martes, 29 de abril de 2008

Hoy en el día del animal les dejo este relato

"No había casa de campo en la que no hubiera menos de cinco perros, que además de prestar servicio en la recolección de la majada y embretarla para el baño hacían de centinelas en todas las horas del día y muy especialmente cuando llegaba la noche.A una legua escasa de Guido, mirando desde la población hacia el naciente estaba el campo que arrendaba mi padre. “La Cebolla” era el nombre del puesto, un inmenso aromo daba la bienvenida y los perros con sus ladridos acompañaban a la visita que acababa de llegar.Chico, Cachiro, Zorro, Cuatro y Chaco, eran nuestros fieles compañeros en las correrías por los potreros. ¡Usca, usca! Arengábamos, ese grito era como un latigazo, salían los cinco a la carrera y nosotros por detrás listos para ayudarlos con la pala de punta a llegar más rápido al fondo de las cuevas de las comadrejas y otros bichos dañinos que al menor descuido atacaban el gallinero. Con ellos íbamos al pajonal y en los charcos mostraban sus habilidades cazando algún bicharraco.Ese verano de 1916, lo recuerdo aún, un perro flaco, llegó a “La Cebolla” siguiendo la rastrillada que bajaba hacia el sur recostada al alambrado, probablemente desde San Juan del Vecino o desde San Emilio, vaya uno a saber, lo cierto es que llegó, sintió afecto por el lugar y se quedó, lo llamamos Nortero, de pelaje bayo, habilidoso a la hora de procurarse alimentos, volaba como flecha sobre los pastos a la caza de alguna liebre o vizcacha, se tiraba muerto cerquita de los juncos en el bañado, para resucitar ante la presencia de alguna desprevenida gallareta, y con la presa en la boca pasaba al trotecito frente a nosotros que lo vivábamos y “mirando a lo lechuza” al público que en este caso éramos mis hermanos y yo, se perdía en el pajonal a saborear el producto de su caza.Una tarde Nortero se presentó en el patio con un pichoncito de nutria en la boca y lo soltó a los pies de mamá, ella lo puso dentro de un tacho improvisando una lagunita, el perro de tanto en tanto se aceraba y metía la cabeza en el tacho, Horacio y Rogelio, mis hermanos mayores, abrían las apuestas ¡No pasa de hoy! Hoy va a sacar el pichón, y se lo va a comer, pero nunca lo hizo, la nutria creció y andaba por el patio como un perro o un gato más.Finalizado el verano regresamos a Guido. Los perros quedaban en el campo, donde se continuaba trabajando, sólo el Cachiro, compañero inseparable de Rogelio, volvía con nosotros.Ese año sucedió algo extraordinario, Nortero, apareció en la casa del pueblo un sábado al caer la tarde, solo, recorrió el camino del campo al pueblo. Desde ese día todos los fines de semana llegó a nuestra casa en el pueblo; cada sábado por la tardecita, entraba por el zaguán, se paraba en la puerta de la cocina – ¡llegaste Nortero¡ le decía mamá a modo de saludo y él pasaba al patio, la cabeza baja, la lengua afuera se sentaba frente a papá un largo rato, solo después respondía a nuestro llamado se acercaba agazapado, se moría a nuestros pies para minutos después levantarse de un salto logrando así nuestro más cerrado y sostenido aplauso, agotado, cuando llegaba la noche se echaba a descansar bajo las plantas del fondo, y si llovía la rutina no variaba, solo que la realizaba bajo el techo de la Galería que también se convertía en su lugar de descanso sobre unas bolsas de arpillera que papá le acercaba al anochecer. Nortero, caminador incansable. Quedaba con nosotros hasta el domingo por la noche, sin poder precisar la hora emprendía el regreso al puesto, esto se repitió durante muchos meses... Pero un día de octubre, a decir verdad no fue igual a otros días, ese domingo, todos, lo vimos irse, -¿qué embuchado traes Nortero? Le pegunto papá que estaba barajando el mazo de naipes para empezar la partida de Mus, cuando el perro con la cabeza baja se asomó en la puerta de la cocina.¡Lo juro! , se quedó largo rato, mirando a mamá que regaba los malvones del patio, recordaría tiempo después Palde.
Recorrió la galería se detuvo en las puertas de la piezas y salió por el zaguán, yo también lo vi. En la esquina del Cultura, Isaso y Rogelio lo vieron irse aquel domingo al trotecito. El Cachiro lo siguió unos metros y se volvió al tranquito a ocupar su lugar en la esquina, días más tarde los peones le contaron a papá que Nortero no había regresado al puesto, pero tampoco volvió al pueblo a buscar las caricias que todos nosotros le prodigábamos. Nadie volvió a saber de aquel perro que a lo largo de casi un año fue uno de los nuestros"
Leonardo B. Madrid 1910 -1988

sábado, 26 de abril de 2008

El puente de Monet

Sábado 15,00 hs. Si digo que con una cuchara acabo de hacer una torta que en un ratito estará perfumando mi cocina ¿me creen?

Bueno… una cuchara de las soperas, de aquellas viejas, que usaban las abuelas y algunos pocos ingredientes. Mientras espero que se cueza vengo a charlar un ratito, por que la Torta se hace rapídisimo.

