sábado, 28 de junio de 2008

28 de junio de 1966


“Todos somos culpables y, cuando todos son culpables, nadie lo es. Esta argentina no es el país que queremos… Cada uno de nosotros ha arrojado, por lo menos una piedra para destruir lo que tuvimos y lo que pudimos tener… En este punto todos somos indemnes…No pensemos esta indemnidad… No le tengamos miedo a la ley, que es la única autoridad no totalitaria…No tengamos miedo ante nada. Luchemos, yo no digo con generosidad: luchemos con sentido de responsabilidad. No nos quedemos con odios… No son buenos, ni el odio ni el temor. Hagamos política… valientemente, si cabe la palabra… Creo que de esa manera podemos marchar… Arturo Humberto Illia”
EL TESTAMENTO DE ILLIA Rodolfo Terragno.
http://www.terragno.org.ar/pdfs/El%20Testamento%20de%20Illia.pdf

viernes, 27 de junio de 2008

"del humilde bendito al chalé"

Nos retiramos con Cruz
A la orilla de un pajal;
Por no pasarlo tan mal
En el desierto infinito
hicimos como un bendito
con dos cueros de bagual.
Martin Fierro. José Hernández

Tanta carpa, en la Plaza del Congreso, me recordó cuando armaba “Mi bendito” Una cuerda, que tía María tendía uniendo dos patas de la mesa del comedor o la cocina y una “cobija” color marrón, era todo lo necesario para que yo me instalara en la carpa, con mis muñecas y mis cacharros. Primero fue debajo de la mesa, después a la sombra del limonero, hasta que tío Loro, ¡siempre tío Loro! construyó para mí una casita de madera, pegadita al olivo que yo llamaba aceituno. Los banquitos de cadera, de abuelo Bernabé, esos que un día los tíos Madrid decidieron regalarle a Alejo Cepeda, formaban parte del mobiliario de mi casita.
¡Quién te ha visto y quien te ve, ayer, al amparo del humilde bendito y hoy, en este chalé! decía tía cuando venía de visita; eso sucedía todas las tardes.
Una de esas tardes nos sorprendió la tormenta, no hubo tiempo para hacer “la cruz de sal” . Corrimos a la cocina, desde la ventana veíamos cómo el viento castigaba los árboles del jardín. De repente el viejo acebuche, no resistió más y se “tumbó” Las ramas cayeron sobre el techo del chalé y para completar, un sapo decidió guarecerse en el interior, yo no lo vi, pero tía decía que ella lo había visto “colarse” por la puerta, que habiamos olvidado "trancar en la disparada"
La decisión, no se hizo esperar, cuando papá llego del trabajo ordenó:
-El domingo por la mañana vamos a desarmar la casita. Todos se sumaron. Yo traigo las empanadas dijo tía María.
-Que sean marcadas pidió Madrid.
El domingo cuando me desperté estaban todos. Mi abuelo Cesáreo, ayudando con su “serrucho zapallero” a cortar las ramas del aceituno, que según contaba ya estaba en el lote, cuando él compró. Tío Mochi cebaba mate
- ¡Buenos días chiquita llegó la orden de desalojo! dijo tío Loro cuando me vio en el patio.
El oficial de justicia fue implacable, no lo conmovieron mis lágrimas, primero sacaron las ramas que cubrían el techo, después los banquitos, mis cacharros, colgaron del cordel la cobija marrón, y comenzaron a desclavar las maderitas. Al sapo no lo ví.
Mi mamá lavó todas mis muñecas. María se puso a armar las empanadas, a mi me dio la tarea de colocar el huevito picado y las pasas de uvas.
Tiempo después en el lugar plantamos un muérdago que aún está en el jardín. No hubo otra casita, y si la hubo, no fue como aquel Chalé.

miércoles, 25 de junio de 2008

"Fueguito de la mañana "






Las cenizas del olvido
quieren apagar el fuego
pero siempre nos entibian
los tizones del recuerdo

Lindas fotos, llegaron desde Guido esta mañana, muchos recuerdos, entre tantos “la pileta donde Zaira fregaba”… hasta el día que nos despidió en la puerta de Belgrano 356… ¡Veintinueve años, han pasado!

