miércoles, 27 de febrero de 2008

Charlas de sobre mesa I




Mientras seguimos esperando que otros Guidenses acerquen sus recuerdos, comparto con ustedes los de mi familia. La foto, una de las tantas que saca mi hermano, documentando que en nuestra familia estos “amigos” ocupan un lugar especial.

"Las Charlas de sobre mesa" las dejó escritas mi padre, demostrando que "los michalicos" han ocupado ese puesto desde siempre.

Cuando lean lo que sigue recuerden que, mi padre sólo tenía estudios primarios cursados en la Escuela Nº 1 de General Guido, como le gustaba decir.

...Chiquito escondido entre pajonales y cañadas, estrechado, entre el espejo de agua de la laguna hacia el poniente y el campo con sus cañadones al naciente está General Guido, nuestro pueblo. Nosotros pasábamos dentro de sus límites el año escolar finalizado éste, emprendíamos el viaje al campo que arrendaba nuestro padre, para pasar allí los meses del verano.Los días pasaban rápido, ni cuenta nos dábamos, la noche nos envolvía con sus misterios y los cuentos de luces malas y aparecidos que se contaban en torno al fogón ¡cuánto miedo! Los más chicos tiritábamos y corríamos a aferrarnos de las polleras de mamá buscando amparo para ese miedo a luz mala que no veíamos alumbrar o al aparecido que no aparecía por ningún lado.
Pero también había otras historias que hoy recordamos como "Los cuentos que nos contaban allá por 1917".


...Medianera de por medio estaba la casa de abuela Damiana Cabello, la mamá de mi mamá, con ella vivían dos hijas solteras Rosalía y Casiana - así la llamaba toda la familia- su nombre Damiana, el mismo de abuelita, quizás por esa razón, a la tía, todos la llamábamos Casiana. Era una narradora formidable, muy buena, tan buena como buena costurera. Cuando se fueron de Guido con su único hijo Adrián, vinieron a vivir a Lomas de Zamora y con Rosalía se dedicaron a la confección y arreglos de camisas, pero esa es otra historia que más adelante voy a contar, la que ahora me ocupa tiene que ver con la Historia familiar del Julián Paredes un gato barcino que vivía en la casa junto a otros tantos de su estirpe. Mamá siempre decía que “la flaca” (así la llamaba ella), hablaba con los animales desde chiquita y siempre estaba inventando “historias”. A nosotros, nos fascinaban sus cuentos, este en particular.

