viernes, 18 de enero de 2008

"Golpeando la puerta de la casa vacía"

“Golpeando la puerta de la casa vacía
No para que me abran,
Para escucharme llamando.”
Responsoriales. Hugo Mujica


Hoy me preguntaron: ¿Por qué La Gallineta?, ¿Por qué ese nombre? y aquí estoy respondiendo.

Cuando supe que mi pueblo heredado, ¡por fin tendría un museo! me puse a trabajar. Así nace el Blog La Gallineta Almacén de Ramos Generales donde la nostalgia y la memoria se dan cita.
Igualito a ese otro, que mis tíos Madrid, montaban en su diminuto departamento, de la calle Palacios, en Banfield, para que yo (consentida) jugara, abrigadita, al reparo de esas cuatro paredes en los fríos inviernos de mi infancia.
Hasta aquel imaginario establecimiento, de Ramos Generales, llegaban, en la voz de mi tía María, Avelina Iarchet, los Landi, los Loubet, los Gascue, los Torme, los Cortes, los Lorente, losVera, Iriart, Troullet, Cepeda, Mapelli, Tejerina, Tolosa y tantos otros nombres y apellidos, que a fuerza de repetirlos se volvían familiares; y mientras yo, torpemente despachaba, ellos, mis tíos, me contaban anécdotas de este su pueblo General Guido, de casas sencillas, de puertas “sin trancas” de amplias galerías. Me hablaban de la cordialidad de su gente, de las noches de Baile ó las kermeses en el Centro Recreativo Cultura, de los partidos de fútbol, de “Mascaritas” y Carnavales imborrables… siempre trayendo a la memoria, los amigos, y la “dulzura de esos atardeceres pampas”, que nunca dejaron de extrañar.
Ellos ya no están, pero, “el viento sopla todavía” y me recuerda que tenemos la tarea de reconstruir el rico pasado, de nuestro pueblo, tenemos que colaborar con el Museo… “golpear la puerta” decir: ¡aquí estamos!, aunque nadie nos responda, aunque la casa nos devuelva silencio, sigamos llamando.
Eso intentamos humildemente desde aquí, no, no es un error, La Gallineta y La Matera dejaron de pertenecerme hace tiempo, ¡por suerte!, hoy es de todos ustedes amigos y compueblanos de Gral. Guido… y si sigo golpeando a la puerta cerrada, solo es para escucharme llamando.
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).