Por estos días me llamaron por teléfono varios integrantes de la familia Cohen, comenzando por Rafael, siguió Daniel Faur, hijo de Victoria y finalmente una larga charla con Sara.
Visitando la página de Fernanda, pienso en “el puente” que cruce para encontrarme con ellos y la imaginó allá en Nueva York hablando con su esposo de Gral. Guido.
Los Cohen vivían dónde hoy está el Centro de Jubilados, casa que fue donada por la familia. En mi casa además de los almanaques de Alpargatas con el sello de la frutería “La Sin Rival de José Cohen”, hay un frasco llenos de botones, sí, botones, con los que yo jugaba de chica, también los disfrutó mi hija. Esos botones servían para sumar, restar, hacer collares y pulseras, anotar los tantos en una partida de cartas, jugar ta-te-ti, damas y la lista sigue. Recuerdo bien y puedo separar hoy los que habían llegado desde Gral. Guido, junto a unas madejitas de hilo de bordar, una aguja de ganchillo y una puntilla… ¡“guipiur” se llama guipiur! exclamó tía María la tarde que accedió a cortar un pedacito para adornar el vestido de mi muñeca, formaban parte del desordenado costurero de tía.

-¿Quién te dio la puntilla, María? preguntaba yo.
El “guipiur” había sido adquirido en la tienda de Cohen, allá en Guido “cruzando el puente”.
- ¿Cómo este María? volvía a preguntar mostrándole una revista donde aparecía esa foto.
- Sí, confirmaba ella, mientras cosía el "guipiur" en el vestidito de mi muñeca.
- El mismo, el mismo, nenita.
Muchos años después descubriría que aquella foto, no era del puente de Guido, era la obra de un pintor francés llamado Claude Monet. Para entonces ya no jugaba con botones, ni vestía muñecas.
La pasada semana hablando con “los Cohen” recordé los botones, "el guipiur", El puente de Monet… Recordé a Don Hilario Allo, farmacéutico, Presidente del Club Cultura en la década del 30 y padre del inolvidable “Pino” Allo.
Otro Gral. Guido, el mismo puente de Monet.
En fin… recuerdos, pequeñeces, que solo las mujeres somos capaces de guardar sentenciaba mi abuela. Como las recetas de cocina tomen nota de esta antigua torta de manzanas, económica y muy rica.
Pelamos 2 manzanas las cortamos en cuadraditos y las espolvoreamos con canela. En un recipiente colocamos 12 cucharadas de harina leudante y reservamos. Usando la misma cuchara en una taza sumamos 12 cucharadas de leche y reservamos. Ahora colocamos en un bol profundo siempre con la misma cuchara 12 cucharadas de azúcar, con 2 huevos y batimos,batimos,batimos ¡listo! En este momento usando la misma cuchara agregamos 12 cucharadas de aceite y un “chorrito” de esencia de vainilla, o ralladura de limón y seguimos batiendo. Ha llegado el momento de incorporar a la preparación la harina que teníamos reservada y la leche. Por ultimo con suaves movimientos envolventes las manzanas “empolvadas” con canela.
Molde enmantecado enharinado, horno hasta que al pincharla el palillo sale seco.
Dos posibilidades para que quede mas linda a) mientras se cocina la torta preparan un caramelo líquido. Cuando retiran la torta del horno - ya desmoldada - despacito le colocan el caramelo por encima, con una cuchara. ¿La misma? Y sí, lo conocido da confianza.
b) antes de colocarla en el horno espolvorear la superficie en azúcar molida queda una cubierta crocante.
El olfato me indica que la torta está lista.

…Continuará

martes, 22 de abril de 2008

Desde "el cofre de los afectos"


Un día nuestra colaboradora, Dolorense, Griselda Garcia Cuerva me habló de la carta, me la envió. Después de leerla pedí su permiso para subirla aquí y sugerí que me acercara una foto de sus padres. Aquí están las fotografías, la carta.

Queridos padres:
Cuando algún ser glorioso y angelical les entregue esta carta, yo se que se encenderán chispas de emoción en vuestros ojos. Todo lo que aquí expreso estaba cuidadosamente guardado en la joya más preciada que tengo: "el cofre de mis afectos". Quiero contarles que cuando hablo de ustedes el aire se llena de ternura, el jardín rebosa de flores, el sol se ilumina mágicamente y desde el cielo dos hermosas estrellas fulgurantes me envían mensajes de amor. Los recuerdo cada día de mi vida y al evocarlos escucho el dulce canto de los pájaros, veo el mar cristalino y transparente y siento una suave brisa perfumada que me embriaga. Necesito decirles que estoy orgullosa de haber podido compartir mis mejores años con los padres más maravillosos del mundo; de vosotros heredé la solidaridad, bondad, sensibilidad, respeto, honestidad, amistad e infinitos valores morales y espirituales. Me enseñaron a cultivar el buen humor, optimismo, serenidad y a disfrutar los pequeños momentos. Me dieron caudales de felicidad. Quiero que sepan que para mí fueron una enorme luna plateada, un brillante arco iris, un cálido y frondoso bosque y un rosal con los pimpollos más coloridos y bellos que alguna vez he visto. Cada instante que refleja vuestras vidas es una maravilla colmada de bendiciones y lindos recuerdos. Estoy eternamente agradecida por haberlos tenido conmigo y por eso deseo terminar diciéndoles gracias, por por los besos y caricias recibidos, por la protección, comprensión y dulzura. Gracias, por haber sido los pilares fundamentales en mi vida. Gracias, por haber permitido que la alegría invadiera mi hogar. Siempre los llevaré en mi corazón como dos ángeles guardianes que me guiarán junto al Señor, transformando mis lágrimas en risas, mis dudas en esperanza, mi tristeza en júbilo. Serán los suaves y delicados pétalos de mi mejor flor, las mariposas más bonitas en mi jardín y los luceros más resplandecientes en el firmamento.
Los quiero mucho.
Griselda.

