(Rescatada en el Boletín “Ecos del Museo”, Nº 1 y 2 Marzo-Abril 2002)
"Es su canto un gemido blanco, suave, que se pierde en los pajales, murmurando vanas quejas:
I) Brama quejumbrosa la laguna musicando cánticos extraños al agitar violentamente los juncales, y en las altas barrancas, los ombúes danzan al compás del huracán. Echa la borrasca sobre el monte, sobre su espeso y misterioso manto.
Y el ronco ulular del viento resuena lúgubre en la espesura… como si el extenso monte de Kakel Huincul, fuera teatro de una báquica orgía de ánimas en pena. Y extendida a sus pies como un fiel guardián, brama la gran laguna musitando extrañas quejas...
II) Cuentan extrañas historias...
Dicen que cuando la tempestad ruge en las tinieblas de la noche, se oye una voz de hombre que canta en la lengua salvaje de una antigua raza indígena una melodía triste…suave. Y es su canto un gemido… de eco plañidero que recorre la espesura y rodando en las barrancas va a perderse en los pajales… y hay otros que aseguran que lo han visto. Es un pampa tan altivo como fiero y en las claras noches de luna vaga errante sollozando y aprieta fuertemente una cruz contra su pecho.
III)Cuentan extrañas historias…
Era el cacique Kakel, el indígena aguerrido y valiente que hollara estos lugares, así como el más temido y más sanguinario. Su voluntad era ley y su destreza y bizarría famosa hasta los confines de la llanura. Contabase de él las más grandes proezas y las más crueles expediciones. Sus malones llegaron hasta las márgenes del Salado y de uno de ellos... es como llegó a habitar en su toldo una joven blanca.
Maltratada, castigada cruelmente, besaba humildemente su crucifijo, su único amparo y su esperanza.
Pero pasaron desfilando los días uno a uno, incendiando en colores de grana las aguas de la laguna, y se iluminó de lleno la luna muchas veces…Y es entonces cuando el amor operó uno de los mas grandes cambios, trinaron sus mágicas plantas y al son de ellas abrieron sus marchitas corolas las flores.
Los ojos negros de la joven cristiana penetraron como saetas de fuego hasta el alma del feroz guerrero reblandeciéndola.
Y el cacique Kakel dejó de serlo, se hacía la voluntad de la cristiana, y el indio enamorado besaba todos los días el crucifijo de la joven blanca.
No hubo mas escenas de sangre, las aguas de la laguna nunca se tiñeron de rojo…
Y el amor siguió reinando desde su trono de alegrías…
IV) Hasta que un día…
Una gran nube de polvo flotaba en la lejanía del horizonte. Y la indiada armada lanzó su temible grito de guerra y aguardó la llegada de los blancos.
Chocaron los sables en las lanzas con ímpetu terrible, rodaron cuerpos ensangrentados y las aguas de la laguna se tiñeron de carmín. El cacique Kakel despertó como de un sueño, una tremenda herida de sable abría labios sanguinolentos, en su hombro. Miró a su alrededor, la mayor parte de sus guerreros yacían muertos, y la joven blanca había desaparecido de la toldería en que había sido reina.
Lloró amargamente su destino, el que un día fuera el gran cacique Kakel… sus lágrimas cubrieron abundantes y rodaron como perlas hacia la laguna…
Sus ojos se fijaron en un objeto, era el crucifijo que la cautiva le enseñaba a adorar. Y así fue como besando el sagrado símbolo las aguas de la gran laguna Kakel Huincul lo recibieron en su seno.
Esta es la leyenda que corre de fogón en fogón, en una extraña historia, que cuando la cantan en la espesura del monte, los bramidos del huracán, semejan una triste melodía de amor."
*Augusto José Bialade nacido en Gral. Guido en 1903,
Autor, entre otras obras del Romance de Kakel Huincul (también, salvado del olvido por los amigos maipuenses, que publicaremos en breve)
En Diciembre de 1972 Ediciones Los vientos publica su novela “El camino es Largo”. En Julio de 1973 llega a nuestra casa, con el libro dedicado donde puede leerse "a los amigos Madrid, muy afectuosamente del compueblano y autor de este relato que no olvida a Guido y sus viejos tiempos" Augusto J. Bialade. Ese día, en aquella "sobre mesa", fue la última vez que yo lo ví, ¿volvió otras?... seguramente, sí, era su visita, esperada en nuestra casa, charlaba mucho con mi padre y con mis tíos. Su libro autografiado, me consta, lo recibieron otros Guidenses, entre ellos: Don Abel Cepeda, "Pancho" Mapelli, ( amigos entrañables de mi padre) y otros cuyos nombres ahora se me escapan. De aquel día es la anécdota de "la espadita" que publiqué el 16/05/07 bajo el titulo "los Juguetes también cuentan historias" y recibió, allá por octubre, el comentario de una sobrina del Dr. Bialade, que mucho agradezco. Ahora el Sr. Juan Naddeo, Presidente de los Amigos del Museo Kakel, recibe de otro familiar de Don Augusto Bialade, el Dr. Fahey, "El Romance de Kakel", y tiene la gentileza de acercárnoslo... sumar "como las piezas de un rompecabezas" para seguir armando nuestra historia, la que nos pertenece, la que compartimos hoy, con nuestros vecinos maipuenses, como ese "cachito" de las aguas de la gran laguna Kakel Huincul.