"Un amigo en la confianza fueguito de la mañana un silencio compartido ramitas secas del alma"

Nadie podrá decir que los Madrid, a la fecha, no hemos cumplido con la palabra empeñada más allá de cláusula firmada en abril de 1979.
Mi padre escribió alguna vez “Guido es el abrazo de Atilio”, pero yo lo recuerdo en la plaza con su boina blanca, aquella, que cuando pocos o nadie se atrevian a usar, él la llevaba con orgullo y la estrujaba en su mano cuando saludaba a mi madre con un respetuoso “Buenas tardes Señora… porque el abrazo, ese, ese era para los Madrid.

El título, del que me adueño, corresponde a estos versos que canta el gran Peteco Carabajal.

Está ardiendo aquí en mi pecho
un brasero de esperanza
en mi corazón un fuego
un fuego que no se apaga.
Leña verde que revienta
corazón enamorado
rescoldo de las pasiones
brasitas que queman tanto.
Las cenizas del olvido
quieren apagar el fuego
pero siempre nos entibian
los tizones del recuerdo.
Hoy el fuego está creciendo
las voces son llamaradas
coplas nacidas del alma
van quemando las gargantas.
Un amigo en la confianza
fueguito de la mañana
un silencio compartido
ramitas secas del alma.
Ardor del sentirme lejos
lejos de lo que más quiero
cómo queman la distancia
cómo queman los recuerdos.
Pueden quitarte los ojos
pueden quitarle los sueños
debes cuidar que no apaguen
el fuego que llevas dentro.
Hoy el fuego está creciendo
Las fotos las envía José Esteban Guebara

lunes, 23 de junio de 2008

...esa eterna sonrisa



Querido Carlos Gardel
Tango
Letra: Norma Ester Montenegro
Música:

Al barrio “del Abasto” te trajo el destino
en sus adoquines resonó tu andar,
jugaba en tu cara esa eterna sonrisa
aquella que supo al mundo conquistar.

Morocho y bohemio del centro al suburbio
las luces del tango hiciste brillar,
sutil pentagrama trazó tu silbido
con notas que sólo tu podías lograr.

Para todos “El morocho”
“El troesma” “El Zorzal”
la canción fue tu camino
melodía de arrabal.
Le cantaste a Milonguita
su berretín y ambición
y al amor de la percanta
por las luces de neón.

Hoy están de duelo los vates porteños
recorren absortos la fría ciudad.
La cita, en “Abasto ”para estar en punto
a la hora en que vuelve tu duende a cantar.

Tu historia fue un sueño doliente en la bruma
de esta Buenos Aires que no ha de olvidar,
tu voz hecha tango querido Carlitos,
quedó entre nosotros, por siempre ha de estar



Nota:
Pedí a Norma la Música y me respondió “Es fresquito todavía no tiene música y por ahí cuando lo vea algún músico me pide cambiar algo. Un abrazo y gracias. Norma”


Favorecidos por esta consideración somos nosotros los que decimos
¡Muchas Gracias amiga virtual Lavallense!

sábado, 21 de junio de 2008

...Y los mitos no tienen muerte.

Hace unos días Marilú me comentó que buscaban una película de Gardel. Ayer en un e-mail Rafael Cohen mandaba decir dónde podrían conseguirlas y agregaba en mi película “Siempre fuimos compañeros” Hugo del Carril canta tres tangos de Gardel.
Hoy desde la radio Gardel canta Rubias de New York, Nora Perle lo llama “el Mudito” y junto a Alicia Petti en “
El Placer no ocupa Lugar” por Mitre dónde sino, hablan de “el Zorzal”.
Mientras él canta “Milonga sentimental” yo busco este libro que sumo a la biblioteca de los olvidados. Llegó a ésta casa junto a otros cuando se cerró una biblioteca – otro día les cuento -
Es verdad “La compu.” no reemplaza al libro, me escucho decir cuando entre las páginas 306 y 307 de este viejo amigo encuentro una florcita seca, - para que ustedes puedan ver la escaneo, ¿la ven?…
La debió dejar mi padre que tenía por costumbre olvidar hojitas, flores, algún papelito oficiando de marcador. Leo:
“…Este fue “El Morocho” que en 1910 cantaba en un almacén del Abasto, en 1930 ante los príncipes que veraneaban en la Costa Azul, y ya, para siempre, en las ruecas mágicas que devanan discos y películas por el mundo.
La noche del 5 de febrero de 1936 las muchedumbres de Buenos Aires velaron el ataúd de sus cenizas en el estadio Luna Park.
Las mismas muchedumbres, a la mañana siguiente, acompañaron su féretro a lo largo de la calle Corrientes, que bajo el sol violento del verano temió no parecer la calle amada de sus noches y prendió luces artificiales para aparecer con un aspecto lívido de trasnochador sorprendido por el día.
La carroza de sus despojos tomó calle arriba, desde el Bajo hasta la Chacarita, por la misma calle que el tomó desde niño hasta hombre convirtiéndolo en el camino de su fama.
La marcha del sepelio, que fue una apoteosis popular, duro varias horas.
No llevaba cortejo propiamente dicho.
Llevaba la multitud – siempre la multitud – delante, detrás, a los lados. Estaba estacionada a lo largo de siete Kilómetros. Agolpada en setenta bocacalles.
La multitud…¡siempre la multitud!...donde se confundía féretro y cortejo, por que nadie llevaba un muerto, sino un mito encantador en el corazón.
Y los mitos no tienen muerte”
Buenos Aires, agosto de 1946.