lunes, 21 de abril de 2008

El Centro Recreativo "Cultura"

cumple 90 años. El Capítulo 1 de su Estatuto nos dice que fue fundado el 21 de Abril de 1918.
Hubiese querido tener montones de fotos, que todas las familias Guidenses participaran, el "Cultura" es parte de nuestra historia. Pero esta vez, tampoco pudo ser. Subo entonces, las fotos que tengo a mano



y dejo esto que un día escribió mi padre recordando al

Centro Recreativo Cultura, Nuestro Club.

"Una vez, estando con mis hermanos, Mochi y Loro, en una reunión muy amena en un club aquí, en Banfield, uno de los socios, vecino nuestro, aficionado como nosotros a la guitarra nos había invitado con la intención de asociarnos. "Nuestro club", decía, es chico, pero tenemos muchas actividades. Uno de los concurrentes, un gallego, con más de cincuenta años en el país, y sin haber perdido la musicalidad de su acento castizo, lo corrige diciéndole – “no importa lo grande que zea un club, ¡hombre!, importa lo que haga por osté”Y entonces, regrese a mi casa pensando que...Cuando yo me fui de Guido, buscando el futuro, él se quedo ahí nomás, a quince pasos del zaguán de nuestra casa, en la esquina, justito, para quitarle protagonismo a la Plaza del Pueblo.Yo tenía... no más siete años cuando lo fundaron y tuvieron que pasar casi nueve para que él me aceptara como socio cadete.Yo siempre estoy volviendo, él siempre está en la esquina, hospitalario de puertas abiertas, esperando...¡Cuánto has hecho por nosotros “Cultura”!Desde que me acuerdo estas ahí. Fue en tu ochava donde me encontró mi padre aquella tarde comiendo unas tortas negras que había comprado con los diez centavos que me pagaron por llevar una carta a una moza de la que no revelé nombre entonces, ni lo haré ahora, ¿el pagador de los diez?, Si le digo que forastero... ¿me cree?Tus antiguos ventanales con sus pesadas cortinas, el telón del escenario, la mesa de la biblioteca donde una vez me alcanzo la noche leyendo...“El 2 de febrero de 1873 el Bergantín Pilgrin se encontraba entre los 43º y 57’ de latitud sur y los 165º y 20’ de longitud oeste del meridiano de Greenwich” todavía hoy a los setenta y siete años recuerdo ese texto, fue la primera vez que me encontré con Julio Verne, el titulo del libro “Un Capitán de 15 años”, después se sumaron otros tantos autores. El olor de los libros, las revistas y diarios apilados a izquierda y derecha, las piezas del ajedrez ordenadas sobre el tablero listas para la contienda, la suavidad del paño de la mesa de billar al contacto de mi mano, todo esta guardado en mi memoria. También tienen su lugar los bailes, las veladas teatrales, las romerías como aquellas de febrero de 1927 entonces había cumplido dieciséis y me estrenaba socio, aún guardo entre mis cosas una medalla dorada que entregaba la Comisión Directiva donde puede leerse Romerías Populares Febrero 5, 6 y 7 de 1927 Centro Recreativo “Cultura” Gral. Guido FCS.Centro Recreativo “Cultura”, ¡cuantas historias que guardan tus paredes!, ¿Te acordás? Cuándo la comuna enviaba esas notas amenazantes informándote, que “si continuaban las quejas de los vecinos por ruidos molestos, no habría más bailes”... y... ¿cuando los muchachos se separaron por la cancha de pelota? Trinquete ,SI, Trinquete ,NO, esa era la cuestión, por el SI, estaban entre otros el Dr. Stupenengo, Osvaldo Aphat, Bernardino Landi, Anibal Iriart, por el NO rotundo, “considerando que para esa fecha (año 1940) "el Deportivo" cumplía ampliamente con lo que establecía su estatuto, es decir la práctica de Deportes” estaban Gingo Madrid, Pedro Apezteguía y Carlos Bazzigalupi ¡que debate hermano! si hasta las kermeses de ese año se vieron afectadas por la disputa, el Municipio alegó desconocer tu solicitud de permiso y te hizo saber que otra Institución había pedido con anterioridad el preciado salvoconducto para esas fiestas. Aquellas Kermeses se hicieron en el Parque Infantil.El proyecto de la cancha de pelota fracasó en primera instancia, entonces los patrocinantes llamaron a Asamblea General en las instalaciones del Club Deportivo “presionaron” (dirían entonces los del no) y la Comisión Directiva en pleno renunció.Se organizó una nueva asamblea todos fueron reelectos menos, por supuesto, Apezteguía, Bazzigalupi y Madrid que se oponían “tenazmente” a la cancha.¡Cuantos recuerdos! .Todos compañeros al fin, seguimos compartiendo Bailes, Veladas y Kermeses.
¿Qué otra cosa es un club? Si no el espacio donde todo es el conjunto. ¡Sí Señor¡ aquí al cobijo del Centro Recreativo Cultura, reímos, jugamos, discutimos, soñamos, nos enamoramos, aquí fuimos felices, aquí somos y seremos por siempre felices.¡Qué cierto amigos!, no importa lo grande que sea "tu club", importa lo que haga de vos." Leonardo B Madrid.1910 -1989.

