lunes, 7 de enero de 2008

Mi recuerdo para el poeta Domingo Cioppi

Picoteando, buscando y hurgando encontré el texto que sigue:

“Inauguración de la biblioteca del Instituto Julio Verne; en 2004 y en el marco de la campaña de donación de libros, la hija del desaparecido escritor marplatense Domingo Cioppi donó la biblioteca personal de su padre, con alrededor de 5000 libros (novelas, cuentos, poesía, historia, ciencias, folklore, tango, periodismo, cine, psicología, filosofía, etc.); a partir de entonces, la biblioteca de esta Institución se convirtió en lugar de referencia obligada no sólo para la comunidad escolar, también, para la barrial y, en ocasiones, para la ciudad”

Mientras leía, recordé que entre los papeles de mi padre había cartas y poemas de Domingo Cioppi, yo lo había conocido personalmente. Lo recuerdo ahora con ese poncho sobre los hombros, como también lo usaba mi padre… Aquel compañero de las primeras lecturas allá en General Guido, amigo de los Madrid, declarado defensor de los Derechos Humanos, abanderado de utopías…¿sería el mismo? , me zambullí a buscar esas poesías que se cruzaban con mi padre y compruebo que: ¡es el mismo!
Ustedes los Guidenses jóvenes, no lo conocieron, conocen sí a Elvira su hermana.
Para empezar a conocer a Domingo Cioppi les dejo:
Para un Pago con Guitarras
(Homenaje a Fleury, Mar del Plata, agosto de 1972)

Vengo a buscar un tiempo de nostalgia
Por estos aires libres de la patria

Por el ancho callejón de sina-sinas
De un galope largo
Levantando un viento de jilgueros,
Con un sol que se hunde en el frío
De remotos bañados.
Llegar al lado de la noche,
Con tanta voz ausente,
Con tanto silencio conversado.

Busco al cantor
Que se durmió bajo los talas,
Quiero escuchar su voz,
Que renace a cada noche
En las raíces memoriales de los pastos.
Quiero encontrarme con viejos payadores
Rondando antiguas pulperías
Y silentes fogones apagados.
Fantasmas de la niebla,
Ángeles de la tormenta y el relámpago

Renacer en el canto,
Con voz y con guitarra.

Convoco en estos pagos de Dolores
como en otros tiempos que no han muerto,
al canto para la voz entera,
a los tristes perdidos,
a los estilos y milongas olvidados
que florecieron de la sangre
y la violenta aventura de los hombres
en los lejanos montes
que flotan en el mar del horizonte
más allá de las lluvias y las brumas.

Busco
La sentida madera
Que se repartió en guitarras luminosas,
Busco su voz,
Su queja
Salida de los oscuros ranchos,
Quero hallar de nuevo el pulso
Del cantor invencible
Con su coraje y corazón abiertos

Vengo a buscar los aires libres de la patria,
Como en otros tiempos que no han muerto.

Domingo Cioppi
En la dedicatoria se lee
Para los hermanos Madrid 2/10/77.
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).