Entre esa multitud andaba quien dieciséis años más tarde se convertiría en mi padre. En alguna esquina, quien resultaría mi abuelo, mezclados entre la multitud asistían al nacimiento de “El Mito”. Pasarían algunos cuantos años para que papá y mamá, se conocieran, otros hasta que llegara yo… Una tarde de junio, un poco más fría que la de hoy, en ésta misma casa, encendieron la tele, blanco y negro y la voz de Julio Jorge Nelson junto a imágenes la película Tango Bar, hicieron que yo abandonará la tarea, “los deberes”, manché la hoja con tinta, porque mi flamante lapicera “Tintenkuli” (otro recuerdo) quedó abierta sobre el cuaderno. Me ubique en primera fila, para ver a Carlos Gardel, sí ver, porque escuchar lo escuchaba siempre.
Esa noche el “Tata” Cesáreo comentó - yo estuve el 5 de febrero de 1936… llegamos por Callao hasta Sarmiento, con Villa (su amigo y paisano Manuel Villanueva)
cien metros faltaban para llegar a Corrientes y no pudimos.
-
También estuve allí dijo Madrid, junto a mi hermano Horacio y otros amigos empujados por esa multitud que avanzaba por la Av. Corrientes, nos separamos a la altura de Riobamba para, increíblemente, reencontrarnos en la intersección de Juan B Justo.
La voz de Gardel siempre se escuchó en nuestra casa. Recuerdo cuando allá por 1962 papá sufrió un infarto, el primero de una larga serie. Durante su recuperación, sobre la mesita libros, muchos, entre tantos éste y la radio, siempre la radio, encendida. Fue en esos días cuando falleció tío Horacio, el hermano mayor; los médicos opinaron que papá no estaba en condiciones de recibir esa noticia. Todos, familia, amigos que llegaron desde Gral. Guido, vecinos hicieron que él no lo sospechara, aunque estoy convencida que lo intuyó - algún día contare ese episodio -. Recién cuando consideraron el alta, fue su médico, el Dr. Oscar Alende quien le dio la triste noticia. Madrid pidió ir a la Chacarita y allá fuimos todos, “en bandada”. Nos esperaba Tía Pepa, llevamos unas “florcitas” a tío Horacio y después fuimos a visitar a Carlos Gardel. Yo iba con los tíos, todo era asombro en esa ciudad tan silenciosa. La muerte, hasta ese día era lejana, muy lejana.
De pronto allí estaba sonriendo, rodeado de una muchedumbre Carlos Gardel.
Tío Mochi dejo un cigarrillo, que en algún momento el cuidador encendería y pondría entre los dedos de la mano derecha me susurraba tía María, mientras “El Morocho” nos sonreía desde el bronce. Dejamos una florcita, que pronto desapareció entre las miles y miles que la gente arrojaba.
-Sólo la Madre María, “otra vecina de este barrio” unas calles más allá tiene tantas flores como él me dijo tío Loro.
-¿Vamos? Pregunte
-Otro día, querida, ahora esperemos a Madrid ordenó tía María.
Papá llegó flanqueado por mi madre, y tía Pepa que traía de la mano a mi hermano;
- ¿Recordás cuñado? pregunto Pepa aquel febrero del 36, Hacho y vos perdidos entre la muchedumbre… Papi, así lo nombraba ella, siempre contaba que llegaron, hasta Villa Crespo…
-Tantos recuerdos comentó papá con el pañuelo en la mano enjugando sus lágrimas.
-Vayan yendo ordenó tío Loro.
Mi madre, mi hermano y yo nos adelantamos, ellos se quedaron con tía Pepa. Ese día nos despedimos de tío Horacio.
Mientras caminábamos hacia la salida me volví para mirar a Gardel, vi a mis tíos sostener en un abrazo a mi padre, me dieron ganas de llorar, entonces, levanté la mirada, "el Morocho" sonreia desde el bronce, mientras el humito del cigarrillo se elevaba. Sin dudas fue ese día cuando comprendí lo que significaba eso de que sólo “los mitos no tienen muerte”.