viernes, 18 de abril de 2008

Los Tamarindos

¡Que lindo es abrir el correo y encontrar tantos amigos! Miren esto lo dejo Norma Montenegro la Poeta de Gral. Lavalle

Querida Liliana, el martes estuvimos con Celia Saia en un concierto que organizó ella , yo puse mi granito de arena recordando a mi pueblo a través de mi poesía para dar marco al momento en que ella cantó CERCOS DE MADRESELVA , salió lindo y ahora tengo ganas de compartir esto que leí entonces . Un beso Norma



Soneto a los Tamarindos

Los viejos tamarindos con sus tallos rugosos
agitaban sus ramas en alas de la brisa
y caían las flores de manera imprecisa
alfombrando la tierra con colores vistosos.

Testigos en mi infancia de momentos ociosos
cuando un libro en las manos cumplía la premisa
de acercarme a los versos que leía sin prisa
imaginando historias de amores venturosos.

En tardes otoñales a sus troncos ataba
una cuerda muy firme para saltar dichosa
en tanto mis hermanos de una forma amistosa

jugaban a la mancha hasta que el sol entraba.
En el patio de antaño que en mi recuerdo asoma
están los tamarindos exhalando su aroma.
Norma Ester Montenegro
Gracias Norma, no sé si los de la foto se parecen a tus tamarindos, son los que encontré para ilustrar tu poesía y la voz, maravillosa, de Celia Saia. Un Abrazo

jueves, 17 de abril de 2008

El Sol de Noche


Mientras esperábamos que la torta se entibiara, María me pidió que “tendiera” el mantel sobre la mesa y fuese colocando las tazas para el té, tardío. Tío Loro, en el patio, encendía el sol de noche. Oscurecía temprano en el pequeño departamento de la calle Palacios, era otoño. María dijo entonces cuando el Farol entró iluminando la cocina “Se como este farol /Útil, venciendo sombras yergue/Su testa de cristal;/Y en su interior, como una idea,/Lirio hecho luz brillando está./Erguido y útil /¿Quién me grita: sé como este farol?,/Sé un cristal límpido por fuera;/y que haya una luz en tu interior!
¡Dale decilo, decilo otra vez que lo quiero aprender, una, dos, tres… Así fue como conocí a Alvaro Yunque, una tarde de otoño a comienzo de los sesenta.
Hace días encontré su página http://alvaroyunque.com.ar/index1.html Los que tienen mis años y más lo han conocido, murió olvidado en Tandil, la dictadura militar prohibió sus libros.
Hoy recordé aquella torta de miel y café… o de café y miel. Fui a buscar la receta en el viejo cuaderno Laprida y allí estaba esperándome. Batimos 4 huevos y vamos agregando de a poco 1 taza azúcar y 1 taza miel con ½ taza de aceite (sí, aceite) y 1 taza de café bien oscurito. En ese orden ¡muy importante, respetar los pasos!
Ahora en otro recipiente vamos a mezclar 4 tazas de harina con 3 cucharaditas de polvo de hornear, una pizca sal, 1 cucharadita de bicarbonato y 1 taza con nueces picadas y pasas de uva.
Siempre revolviendo con cuchara de madera, integramos los secos en el batido, Nunca al revés. Colocamos en el molde y llevamos a horno (precalentado) moderado hasta que pinchamos con un palillo y sale sequito.
Siempre mientras cocinábamos en aquellas clases magistrales con tía María, había tiempo para cuentos y poesías.
En los años sesenta se cortaba la luz con frecuencia, así que había que recurrir al sol de noche. Fue en aquellos años que conocí a Alvaro Yunque y mientras espero que se cocine la torta, que confieso hoy tiene menos de todo y sólo pasas de uva, otra de las cosas que aprendi con mi tía "resolver imprevistos en la cocina" y hacer como si nada, me vine para aquí para contarles otro de mis recuerdos. Otro poquito de mi vida.

martes, 15 de abril de 2008

¡agrandamos la mesa... llegaron Los Cohen!

Ayer contaba en la Matera que había encontrado a la familia Cohen, "los Cohen" que habían vivido en Gral. Guido. Esta mañana hablé con Rafael Cohen y otro nudito sumamos a la urdimbre de la historia de nuestro General Guido. No seré yo la que cuente la infinidad de recuerdos de la familia Cohen, serán ellos mismos, aquí les hacemos un lugarcito, ¡agrandamos la mesa...llegaron los Cohen!
Rafael, me decía que pasó por Guido el 7 de marzo… y ahora al escribir esta fecha, recuerdo ese día como emblemático ¿Saben por que? Ese día cumplía años Cototo Jaurena y no hubo un solo siete de marzo que los tíos y mi padre, no recordaran su cumpleaños, su ternura, su abrazo afectuoso.
Pero volvamos a Rafael Cohen, el pasado 7 de marzo, llegó hasta la Escuela Nº 1, habló con la Sra. Directora, dejo una de sus película para los chicos, recorrió las calles del pueblo, pasó por la que fue su casa, casa que donaron, en un gesto que los enaltece. ¡Cuantas cosas desconocemos!.
Estos, pedacitos, recortes, fotos, anécdotas que desde aquí nos empeñamos en juntar hacen a la historia de nuestro pueblo, el de ustedes por origen, el mió por herencia.
En unos días más las colectividad judía festejara “Pésaj”. Quizá, haber reencontrado a la familia Cohen en esta fecha sea otro mensaje de mis amigas “las Casualidades”; talvez éste sea el momento, la oportunidad de sentarnos todos alrededor de esta mesa, en familia, porque a pesar de las diferencias somos una familia, la familia Guidense, y compartir por que de eso se trata.
¡Gracias Fernanda!
¡Gracias Rafael!

