“Grasa de cerdo, también se utiliza la de vaca, cortada en trozos pequeños que en una cacerola olvidaremos por un largo rato sobre fuego bien bajito. De vez en cuando les damos una vueltita, revolvemos, siempre con cuchara de madera. Al tiempo veremos flotar en el liquido unos pedacitos dorados he ahí los chicharrones. Colamos y listo para utilizar. ¡Que rico! Si no fuera por el colesterol.
Lo que traigo no hace mal, como pueden ver es un viejo librito Canciones-Bailes-Versos Gauchos y Biografias de los Grandes Payadores.
¿Su autor? J. Andrés González Pulido.
¿Años? Muchos.
Por Mi Patria y Por Mi Raza
Al Dr. Ezequiel P. Paz
Director de La Prensa
Peló su daga el paisano,
blasfemando una amenaza,
rayó el suelo con fiereza
con la punta de su arma,
y un fulgor como de odio
relampagueó en su mirada
Y dijo con voz tronante
¡¡Vayan saliendo los maulas!!
¡Sólo un silencio de muerte
respondió a toda su rabia;
ni un solo hombre de aquellos,
que poco antes bromearan,
copó el envite fierazo
de aquella vida machaza,
cuando su honor se fué al filo
de su bien templada daga!...
¡Naides hay!...rugió el paisano:-
¡Que quiera copar la banca!...
¡Salga pues el que hace un rato,
sobre mi patria tallaba!...
¡No hay que relinchar al cuete,
como trompeta en yeguada!
¡Al que se limpió la boca
con mi tierra y con mi raza,
vaya saliendo pá el medio
con su milonga de maula,
que naides ofende al ñudo,
mi bandera criollaza,
ni la tierra en que vivimos,
sin que mi daga le abra
por desbocao y sotreta,
mil bocas pá sus palabras!...
Nadie respondió; la gente
sin cruz, ni pelo, ¡orejana!...
se desparramó miedosa
como tropilla espantada.
El Gaucho fiero de un salto
se plantó en medio la cancha,
y dejando caer el brazo
clavó en el suelo la daga!...
A la nuca echo el sombrero
mostrando sus sienes blancas
y una enorme cicatriz
que en su frente culebreaba…
¡Vean la gloria que llevo
eternamente sin mácula;
la besó el fierro enemigo,
allá por Cancha Rayada!...
¡Sobre el mancarrón valiente
crucé las cumbres nevadas
siguiendo al gran San Martin
que dió libertad a otras patrias!...
Con el matungo cansado
desensillamos en Salta…
Donde Güemes pegó el grito;
¡Gauchos afirmen las lanzas!...
¡Y las tacuaras vibraron
enfurecidas sus cañas…
Independizando toda
la extensión de nuestra pampa!...
En Maipú y en Ayacucho.
de nuestros pingos los cascos
tronaron por esas tierras
persiguiendo derrotados.
En San Lorenzo, la gloria
ciño a su frente Belgrano
quien hacia el cielo lanzó
al galope su caballo,
volviendo envuelto en celeste
con una franja de blanco
y al Sol chispeando en su mano!...
¡¡Subió hasta Dios a buscar
La Bandera de los Gauchos!!...
Hoy los extranjeros tienen
las riquezas de mis pampas,
las llaves de su comercio,
las mujeres de mi raza.
La Justicia y los Gobiernos
es pura sangre agringada;
que no hay pá ellos hacienda
que tenga pelo ni marca!...
¡Aquí tuitos tienen todos;
sólo yo no tengo nada!...
¡Ustedes son para el queso;
sólo yo pá las patriadas!...
¡Pero el que hable un chiquito
Tan solo ANSI de mi patria,
de mi noble tradición
de la historia de mi raza,
que no sea pá rezarle
una oración con el alma,
lo voy a ensartar sin asco
con la punta de mi daga!...