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viernes, 20 de junio de 2008

Algunos consejos de Martin Fierro

Ilustración Juan Carlos Castagnino Martin Fierro Edit. Eudeba

Muchas cosas pierde el hombre
Que a veces las vuelve a hallar
Pero les debo enseñar
Y es bueno que lo recuerden
Si la vergüenza se pierde
Jamás se vuelve a encontrar

Los hermanos sean unidos,
Porque ésa es la ley primera.
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea
Porque si entre ellos pelean
Los devoran los de ajuera.

Respeten a los ancianos,
El burlarlos no es hazaña
Si andan entre gente estraña
Deben ser muy precavidos
Pues por igual es tenido
Quien con malos se acompaña.

La cigüeña cuando es vieja
Pierde la vista, -y procuran
Cuidarla en su edad madura
Todas sus hijas pequeñas
Apriendan de las cigüeñas
Este ejemplo de ternura

lunes, 16 de junio de 2008

Cimarrón de ausencia


Cimarrón de ausencia
Milonga
Música: Juan Larenza
Letra: Marsilio Robles

Cimarrón sos más amargo

que el amor que viste ausencia
y sos polvo de querencia,
que llevó el camino largo
en el pesado letargo
de mis soledades muertas,
tu savia es aroma incierta
de tristes evocaciones,
y es sangre que a borbotones
pierdo de una herida abierta.
Sos atrancao, por momentos,
como lágrima enredada
flor agreste, tierra arada,
tu sabor es pampa y viento.
Pero sos también lamento
en el sorbo de la agonía
y en esta tristeza mía
que derramas en la tea
cuando a mi pulso flaquea
un temblor de lejanía.
Sos vertiente de agua mansa
que va regando el potrero,
tu calor es sol de enero
y tu verde es esperanza.
Sos puñal, rebenque y lanza,
blandiendo en puños de gloria.
Gota amarga ‘e la memoria
del que perdió su querencia.
Y estás ensillado de ausencia
como el flete de mi historia.

Cuando encontré los versos, de esta vieja milonga que muchas veces escuché en las guitarras familiares, o descubría - a pesar de mi escaso oído musical - en el silbido de mi padre. Pensé en llevarlos a nuestra Matera y para ilustrarla buscaba una foto… Fue cuando recordé a Pedro Luis Raota (1936-1986) fotógrafo Argentino, nacido en la provincia del Chaco, afincado en Villaguay. Entre Ríos, considerado uno de los diez mejores fotógrafos del mundo.
Tío Mochi hablaba siempre de Raota, tanto que una tarde allá por 1973 talvez 74 descubro que hay una exposición de sus fotos, ya era un multipremiado y allá fui. Volví maravillada, entre mate y mate conté a los tíos con lujo de detalles aquella muestra.
-El lunes voy afirmó tío Mochi.
-Mejor el domingo che, dijo tío Loro. Después nos vamos para Libertador que nos espera Julio y familia con una picadita. ¿Te sumas? preguntó…
Imaginen la respuesta si a la muestra de fotos, le sumaba "la picadita" en la casa de los Barragán.
Comencé a buscar la foto, ventajas de la tecnología, no tarde en encontrarla, aquí se las dejo.

domingo, 15 de junio de 2008

De nuestra colaboradora y amiga Norma Montenegro

Papá

Tenías la mirada buena, pura,
de los seres sencillos y derechos,
el corazón abierto a las gauchadas
porque el amor te desbordaba el pecho.