domingo, 13 de abril de 2008

Digo Mazamorra se me endulza la boca


En una artesa viene para unir la familia
saludada por viejos, festejada por niños.
Antonio Esteban Agüero
Si tía María por la noche dejaba “maicito” en remojo, era seguro que al día siguiente había Mazamorra ¡Que rico!.
En el agua en que se remojaba el maíz blanco partido ella comenzaba la cocción a fuego bien lento, siempre estaba la pavota (que no era yo) sino una pava grandota con agua caliente para agregar por si hacia falta a la mazamorra.
El secreto está en cocinarla a fuego bien lento, tiene que hervir por lo menos tres horitas, mezclando constantemente con la cuchara de madera, que no era una cuchara, era un palo según María estaba hecho con una rama de higuera de Gral. Guido. En un “pocillo” de café con agua fría “desleía” ¡Cuánto le gustaba decir esa palabra!... disolvía una cucharadita de bicarbonato y cuando faltaba poco para que se cumpliera el riguroso horario de la cocción, en pleno burbujeo lo agregaba y seguía revolviendo, mientras preguntaba: ¿Dígame sobrina cuál es el secreto de la mazamorra?
-Cocinarla despacito y con paciencia.
-¿y el punto?
-El "maicito" bien blandito y el juguito espeso.
- ¡Muy bien!. Negrita ya podes hacer mazamorra, blandita y blanquita decía mientras me ataba en la cabeza un repasador blanco a modo de pañuelo, y me mandaba a buscar la fuente, aquella fuente enlozada honda que tenía un bordecito azul marino. Yo volvía con la fuente en la cabeza y ella desde la cocina voceaba ¡¡Hay, Mazamorra señores, de la buena, sabrosa, blanca y blandita, alisten las cucharitas!!
Hoy cocine mazamorra, aquellas horas de cocción transcurrían entre leyendas, cuentos, anécdotas… estas de hoy entre recuerdos, buenos recuerdos. No encontré la fuente enlozada del borde azul marino, pero mi mazamorra espera, en un cuenco de cerámica amarillo, a que la bañe con leche y la espolvoreé con azúcar molido.
Digo La Mazamorra
Letra: Antonio Esteban Agüero
Musica: Peteco Carabajal

La mazamorra, sabes, es el pan de los pobres
y leche de las madres con los senos vacíos.
Yo le beso las manos al Inca Viracocha
porque inventó el maíz y enseñó su cultivo.
En una artesa viene para unir la familia
saludada por viejos, festejada por niños.
Allá donde las cabras remontan en silencio
y el hambre es una nube con las alas de trigo.
Todo es hermoso en ella: la mazorca madura
que desgranan en noches de vientos campesinos;
el mortero y la moza con trenzas sobre el hombro,
que entre los granos mezcla rubores y suspiros.
Si la quieres perfecta, busca un cuenco de barro
y espésala con leves ademanes prolijos
del mecedor cortado de rama de la higuera,
que a la siesta da sombra, benteveos e higos.
Recitado
Y si quieres, agrégale una pizca de ceniza de jume,
esa planta que resume los desiertos salinos
y deja que la llama le transmita su fuerza
hasta que adquiera un tinte levemente ambarino.
Cuando la comes, sientes que el pueblo te acompaña
a lo largo de valles o recodos de ríos.
Cuando la comes, sientes que la tierra es tu madre,
más que la anciana triste que espera en el camino tu regreso del campo.
Es madre de tu madre y su rostro es una piedra trabajada por siglos.
Hay ciudades que ignoran su gusto americano
muchos que olvidaron su sabor argentino,
pero ella sera siempre lo que fue para el Inca:
nodriza de los pobres en el páramo andino.
La noche que fusilen poetas y canciones,
por haber traicionado, por haber corrompido,
La música y el polen, los pájaros y el fuego,
quizás a mí me salven estos versos que digo.

jueves, 10 de abril de 2008

Viejos libros. Buenos recuerdos


Don Oscar Eduardo Alende Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, puede leerse en la hoja de la izquierda. Maipuense, agrego yo.

