martes, 26 de junio de 2007

Como todos los días,

abrí mi casilla de e-mail con una pregunta y mucha expectativa. ¿Algún Guidense (además de los hermanos Guebara y de ¡por fin! Juliana Martinez ) se habrá tropezado con La Gallineta, esta última semana? Pero la pantalla me devuelve un inmenso desierto, hoy tampoco hay mensajes, ¿desanimo, desaliento? Nada de eso, sigo escuchando a Vicentico… Si me dejan en la calle me arreglo/Si me… Mientras ingreso a www.semanamaipuense.com.ar descubro su nuevo formato y me pongo al corriente, el “Centro Recreativo Cultura lidera su zona”… leo los apellidos que integran el equipo, son todos conocidos, aunque ellos no me conozcan, no sepan de mi, yo reconozco en sus apellidos a los hijos de… a los nietos de… a los sobrinos de… Cuando era chica (hace muchíííííísimo) me molestaba sobre manera que me indagaran ¿hija de cual de los Madrid sos vos? y ahora soy yo, la que hace la pregunta... ¿Cortes?, ¿hijo de Pinocho?, ¿nieto de Atilio? … y me detengo en Zaira, siempre memoriosa, saboreo sus guisos suculentos, llenos de sabor y de ¡colesterol! Diría Benjamín, y recuerdo a Elsa y no me olvido de Mabel. Así trabajan esos apellidos, me enlazan, me arrastran al pueblo de General Guido, al pueblo que heredé. Donde el viento sopla todavía… y sigo, quizás mañana... vuelva a encontrar la página que tenía la municipalidad www.guido.mun.gba.gov.ar ó direcciones de blogs, tan fáciles de construir, (¡yo pude!) con noticias actuales, con proyectos, con sueños, con fotos. No digan ¡No se puede! SE PUEDE, todo es cuestión de empezar… Internet es una herramienta poderosa, indispensable para el desarrollo económico social y cultural de los pueblos. Entonces, ¡Aprovechémosla!

“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).