Rememoro los días en que eras
sostén para mis pasos inseguros,
diseñando las huellas de mi infancia
y empeñoso afirmando mi futuro.

Caminé de tu mano hacia la escuela
y acompañaste mi ilusión de novia
pero vientos de tedio se llevaron
lo más bello que tuvo aquella historia.

Te marchaste muy pronto Padre mío
no pudiste gozar de tu vejez
mas del cielo me guías y sonríes
por que sabes que te amo como ayer.

Norma Ester Montenegro

viernes, 13 de junio de 2008

Aromas de Ayer

Mientras escucho a Peteco Carabajal y a Rally Barrionuevo… estoy probando ésta nueva forma de traerles la música que me gusta, la descubrí en el Blog de Analia, también M. José lo usa. Probemos digo. ¡Huelo el aroma de los Buñuelitos de Anís! y vuelo a la cocina.

boomp3.com

Estoy de vuelta, ustedes no saben pero pasó un buen rato, parece que todo funciona, tarda un poquito en subir, tengan paciencia, pero camina. “Si no le pego, le arrimo”.
Falta que les de la receta, la antigua receta de los buñuelitos de anís. Tomen nota

"Colocamos en una cacerola 1/2 litro de Leche, anís y ralladura de limón todo junto al fuego cuando rompe el hervor, y la cocina se llena de olor a anís, lo retiramos del fuego y agregamos harina medimos ¼ y revolvemos para que no se formen grumos , revolvemos, revolvemos, revolvemos. Cuando esa masa esta tibia, en ese momento, nunca antes agregamos de a uno los huevos en total cuatro y siempre revolviendo. La masa debe quedar suave. Mientras se calienta la materia grasa donde vamos a freírlos, ¿cómo? por cucharadas.
Al mismo tiempo que comenzamos a freír los buñuelos preparamos un almíbar con 1 vaso de agua y ½ vaso de azúcar y cascaritas de limón. Con este almíbar rociamos los buñuelos cuando van saliendo"

¡Si nos dejan!

miércoles, 11 de junio de 2008

¡Bienvenida Sra. María Marta Vargas!

Dicen que cuando un amigo se va queda el espacio vacío, en este caso un buen amigo deja paso a una nueva amiga, la Sra. María Marta Vargas flamante Directora de Cultura de General Guido.
Desde aquí, desde éste humilde almacén de la memoria le doy la bienvenida.
Alguien me dijo que el trabajo de la memoria tiene como desenlace el olvido, a veces, el perdón. Y debe de ser así nomás, por que sino ¿Para que recordar?.
No me despido de Omar Arias porque no tengo dudas que seguiremos trabajando juntos por y para “los Guidos”
Ahora les cuento a mis lectores. En la tarde de ayer la Sra. María Marta Vargas se comunicó telefónicamente, hablamos muchísimo, de estas cosas que nos interesan, que tienen que ver con nuestra identidad. Supe entonces, que era oriunda de Maipú, su esposo de Dolores, convergieron en Gral. Guido, la suma, dos hijos adolescentes y “Guidenses”. Se confirma lo que vengo diciendo amigos, entre nuestros pueblos no hay fronteras.

¡Bienvenida María Marta Vargas!
Las puertas de éste almacén y de la Matera están abiertas, como lo estuvieron siempre.

domingo, 8 de junio de 2008

"Los San Juanes de General Guido"


