Compartimos bisabuelos, Algañaraz y Madrid y si el cálculo no me falla ocupamos el sexto grado en la línea de parentesco según el Código Civil. ¡Somos familia! y nos reencontramos aquí, aunque ustedes no lo crean.
De chambona vieja tardé en encontrar su blog pero aquí está, se los presento sólo hay que animarse.
Ella
Un día de 1977 mamá nos dice: - Chicos, nos vamos a La Plata.Y eso olía a despedida.
Lo único que recuerdo son “los soldaditos” que vigilaban una casa cercana a la sala velatoria, a la salida de esa ceremonia masoquista.
Me acuerdo claramente el estar abrazado a mi mamá incrustándole mi perita entre su hombro y el cuello. Lo lloré.Al abuelo lo enterraron en Brandsen.Enterrar es una manera de decir porque en realidad está en esa especie de edificios de departamentos donde están incrustados contra una pared.Todos tienen los nombres, algunos tienen una fotografía de esa persona que está ahí dentro, otros además tienen la fecha de nacimiento guión fecha de muerte.Además existen otras que tienen alguna frase desgarradora donde expresan todo lo que lo querían y lo que lo van a extrañar. Tus amigos. Tu familia.Flores y más flores. Ausencia de flores. Olor asqueroso de flores.
Olor a muerte de flores que creemos que es el olor a LA MUERTE.Volví a visitar al abuelo, papá de mi papá.Parado al costado de la ruta, haciendo dedo para volver a casa. Estoy en Brandsen y me surgieron ganas, vaya uno a saber por qué de visitarlo.Voy hasta el cementerio. Orientándome por el recuerdo busco su ubicación.Voy pensando las pocas y lindas cosas vividas con él. Añoro lo que nunca jamás sucedió. Momentos que me hubiese gustado compartir.Encuentro al abuelo. Su mirada limpia. Y su nombre: Isaías Algañaraz.
Encontrarme con esa placa que tenía mi nombre me sacudió.
Me quedé mirando esa foto, ese nombre. Mi garganta era un nudo del tamaño del cuello.
Mis ojos se empañaron de recuerdos y de nostalgia de la peor.
Así conocí a la muerte, de la mano de mi abuelo.
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