miércoles, 9 de enero de 2008

"Recordando" Por Miguel Capitan

Usando esa maravilla que todos traemos anexado a nuestro existir que es la memoria, que a veces nos juega a favor y otras no tanto; los casi cincuentones como yo, algunos más chicos o más grandes, pero ahí nomás, se deben de acordar de un personaje muy ligado también a nuestro pasado de pueblo tranquilo y acogedor, que rompía un poco la monotonía, que tiene todo pueblo del interior, con sus bocinazos y la algarabía de los ocasionales pasajeros de su Citroën 3 CV color amarillo, que con todo su carisma, amor y simpatía lograba algo que ni nuestros padres podían hacer, que era ir los domingos a misa.
¿Descubrieron a quién estoy haciendo referencia ?... ¿No? Bueno le doy unas pistas más: usaba unos gruesos anteojos de aumento, su físico era muy menudito y envuelto en su larga sotana lo parecía aún más enjuto.
¡Bueno...Bueno! Basta ya de "misterios" el personaje elegido por mí, es el querido y siempre bien recordado PADRE MIGUEL GRIMAUX. ¡Que personaje!. Un hombre bonachón y carismático se escondía detrás de esa sotana, a la que muchas veces arremangaba para prenderse en los "picados" que armaba para "atraernos", atrapados en nuestra debilidad de correr tras una pelota en lo que queríamos asemejar a un partido de fútbol, llegábamos a la Iglesia. Personalmente muy pocas veces voy a la Iglesia, sólo en ocasiones muy puntuales, casamiento, bautismos, comuniones y algún que otro "compromiso social", soy muy arisco para acercarme a la Casa de Dios, creo en Él, y lo hago a mi manera sin que ello me aleje de la comunión con Dios.
He querido compartir con todos ustedes este recuerdo. Me detengo en esta parte de mi vida de niño (9 ó 10 años), éramos una "banda", la banda del padre Miguel ,maravilloso y querible ser que logró "arrearnos" a la Iglesia...
Adonde quiera que Dios te haya mandado hoy a trabajar para su obra, te hago llegar mis sinceros deseos de una vida plena de amor y bendición, y mi eterno agradecimiento porque tu paso por mi vida ayudo a tener momentos muy felices en mi infancia, los que atesoró a lo largo de mi existencia…¿porque, que es la vida?, sino una continua secuencias de momentos y recuerdos de nuestro paso por esta tierra...
Mil Gracias PADRE MIGUEL GRIMAUX . Todo mi cariño para vos.
Miguel Capitan
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).