Ismael Moya. Dolorense. Doctor en Filosofía y Letras. Discípulo de Ricardo Rojas. Fundador del Museo de Bellas Artes y la Escuela de Bellas Artes en Dolores, entre tantísimas cosas.
En este Libro Suplemento de la Revista de Educación "Aves Magicas" Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires La Plata, 1958.
Les cuento que hace días busco una foto, dónde está el Doctor Moya dando una charla, por que aunque no me crean yo lo conocí, igual que al Dr. Alende.
En la foto del libro puede verse sobre el margen derecho, el sello del Ateneo Mariano Moreno, dónde se reunían los Radicales. A partir de 1957 siguieron reuniéndose allí, sólo que le agregaron la letra I de la Intransigencia. Han pasado tantos años y recuerdo que aquella división puso de un lado a mis tíos, Radicales del Pueblo, y del otro a mi padre, Radical Intransigente. Se jugaban bromas con los amigos de Gral. Guido, Rulete Gascue, Don Abel, y tantos otros, todos Balbinistas. Mi padre, el único Intransigente. En 1983 "volvió" a afiliarse al Radicalismo, pero esta vez no quedamos divididos, por lo menos los Madrid, todos estábamos encolumnados en Renovación y Cambio…
“Las internas fueron son y serán garantía de democracia en el Partido decía, sabedor, Madrid, a Don Abel Cepeda, lo importante es que esas peleas no traspasen las paredes del comité, por que de hacerlo son capaces de destruir una amistad de años…
-Y vos lo sabes bien, Negro que te fuiste con Alende, y ahora estas de vuelta dijo don Abel.
-Te equivocas Cepeda, yo no vuelvo, para volver hay que irse y yo ¡Jamás me ido! Respondió Madrid"
Esto recordó Edgardo Gascue, en aquel almuerzo, allá Gral. Guido cuando me dijo con un dejo de nostalgia:
-¡Que bueno sería recopilar estas cosas de tu padre, esas charlas imperdibles con Don Abel!
- Aquí estoy Gascue… intentándolo.

martes, 8 de abril de 2008

Tradición

Sentimiento hecho pasión
donde la patria se asienta,
origen de una cultura
que'n ancas del tiempo yega,
y es histórico pasao
con telúricas leyendas.
Es revoleo de lazo
esperando campo afuera,
pa'encerrar en una armada
los brazuelos d' una yegua;
olor a cuero quemao
pa'la época de yerras.
Domingo de pulpería,
juego de truco, ginebra,
encuentro de payadores
con sus musas de poetas;
rudo retumbar de cascos
en emotivas cuadreras.
Es el rastro que dejó
la legendaria carreta,
que'n su tránsito al presente
condujo el progreso a cuestas,
pa'formar la patria grande
en histórica epopeya.
Es carrera de sortijas
en una fiesta campera,
contrapunto de malambo,
bailar el gato, la hueya,
es chiripá y bota 'e potro
y el tintín de las espuelas
Es montar un redomón
y reservar campo afuera,
acampar en campo razo
en noche de luna yena;
asao que se dora al fuego
entre lágrimas de peya.
Jinete sobre un bagual
demostrando su destreza,
poncho pampa vertical
con marcadas guardas negras;
rancho que invita a yegar
con una abierta tranquera.
Es gaucho bien empilchao
pa'lucirse en una fiesta
abanico de gaviotas
sobre el tajear de la reja;
es rasguito de guitarra
y una milonga campera.
Es el eco del cencerro
que hace tintinear la yegua,
galope de mate amargo
fraternizando en la yerba;
los versos del Martín Fierro
y la poesía gauchesca.
La tradición no se agota
en este acerbo de temas,
tradición es sentimiento
que muy adentro se lleva,
y es patrimonio sagrao
pa'l que idolatra su tierra.

Juan Carlos Pirali
Primer Premio en Bagé, Brasil 2005

lunes, 7 de abril de 2008

"Tiene gusto a jabón pero es queso"

Guido festejó sus 125 años. Por adelantado… pero los festejó
http://semanamaipuense.com.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=616&Itemid=27

Ni una sola línea sobre el error "subsanable" que el Sr. Juan Carlos Pirali, Dolorense, estudioso de la Historia de la zona, nos indicó. Insisto “subsanable” La fecha fundacional 28 de Mayo de 1883 un error de grafía.

"Tiene gusto a jabón pero es queso" decían los míos cuando yo, porfiada, mostraba la hilacha vasca.



*Burugogor - Setatsu: en lengua vasca Tozudo, terco, porfiado


viernes, 4 de abril de 2008

¡EL AMIGO!


Revista electrónica de la Asociación Amigos del Museo Kakel Huincul.
Con informaciones de actualidad, investigaciones, trabajos y noticias proporcionadas por la Dirección del Museo.

jueves, 3 de abril de 2008

Un frasquito con tierra...

Todos estos días hablando de EL CAMPO, recordé un frasquito con tierra de Gral. Guido que mi papá guardo por años y aunque les parezca mentira lo encontré, hacia tiempo lo buscaba, prometo que sacare una foto, por ahora aquí les dejo estos versos que allá por 1975 escribió con el corazón

El Puesto
Recuerdos de una Tapera
La tierra que en este frasco
a vos no te dice nada
para mi es como sagrada
por eso la quiero tanto.
Yo la traje desde el campo
mas bien dicho una tapera.
Lugar que ayer fuera
el sitio donde correteábamos
cuando chicos siete hermanos
bajo paternal tutela.
Adonde ya nada queda
hemos vuelto con los años
alguno de los hermanos
como buscando en la huella.
Y si de noche una estrella
puede marcar el camino
nosotros por el Molino
tomamos rumbo certero.
Claro que sí... allí Romero
y más allá Celestino...
Quiere decir que pasamos
recién por lo de Sarrode?
¡Sí Señor! dice Cepeda
esos montes te confunden
entonces al trote largo
echamos de ver la cuenta
y al comprobar que cincuenta
son los años que se han ido
vuelvo la mirada a Guido
que hacia el poniente se acuesta.
Recuerdos... la vida pasada
de mis padres y un hermano
ya en el eterno descanso
de sus últimas moradas.
Y antes de regresar
al coche que nos espera
bendigo aquella tapera
por todo lo que ella encierra
y me voy, con este puñado de tierra
que a vos no te dice nada.
Leonardo Madrid (Negro) 1975

miércoles, 2 de abril de 2008

Aquellas Cartas.

