sobre algo etéreo a hacerse. Corrí a La Plata en el único vehículo que tenía la Municipalidad en ese entonces que era una ambulancia vieja y fui a la Gobernación y al Tribunal de Cuentas y traje la solución y en base a ello se hizo el Decreto Municipal autorizando la compra, que era en síntesis, encuadrado por ser una obra artística e inédita que no se puede dar valor a la misma… etc. Terminado con estos episodios, busqué en Buenos Aires, artistas, escultores que pudieran realizar la obra en base a las fotografías, llevadas por mi que me había facilitado el padre Josué Chavez Paz en Labarden; estuve viendo durante tres meses como se iba creando la imagen de Ceferino, su tamaño, su cabeza, su forma, su sonrisa y cada vez que lo veía mientras se iba realizando la escultura, hablaba mentalmente con él como si fuera cuando se me presentó. Cuando estuvo terminada, la vine a buscar a Buenos Aires y lo lleve personalmente a Guido, donde me había pedido, en una nueva camioneta que nos había regalado la Gobernación, allí fue custodiado por el entonces Capataz General Gerónimo Calvento, hasta la coordinación de inauguraciones previstas para el día de la Patrona el 24 de septiembre.
Para que Ceferino tuviera su Ermita en un ambiente agradable y acorde mandé hacer las letras identificatorias de GENERAL GUIDO a la entrada y canteros llenos de flores, todo iluminado al máximo los turistas pasaban despacio y paraban para ver quien estaba en la Ermita, era una belleza como había quedado todo, luego comenzaron a poner plaquitas de agradecimiento (que el tiempo y manos malignas fueron quitando).
A la inauguración de las obras vinieron de pueblos cercanos autoridades municipales, de gobierno de La Plata y Eclesiásticas a bendecir la Ermita y a Ceferino Namuncura. Todavía en mis archivos tengo el diario La Razón con fotos y otros motivos de la inauguración de las obras, que coinciden junto con la Ermita, en posterior inauguración.
El motivo del emplazamiento en ese lugar surgió del mandato, mirar hacia el Atlántico donde sale el sol que ilumina las sombras, porque pasó antes por la Santa Sede (Roma).
Fui el hombre más feliz en ese momento, cuando vi inaugurado y bendecido a Ceferino Namuncurá, llevando mi silencio a cuestas y el misterio compartido con la Santa Iglesia.
El Destino a sido testigo, del poder de interdicción de Ceferino Namuncurá, porque conozco muchos testimonios cerca de mi familia y propios; hay que tener una fe absoluta en el corazón con este Beato amado.
Pude cumplir su mandato, él está ahí, para que lo respetemos y lo amemos por que está para dar sin esperar recompensas, para dar sin exigir agradecimientos ni reconocimientos, para dar por el solo gusto de dar. Dar sin medida y sin tristeza.
Te agradezco que quisieras saber más sobre Ceferino, no te va a decepcionar, va a ser el dulce huésped de tu alma. Que él te ilumine y nazca la idea en ti, para transcribir textualmente lo escrito al diario de Maipú y de Dolores, porque ya no es un misterio mío, sino luego de su Beatificación les pertenece a todos ustedes.
A los setenta y tres años los sigo queriendo mucho, a todos ustedes, que me hicieron tan feliz en poderlos ayudar, y a la familia Lorente que me ayudo a decir por primera vez este misterio.
Te autorizo que si es tu deseo copies esta carta y la hagas pública.
Afectuosamente les mando un cariñoso abrazo
Héctor Raúl Tanco
Ex Intendente Municipal de General Guido.