martes, 12 de agosto de 2008

"La poesía es un arma cargada de futuro"

- Esto no es de Benedetti Ma, señalaba mi hija mientras releía un texto de los tantos que llegan vía e-mail, esos que se reenvían, sin leer.
- Cómo atribuirle esto a quien escribió:
“La palabra ojalá es como un túnel o un ritual por los que cada prójimo intenta ver lo que se viene /pero ojalá propiamente dicho sigue habiendo uno solo / aunque para cada uno sea un ojalá distinto”

Mientras la escuchaba ese domingo supe que algo había hecho bien en la difícil tarea de ser mamá, le había dejado siempre al alcance de su mano la poesía. “un arma cargada de futuro” y traje a la memoria aquellos versos de Gabriel Celaya “No es una poesía gota a gota pensada. / No es un bello producto. No es un fruto perfecto. / Es algo como el aire que todos respiramos / y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos. / Son palabras que todos repetimos sintiendo / como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. / Son lo más necesario: lo que no tiene nombre / Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.”

El pasado domingo cuando leí en Critica Digital éste Ojalá de Marío Benedetti, recordé aquel, otro Ojalá de su autoría publicado en “La vida ese paréntesis”. Seix Barral. 1997 y no dudé en cortar y pegar.

Ojalá

Ojalá está después del horizonte
pero hay otro al alcance de la mano
cuando uno tiene ganas de ser alguien
y sueña con no estar equivocado

dice ojalá sin mirarse al espejo
para no entristecerse con motivo
sin mendigar lo que no se consigue
y tampoco dar algo por perdido

ojalá conquistemos la razón
en el escándalo de la conciencia
y ejerzamos el derecho a la vida
de ojos abiertos o sin darnos cuenta

ojalá que las muertes del camino
no se nos cicatricen en el alma
y armemos el futuro aunque sepamos
que el fin está en la puerta de la casa

ojalá que en el cándido arrabal
o en cualquier recoveco del otoño
más que confiado y menos que exigente
nos espere el amor / el generoso

Anoche, como todas las noches hablamos por teléfono mi hija y yo. Le comenté que Critica había publicado algunos poemas del último libro de Benedetti. “Testigo de uno mismo”. Le cuento entonces, que tengo ganas de traer el recuerdo de aquel domingo y este nuevo Ojalá a la Gallineta. Se ríe, sabe que estoy pidiendo su permiso.
- Estás autorizada Ma, pero nada de fotos advierte.

Cuando nos despedimos me dice: - Má, además de “Espejos” de Galeano, cuando vaya a casa te llevó el de Benedetti. ¿Si?

Algunas cosas cambiaron, ayer era yo la que compraba libros para ella. Otras en cambio no admiten “cismas”


“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).