De la mañana a la noche. / De la noche a la mañana /En grandes olas azules /Y encajes de espumas blancas /Te va llegando el saludo / Permanente de la Patria / Ay, hermanita perdida. / Hermanita: Vuelve a casa. La Hermanita Perdida. Atahualpa Yupanqui. Paris, octubre de 1971.-

Estos versos de Yupanqui publicados en el año 1972, en su libro Coplas del Payador Perseguido vinieron a mi memoria hoy, cuando escuche que soplaba viento del sudeste, desde Malvinas pensé... y volví a aquella mañana de hace 26 años.
Entonces, yo, trabajaba en el Edificio Libertad sede del COAR, y como todos -el que diga que no miente - me alegre cuando escuche que alguien decía mientras ascendíamos las amplias escalinatas del Libertad, ¡Estamos en Malvinas!
La mañana transcurrió entre caras felices, sonrisas robadas al pasar, pulgares levantados; yo quería regresar a mi casa, para compartir con los míos esa alegría. Dentro de tanta sordina, de tanta tristeza, de todo el miedo agazapado, durante esos años, por segunda vez el optimismo se había derramado en las calles de Buenos Aires, de todo el País. ¡Estábamos en Malvinas! Con el paso de los días, esa alegría comenzó a languidecer; y fue otra mañana, cuando sentada a una larga e improvisada mesa de trabajo junto a otras personas, al leer la primer carta que llegó a mis manos, definitivamente se extinguió.
Yo tenía veintinueve años, hacia poco más de cinco que había dejado mis estudios de Derecho, con la promesa de regresar. Cuatro habían pasado del mundial setenta y ocho, el mundo se disponía a disfrutar las habilidades de Maradona en el Mundial de España; en julio, mi hija, cumplía cuatro años. En mi casa hacia tiempo habíamos abandonado las discusiones políticas, para alivio de mi padre, hablábamos en voz baja, por lo tanto cuando se me pidió reserva sobre las tareas que realizaríamos puertas adentro de aquella oficina, obedientemente hice mutis. Durante esos meses por mis manos pasaron cientos de cartas, miles de palabras que iban y volvían desparramando ternura, humedecidas por las lágrimas y con olor a miedo. Las guerras siempre nos fueron lejanas, esta no sería la excepción.
El reglamento no dejaba lugar a dudas, la correspondencia que iba dirigida al frente, al igual que la que volvía debía ser leída, clasificada, para que “el enemigo” no recibiera información; ayudabamos así a que “el Soldado” no fuera afectado por otro sentimiento que su incondicional amor a la Patria. Desde fines de abril, cuando la primera saca con correspondencia remitida desde el correo central quedó desparramada sobre la larga mesa, lei, a tache y muchas veces agregue en el sobre, antes de cerrarlo, con la cinta de papel color marfil con las letras azules de Armada Argentina, una hoja blanca, sin membrete, donde yo, le escribía a ese soldado, del que sabía más, de lo que él podía sospechar. Sí, yo, sabia por ejemplo que su novia estaba embarazada, él no, quiza no lo supo nunca. Yo estaba al tanto que su mamá había sufrido un ataque de presión, que estaba mejor; que su abuelo había muerto… Sabía, yo sabía y no dejaba que ellos supieran
Volvía a casa sin ganas de hablar, mi padre, pendiente de las noticias, preguntaba, ¿ que se dice por allá?, ¿Cómo van las cosas?...yo le mentía igual que cuando le decía que retomaría mis estudios de abogacía.
La mañana del 2 de mayo, en esa oficina inundada por la luz de los tubos fluorescentes, fuimos los primeros en saber que el Crucero General Belgrano se hundía en las profundas y heladas aguas del Atlántico Sur; una de mis circunstanciales compañeras, embarazada prorrumpió en llanto, su marido estaba embarcado en el ARA General Belgrano, todos la abrazamos, ese abrazo me recordó otro, muchos años antes, en Plaza Francia, este, como aquel, tenía la comunicación de la angustia, del desamparo.
Fue esa mañana cuando a pesar de la calefacción, el frío me alcanzó, olí la sangre, el temor, la sal, el barro; olí la muerte, me desgarró el estomago el hambre lejano y con disimulo, rechacé el café calentito y el alfajor de chocolate. Sentí vergüenza, baje la cabeza y me aboque a la lectura de esas cartas con faltas de ortografía, con errores de sintaxis, borroneadas de lágrimas, con olor a cocina de mamá, a salsa de domingo, con aroma de barrio, endosadas de apego, de amor, de ternuras. Entonces supe que esas palabras que yo les robaba no desaparecerían jamás; sobrevivirían al fibrón, a los tachones, las palabras estaban allí apretujándose, ocultándose en las oscuras galerías de mi memoria, para aparecer por las noches, tras el manto de neblina de mis sueños.
El tiempo pasó pero nunca olvide parrafos de aquellas cartas.