Sólo un silencio profundo
fue la réplica al paisano,
quien desenclavando el arma
se fue arrimando al caballo,
que montó de un salto corto
cayendo en él horquetado
y afirmándole las riendas
lo talonió, y de un lonjazo
fue la señal pá que el pingo
partiera como un flechazo
¡Y a lo lejos parecía
que cabalgaba en sus ancas
como un trofeo machazo
lLa enseña celeste y blanca…!
¡La Bandera de los gauchos…!
Al Dr. Ezequiel P. Paz
Director de La Prensa
Peló su daga el paisano,
blasfemando una amenaza,
rayó el suelo con fiereza
con la punta de su arma,
y un fulgor como de odio
relampagueó en su mirada
Y dijo con voz tronante
¡¡Vayan saliendo los maulas!!
¡Sólo un silencio de muerte
respondió a toda su rabia;
ni un solo hombre de aquellos,
que poco antes bromearan,
copó el envite fierazo
de aquella vida machaza,
cuando su honor se fué al filo
de su bien templada daga!...
¡Naides hay!...rugió el paisano:-
¡Que quiera copar la banca!...
¡Salga pues el que hace un rato,
sobre mi patria tallaba!...
¡No hay que relinchar al cuete,
como trompeta en yeguada!
¡Al que se limpió la boca
con mi tierra y con mi raza,
vaya saliendo pá el medio
con su milonga de maula,
que naides ofende al ñudo,
mi bandera criollaza,
ni la tierra en que vivimos,
sin que mi daga le abra
por desbocao y sotreta,
mil bocas pá sus palabras!...
Nadie respondió; la gente
sin cruz, ni pelo, ¡orejana!...
se desparramó miedosa
como tropilla espantada.
El Gaucho fiero de un salto
se plantó en medio la cancha,
y dejando caer el brazo
clavó en el suelo la daga!...
A la nuca echo el sombrero
mostrando sus sienes blancas
y una enorme cicatriz
que en su frente culebreaba…
¡Vean la gloria que llevo
eternamente sin mácula;
la besó el fierro enemigo,
allá por Cancha Rayada!...
¡Sobre el mancarrón valiente
crucé las cumbres nevadas
siguiendo al gran San Martin
que dió libertad a otras patrias!...
Con el matungo cansado
desensillamos en Salta…
Donde Güemes pegó el grito;
¡Gauchos afirmen las lanzas!...
¡Y las tacuaras vibraron
enfurecidas sus cañas…
Independizando toda
la extensión de nuestra pampa!...
En Maipú y en Ayacucho.
de nuestros pingos los cascos
tronaron por esas tierras
persiguiendo derrotados.
En San Lorenzo, la gloria
ciño a su frente Belgrano
quien hacia el cielo lanzó
al galope su caballo,
volviendo envuelto en celeste
con una franja de blanco
y al Sol chispeando en su mano!...
¡¡Subió hasta Dios a buscar
La Bandera de los Gauchos!!...
Hoy los extranjeros tienen
las riquezas de mis pampas,
las llaves de su comercio,
las mujeres de mi raza.
La Justicia y los Gobiernos
es pura sangre agringada;
que no hay pá ellos hacienda
que tenga pelo ni marca!...
¡Aquí tuitos tienen todos;
sólo yo no tengo nada!...
¡Ustedes son para el queso;
sólo yo pá las patriadas!...
¡Pero el que hable un chiquito
Tan solo ANSI de mi patria,
de mi noble tradición
de la historia de mi raza,
que no sea pá rezarle
una oración con el alma,
lo voy a ensartar sin asco
con la punta de mi daga!...
Sólo un silencio profundo
fue la réplica al paisano,
quien desenclavando el arma
se fue arrimando al caballo,
que montó de un salto corto
cayendo en él horquetado
y afirmándole las riendas
lo talonió, y de un lonjazo
fue la señal pá que el pingo
partiera como un flechazo
¡Y a lo lejos parecía
que cabalgaba en sus ancas
como un trofeo machazo
lLa enseña celeste y blanca…!
¡La Bandera de los gauchos…!