24 de Junio “La Noche de San Juan”.
Luminarias, fogatas, el sabor de las batatas asadas en el rescoldo...pero también la fecha en que había muerto Carlos Gardel.
Así es. Siguiendo una tradición ancestral en esta casa la noche del 23 de Junio, vísperas de San Juan, tía María encendía luminarias ni bien llegaba las primeras sombras de la noche.
La noche más larga, la noche en que el fuego en los fanales y las hogueras ardería hasta el amanecer para mantener alejados a los malos espíritus.
La foto que ilustra mi recuerdo la dejó aquí María Bernarda Guebara. Desde la primera vez que la vi recordé aquella tradición que mi familia me trasmitió, "Los San Juanes de General Guido”. Seguramente mi recuerdo de esta noche mágica traiga a la memoria de los mayores “Las Cédulas”
Para los que no saben, para los que poco o nada conocen de aquel otro Guido, les cuento que “Las cédulas de San Juan” era un juego, una diversión en la que participaban las muchachas y los muchachos solteros. Sobre la mesa se preparaban los papelitos cortados todos iguales, algunos lápices y unas cajas o latas. Entre risas y murmullos comenzaban escribir. Primero su nombre lo colocaban en la lata que pasaba el bastonero (una para las mujeres y otra para los hombres), en la siguiente ronda las mujeres apuntaban el nombre de un lugar (podía se del interior de la casa, del patio, o algún lugar común del pueblo) ese papelito iba a otra lata, mientras los muchachos escribían una tarea, (enlazar, marcar, bailar) que también depositaban en otra lata. Cuantas más cosas se pedían, más latas y mejor se ponía "la cédula"
Cumplidas las premisas el dueño de casa oficiando de director se encargaría de armar "la cédula" Sacando de a uno los papelitos y respetando el orden de las latas leía en voz alta mientras un secretario escribía:
María y Zacarías (ya empezaban las risas nerviosas), en la pajarera, (todos carcajeaban) enlazaban, peras ¡Válgame el cielo, caracho!
Siguiente… anunciaba el bastonero y todos se disponían a escuchar
Eloisa y Crispín en el puente, cocinaban, sandias… ¡Haberlos visto!
Afuera ardían las luminarias, los más chicos corrían con ramas de laurel humeantes perfumando el aire, mientras las batatas se cocinaban en el rescoldo.
Adentro, en la cocina seguia la lectura de “la cédula” motivo de farra, de risa, de “sana picardía” Era tan lindo todo aquello contaba tía Maria con nostalgia.
La tardecita del 24 de junio de 1935 cuando alguien entró a casa para dar la noticia que Gardel había muerto, nosotros estábamos releyendo la cédula de las vísperas.

¡Qué divertido si nos permitiéramos encender una fogata como aquellas el próximo 23 ó el 29 que coincide con la festividad de San Pedro, si ilumináramos cada ventana con un candil!
Quizá se pueda así, alejar las energías negativas y comenzar un nuevo tiempo, lleno de buenos augurios. ¡Y comer batatitas asadas al rescoldo!

viernes, 6 de junio de 2008

Aprender a escuchar

Los Naipes, las cartas, la baraja. Reyes, Caballos, Sotas y Ases colocadas sobre la mesa deberían sumar en forma horizontal, vertical y diagonal, treinta y una (31) "sin que se repita en la línea, el palo, la figura, el número"
-¿Difícil? Preguntaba mezclando con maestría las cartas restantes.
Mientras contaba esta historia.

“Una noche se dieron cita en el boliche, dieciséis forasteros. Fueron llegando en éste orden.
Primero Llegó un Rey noble y generoso, con una serpiente al pie. Lo acompañaba un caballero, su copa y de palo una mujer
Toma a beber esta copa, dijo el bolichero. La envía aquel caballero, que con estas monedas pagó, aquel otro valeroso Rey Guerrero.
Debajo del Pino verde. Un Rey se puso a beber, contaba el viejo Manuel. Mientras llegaba por el camino una mujer muy valiente, que al oro pudo vencer.
Se sumaron entonces otro valeroso caballero y una mujer con dinero. Otro Rey cargando pesado leño llegó a la linda reunión... y entonces, el bolichero, quitando del porrón las telas araña, convidó a todos los presentes con una copa de caña"

-¡Imposible! Muy difícil decía yo dándome por vencida.
No se me achique a la primera dificultad compañera indicaba Madrid “cuando se está en el potro, hay que aguantar los corcovos” y tomando las 16 cartas en un abrir y cerrar de ojos las colocaba sobre la mesa Oro, Espada, Copa, Bastos cumpliendo la premisa: sin error, sumando las treinta y una
-¿el secreto?
Aprender a escuchar.
Seguir el relato que estaba narrando...
...continuará

jueves, 5 de junio de 2008

¡A Leer!

¡Ya apareció!

Boletín electrónico de información, investigación y actualidad de la Asociación Amigos del Museo Kakel Huincul
Año IV – Nº 45 – Junio de 2008

http://www.ladobled.com.ar/boletinesanteriores/boletinjunio.08.doc

lunes, 2 de junio de 2008

¡Chicharrones!