“…ayer recibí la carta de papá, me sorprendió, hace tanto que no hablábamos, fue una gran sorpresa, sabes mami?, es bueno saber que papá, no esta enojado, después de todo, se separó de vos, no de mi. No te enojes gordita linda, pero cuando todo esto termine voy a viajar a Venezuela para ver al viejo, no te enojes, ¡che, dale! voy y vuelvo, te lo juro…”

“…rezo por vos, hijito, te arropo, con el manto de Nuestra Sra. de Lujan cada noche, como cuando eras chiquito para que duermas calentito mi amor, papá dice que sos un hombre, que te mimo demasiado, ¿Cuánto es demasiado?…”

“…todo pasa tan rápido que ya no se que día es hoy, te amo ¿viste? Te lo dije, te amo Negra. Los gringos están cerca, tan cerca que puedo olerles el Güisqui a los muy juna y gran puta, nosotros negrita olemos a chiquero, a turba, a mierda olemos…”

“…ahora entiendo por que el abuelo habla tanto de la guerra, para entretener a los muertos. Sabes viejo, los muertos te siguen, desarrapados, pálidos, fríos, nos siguen de día y de noche, se nos cuelgan de la espalda, no nos pierden de vista, salen de la niebla con los ojos abiertos, muy abiertos…”

“…Suenan las chapitas que me cuelgan del cogote hermanito, tengo como diez, ¿quien las llevará cuando tengan que cortar la mía?, no me hagas caso hermano, yo voy a volver, cuando escuches el chaperío, atrás voy yo, esperame con unos amargos, que ya voy, decile a la vieja, al viejo y a la Susi que todo está bien, pero todo esta para la mierda, hace dos noches que no duermo?

“…, ayer fuimos con las chicos a ver el partido a tu casa, tu vieja amaso pizzas como siempre, me pregunto vos andabas de novio con la Claudia, le dije que no, pero el viejo de la Claudia fue a tu casa a contarle a tus viejos que la Claudia esta embarazada y ahora, macho, de que te disfrazas, papá…”

Poco hablo de los días, de la Guerra de Malvinas pero no los olvido. En aquella oficina nada pasaba inadvertido menos los cumpleaños, cuando llegó el mío ya no se hablaba de Malvinas, cada uno habíamos regresado a nuestros lugares de trabajo dentro del enorme Edificio, pero mis circunstanciales compañeros llegaron aquel octubre hasta la oficina que ocupaba en el primer piso con un regalo, un perfumero, que aún conservo. En el año 1983 renuncie a mi trabajo en el Edificio Libertad.
El pasado año escuchando en la radio las historias, de los Combatientes sentí por primera vez la necesidad de escribir lo que acaban de leer, es una forma de pedir perdón… Quizás, pueda así, decía exorcizar los fantasmas que se cuelgan de mi espalda, que no me pierden de vista, que salen tras el manto de neblina, con los ojos abiertos, muy abiertos, buscando las palabras, los párrafos que quité de aquellas cartas.

martes, 1 de abril de 2008

La tierra, el suelo, el pueblo, el terruño

El terruño es la patria del corazón. De todos los sentimientos humanos, ninguno es más natural que el amor por la aldea, el valle o la barriada en que vivimos los primeros años. El terruño habla de nuestros recuerdos más íntimos, estremece nuestras emociones más hondas; un perfume, una perspectiva, un eco, despiertan un mundo en nuestra imaginación. Todo lo suyo lo sentimos nuestro, en alguna medida; y nos parece también, que de algún modo le pertenecemos, como la hoja a la rama. El amor al terruño existe ya en el clan y en la tribu, soberano en el horizonte exiguo de las sociedades primitivas. Ligado al medio físico desde que el grupo se adapta a la vida sedentaria, se acendra al calor del hogar. La consanguinidad lo alimenta y la amistad lo ahonda; la amistad lo extiende a todos los que viven en vecindad habitual. En el terruño se oyen las primeras nenias maternales y se escuchan los consejos del padre, se forman las intimidades de colegio y se sienten las inquietudes del primer amor; se tejen las juveniles ilusiones y se tropieza con inesperadas realidades; se adquieren las más hondas creencias y se contraen las costumbres más firmes. Nada en él nos es desconocido, ni nos produce desconfianza. Llamamos por su nombre a todos los vecinos, conocemos en detalle todas las casas, nos alegran todos los bautismos, nos afligen todos los lutos. Por ello sentimos en el fondo de nuestro ser una solidaridad intima con lo que pertenece a la aldea, el valle o la barriada en que transcurrió nuestra infancia. Ningún concepto político determina este sentimiento natural. Es necesario estimularlo con sugestiones educativas, por que es anterior a la escuela misma; se ama al terruño ingenuamente, por instinto, con espontaneidad. Es amor vivido y viviente, compenetración del hombre con su medio. No tiene símbolos racionales, ni los necesita; su fuerza moral es más honda, tiene sus raíces en el corazón. “Las Fuerzas Morales” José Ingenieros Buenos Aires, 1925
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).