¡Hasta esto guardaron los viejos! La música también trae nostalgias, y echa a volar recuerdos.
Los Madrid fueron musicales, todos, algunos más. En las Guitarras Leonardo (Negro) Benjamín (Mochi) y Deúl (Loro) la cantora
Mi papá le pedía, ¡hermana, canta con tu voz!, y ella, mientras, le acercaba el jarrito color marrón ¿te acordás Marilú?, con té recién hecho, bien endulzado y con hojitas cedrón, decía - a pedido de mi hermano Leonardo, Gajito de cedrón de Don Mario Pardo - y entonaba a capela… “Recuerdo que fue un domingo /que te vi por vez primera, /después de aquella carrera /que yo gané con mi pingo. /Se bailaba en lo del gringo, / el puestero del bañao, /yo te miraba embobao / como zorro a un gallinero, /cuando gritó el bastonero: / "¡Pa' tuitos ! Gato polquiao…
Y todos aplaudíamos, y la vivábamos, entonces me sujetaba de la mano y pedía ¡A ver muchachos, una rancherita para la preferida!, arrancaban las guitarras y ella, encorvada, arqueada para alcanzar mi altura me hacía bailar… "Me enamore una vez, / no me enamoro más/ a mi no me busqués / por que no me encontrás / me enamoré una vez /y no me andés atrás /porque por más que andés /a mí no me engañás.
Un día los bailes acabaron, pero las reuniones continuaron siempre juntos
Cuando nació mi hija (Daniela, la ahijada de Marilú, bautizada en Labarden, otro día les cuento), María volvió a bailar.
Todos, o casi todos, en Guido, la conocieron por Negra, Negrita, para mí, como siempre repito, fue, es y será, simplemente María. María, siempre dispuesta a escucharme; María, dedicada a sus hermanos, guardián de todos los secretos de esta familia; hablaba en voz bajita de esas cosas que “dormian al calorcito del rescoldo en la memoria”, así respondía a mis insistentes interrogatorios.. ¡Algún día Nenita, vamos a soplar con fuerza para avivar el rescoldo!... Y un día comenzamos a soplar.
María, diplomática a veces, inflexible e implacable otras. María, depositaria de secretos y apariencias, la mandataria, la delegada, la de memoria selectiva, la de omisiones definitivas, la de olvidos inolvidables, María, piloto de tormentas en un mar de incomunicaciones y de desencuentros. María, mí querida e inolvidable tía María.
*Los tíos Mochi, Loro y Maria fueron rebautizados por Dany, y aceptaron llamarse Meque, , Didi y Malia
Los tíos Madrid, los hermanos de papá. Despertaron mi capacidad de imaginar, creando en mi mente lo que me describían. Buenos narradores, componían ordenadamente el escenario donde los sentidos se daban cita, olores, sabores, formas colores, texturas, sonidos. Aquellas historias reproducían con fidelidad la naturaleza de las cosas. En todas las historias Gral. Guido estaba presente. Todo fue grabándose en mi memoria, nombres, imágenes, lugares, la música, las letras de las canciones.
Hoy, como todos los domingos, en la soledad de esta casa, que compartimos durante tantos años, donde transcurrió mi infancia, la de mi hermano, la de mi hija; en otro tiempo llena, de música, de risas, de amigos, por un instante, mientras volvía a guardar estos pesados discos, enmudecidos por el tiempo me pareció escuchar otra vez las guitarras y a María cantando… “Te vi, no olvidare, un carnaval, guitarra, bombo y violín / Agitando pañuelos te vi, cadencia al bailar, airoso perfil… y la sigo, y canto, a pesar de Meque, que reprocha mi falta de oído… agitando pañuelos me fui, que lindo añorar tu zamba de ayer.