“Grasa de cerdo, también se utiliza la de vaca, cortada en trozos pequeños que en una cacerola olvidaremos por un largo rato sobre fuego bien bajito. De vez en cuando les damos una vueltita, revolvemos, siempre con cuchara de madera. Al tiempo veremos flotar en el liquido unos pedacitos dorados he ahí los chicharrones. Colamos y listo para utilizar. ¡Que rico! Si no fuera por el colesterol.

Lo que traigo no hace mal, como pueden ver es un viejo librito Canciones-Bailes-Versos Gauchos y Biografias de los Grandes Payadores.
¿Su autor? J. Andrés González Pulido.
¿Años? Muchos.


Por Mi Patria y Por Mi Raza
Al Dr. Ezequiel P. Paz
Director de La Prensa

Peló su daga el paisano,
blasfemando una amenaza,
rayó el suelo con fiereza
con la punta de su arma,
y un fulgor como de odio
relampagueó en su mirada
Y dijo con voz tronante
¡¡Vayan saliendo los maulas!!

¡Sólo un silencio de muerte
respondió a toda su rabia;
ni un solo hombre de aquellos,
que poco antes bromearan,
copó el envite fierazo
de aquella vida machaza,
cuando su honor se fué al filo
de su bien templada daga!...

¡Naides hay!...rugió el paisano:-
¡Que quiera copar la banca!...
¡Salga pues el que hace un rato,
sobre mi patria tallaba!...
¡No hay que relinchar al cuete,
como trompeta en yeguada!
¡Al que se limpió la boca
con mi tierra y con mi raza,
vaya saliendo pá el medio
con su milonga de maula,
que naides ofende al ñudo,
mi bandera criollaza,
ni la tierra en que vivimos,
sin que mi daga le abra
por desbocao y sotreta,
mil bocas pá sus palabras!...

Nadie respondió; la gente
sin cruz, ni pelo, ¡orejana!...
se desparramó miedosa
como tropilla espantada.
El Gaucho fiero de un salto
se plantó en medio la cancha,
y dejando caer el brazo
clavó en el suelo la daga!...
A la nuca echo el sombrero
mostrando sus sienes blancas
y una enorme cicatriz
que en su frente culebreaba…

¡Vean la gloria que llevo
eternamente sin mácula;
la besó el fierro enemigo,
allá por Cancha Rayada!...
¡Sobre el mancarrón valiente
crucé las cumbres nevadas
siguiendo al gran San Martin
que dió libertad a otras patrias!...

Con el matungo cansado
desensillamos en Salta…
Donde Güemes pegó el grito;
¡Gauchos afirmen las lanzas!...
¡Y las tacuaras vibraron
enfurecidas sus cañas…
Independizando toda
la extensión de nuestra pampa!...

En Maipú y en Ayacucho.
de nuestros pingos los cascos
tronaron por esas tierras
persiguiendo derrotados.
En San Lorenzo, la gloria
ciño a su frente Belgrano
quien hacia el cielo lanzó
al galope su caballo,
volviendo envuelto en celeste
con una franja de blanco
y al Sol chispeando en su mano!...
¡¡Subió hasta Dios a buscar
La Bandera de los Gauchos!!...

Hoy los extranjeros tienen
las riquezas de mis pampas,
las llaves de su comercio,
las mujeres de mi raza.
La Justicia y los Gobiernos
es pura sangre agringada;
que no hay pá ellos hacienda
que tenga pelo ni marca!...
¡Aquí tuitos tienen todos;
sólo yo no tengo nada!...
¡Ustedes son para el queso;
sólo yo pá las patriadas!...
¡Pero el que hable un chiquito
Tan solo ANSI de mi patria,
de mi noble tradición
de la historia de mi raza,
que no sea pá rezarle
una oración con el alma,
lo voy a ensartar sin asco
con la punta de mi daga!...

Sólo un silencio profundo
fue la réplica al paisano,
quien desenclavando el arma
se fue arrimando al caballo,
que montó de un salto corto
cayendo en él horquetado
y afirmándole las riendas
lo talonió, y de un lonjazo
fue la señal pá que el pingo
partiera como un flechazo

¡Y a lo lejos parecía
que cabalgaba en sus ancas
como un trofeo machazo
lLa enseña celeste y blanca…!
¡La Bandera de los gauchos…!
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).