La Prosapia de Julián Paredes
Julián Paredes venga que hay visitas, llamaba parada en el dintel de la puerta de la cocina, -ya viene ustedes pónganse cómodos pedía, mientras "el michalico", con andar lento desperezándose de una de sus tantas siestas pasaba la puerta maullando, se subía en una banqueta bajita, donde había un almohadón de crochet de varios colores. Ella lo presentaba con ustedes Julián Paredes. No sea descortés. ¡caramba!, salude a las visitas, amonestaba. El gato bajaba la cabeza en reverencial saludo, motivo suficiente para que tía sentenciara: distintivo inequívoco de su real origen y gran prosapia, ustedes lo están viendo muchachos y darán fe. Entonces comenzaba a desparramar nombres. Es tiempo de aclarar que muchas veces la oímos contar la Saga de los Paredes, y los nombres que estamos recordando nunca cambiaron. Con la ayuda de mis hermanos hemos rearmado una de aquellas historia para contárselas hoy. Escuchen... El abuelo paterno del michalico Julian fue Don Eufrasio Paredes casado durante la Guerra del Paraguay con Ypacarai Ñandubay hija ella de un Cacique Guaraní, de ese matrimonio nacieron muchos hijos entre ellos Nazario Paredes Ñandubay, Padre del Julián. El abuelo materno fue Ramón Cisneros, la abuela Úrsula Mendoza, de esa distinguida familia, como no podía ser de otra manera, nació la distinguidísima Manuelita Cisneros madre del aquí presente decía señalando al gato que la miraba soltando unos maullidos cortitos. ¿Seguimos entonces Julián con el relato de sus siete largas vidas?, preguntaba y michalico volvía a maullar ¡Ah¡ usted quiere que cuente como nos conocimos usted y yo. Bueno. Entonces comencemos a deshojar su árbol.
Julián Paredes Cisneros nació en los galpones de la Estación del ferrocarril, apenas tenia unos seis meses, su espíritu aventurero lo llevo a explorar los alrededores, corriendo una mariposa trepo el terraplén, siguiendo de cerca un sapo llegó hasta la laguna, y esquivando el vuelo raspante de los teru teru se le hizo de noche y se encontró solito en medio de la Plaza, yo venia con mamá y mis hermanas de la Iglesia cuando lo vi al pie de la palmera grande, él, también me vio y cuando llegamos a casa dos pasos atrás Julián nos venia siguiendo. Lo invite a pasar, no se hizo de rogar, traspuso el zaguán, derecho se vino a la cocina y aquí estamos, levantaba la vista del bordado que tenia entre manos, nos miraba con una sonrisa picarona y preguntaba es así ¿verdad Julián? Y el michalico maullaba ¡creanlo! varias veces maullaba, bajaba de la banqueta, paseaba por debajo del banco largo, arqueando el lomo, buscando nuestras manos para que lo acariciáramos. ¡No, no! decía Casiana riendo a carcajadas, ¡patrañas!, Julián, ¡envidia! o vaya a una a saber que. Esta molesto por ciertos comentarios mal intencionados, contaba tía volviendo al bastidor... y continuaba, a Julián siempre se lo relaciono con lo más rancio de esta sociedad, eso sirvió para que, no hace mucho, le adjudicaran un romance con una de las chicas de Wilson, pero sólo son habladurías del chusmaje, todos en ésta casa, ustedes también lo saben, él está comprometido con Clarita Alegría, hija del viejo Bienvenido y de Marucha Girado. Dicen por allí que la Clarita ya empezó a tejer batitas… ¿le dice algo eso?, preguntaba, mientras el gato otra vez en su almohadon sé hacia ovillo entregándose al sueño... ¡Que resulto bandido Julián Paredes! ¿A las Chicas de Wilson no les habrá prometido casorio, verdad?. ¡Hágase el dormido, nomás!
Bueno sobrinos decía guardando su bordado en un cofre de madera y en voz muy bajita como para no interrumpirle el sueño, al gato, la seguimos en otro momento, él trabaja de noche y hoy interrumpimos su siesta.¿Dónde trabaja tía? preguntamos a coro. En el control y exterminación de toda alimaña dañina. Por su gran valentía muchas veces lo han venido a buscar de distintos lugares, hace poco estuvo en La Quinua, había allí una comadreja que los tenía a maltraer.
¿Y tiene hermanos? ¡Oh, Muchísimos! … son siete, si lo contamos a él ocho. El seminarista Patricio Paredes, nació para cura, vistió sotana desde que abrió los ojitos, zapatos negros y un fino cuello blanco son sus señas particulares durante mucho tiempo estuvo en la iglesia hasta el triste día que se cayó la torre del campanario, desde entonces nadie lo ha vuelto a ver, las malas lenguas, que por aquí hay muchas, más de las que se ven y muy malas por cierto, dicen que el Patricio aprovechó y abandonó el sacerdocio ese día, que lo vieron salir por los fondos hacia la laguna. Allí, en el pajonal vive la Flora Mosquera con las cuatro hijas del Pelado Argüelles, bueno dicen que con la menor anda noviando el Patricio, que esta escondido allí, que en noches de luna se lo escucha llorar y pedir perdón por sus pecados. ¡Mentiras! ¡Infamias! de las lenguas viperinas.
Miren ustedes como son las cosas en pueblo chico… Julián es mayor que el Patricio y anduvo entreverado con la Flora, la misma, si hasta, una noche de luna llena lo desafió el Cirilo Sandoval, más que amigo, su hermano de leche, en el techo de la estación por los amores de ella, de la Flora. Fue terrible, el Julián que nos es de arriar con poncho, imagínense, se fueron a las barbas. Una de las primeras peleas de Julián, volvió maltrecho aquella noche, pero el Cirilo no se la llevo e arriba y todo por nada, una semana después la Flora andaba entreverada con Argüelles. Así las cosas. Juan Cruz Paredes el otro hermano de Julián se fue a Dolores está muy bien ubicado en el Juzgado, si ustedes lo ven lo reconocen enseguida traje negro guantes, polainas blancas, un señorito, no hace mucho estuvo por aquí visitando parientes y presentó a su prometida Ivonne de Avigñon, sí, de familia francesa muy linda, ojos celeste y vestida de blanco, una princesa. Como pueden ver Julián Paredes tiene prosapia. Las cinco Hermanas todas bien casadas Aurorita con Uladislao Hernández, Clemencia con Marquitos Lujan, Rosaura con Parmenio Sierra, Carmen con Emeterio Guevara y finalmente Blancaluz con Idarcielo Galván.
¡Hay linaje, hay prosapia! ¿Quién lo puede dudar?.
¡Ah! ¿Lo del Patricio? habladurías... ¡envidia! ... que en este pueblo de eso hay y mucho.
El bueno del Patricio, viajó a Buenos Aires, justo el día que cayó la torre de nuestra Iglesia, allí está ahora, en la Catedral, a los pies de Monseñor; él nació con la sotana puesta, tiene usted razón Julian, decía mirando al "michalico" que maullaba arqueando el lomo sobre el almohadon de crochet. ¡Acéptenmelo sobrinos, Julian tiene prosapia!

Hasta la próxima con otra de "michalicos"


“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).