domingo, 6 de mayo de 2007

¡Bienvenida! María Guebara

Este espacio, fue pensado para ustedes, “Los Guidenses”, curadores de la tradición oral del pueblo, custodios de la palabra, guardianes de la historia viva. María, tus palabras entrañables, y las imágenes de ese anochecer en la laguna, me han regresado por un momento a Guido, respiro profundo, ¡estoy en casa!
Pienso en las ausencias que rondan mi vida, que silenciosamente acompañan mis días, en mi padre, en mis tíos, que tanto echaban de menos esos atardeceres, detenidos en tus fotos, y me abandono a los recuerdos, y emprendo el recorrido. Me veo, cuando, despreocupada en mis juegos, los oía hablar del pueblo, de los amigos, cuando sin prestarles mis oídos igual escuchaba las anécdotas, cuando los veía lagrimear con una carta, y observadora, los interrogaba - ¿lloran?, ¿Por qué? La respuesta era entonces, - se ha ido un amigo. Por esos años, el verbo ir, reemplazaba a la palabra, muerte. Por aquellos años, ellos recurrían a esa imagen para explicarme las lágrimas, las separaciones definitivas; un viaje, un largo, largísimo viaje. Guido era la nostalgia, la melancolía, la alegría de volver cada noviembre, los amigos, los afectos, la cordialidad, las puertas abiertas, la laguna y la iglesia, antes del cura Herrera.
Sigo repasando el pasado, mi infancia, mi adolescencia, las disputas por que no quería viajar a Guido para carnaval, mis enojos y los disgustos que les provocaba con mis actitudes. Siempre fui arrebatada, en eso no he cambiado. “Chispita”, me llamaba Fermincito Gascue, yo, era así, un chisporroteo de ira, se pasaba pronto, pero duraba lo suficiente como para hacer que ellos, pronunciaran el sermón del futuro imperfecto, como yo lo llamaba, molesta por la cantinela… ¡Ya vendrá!... empezaban, pronto llegará ese tiempo, algún día, necesitara hacer el camino, y lo hará, sin lugar a dudas; lo hará, recogiendo los recuerdos que vamos transmitiéndole, hoy, y que tanto la fastidian. Ya llegará. Ese día llegará, sentenciaban. Después venía la fraterna prédica de mi papá, no nos hagas esto, son tres días, nada más, ordena tus cosas y viajemos, todos juntos… Yo me quedaba, convencida de haberles ganado la partida, mientras ellos salían en busca de esos atardeceres que tanto añoraban. Para cuando regresaban, el chispazo, se había extinguido, y me sentaba a tomar mate, con tortas negras de La Espiga de Oro, que me traían como souvenir, (lo que Havanna es a Mar del Plata, las Tortas Negras son a Guido, decía mi tío Loro) entonces los escuchaba contar todas las alegrías que traían, la tristeza de alguna ausencia y la esperanza de que la próxima viajaríamos todos; todos, era yo.
El futuro imperfecto, se hizo presente, y llegó el día, y comprendí el mensaje “el futuro es responsabilidad de quienes transitamos el presente”. Sin memoria nada somos.
Te dije que te iba a contar porque había creado el blog y eso estoy haciendo. Fue un domingo de enero del 2006, ojeando “Semana Maipuense” On line, (ventajas de este siglo) cuando supe que Guido me pertenecía, leyendo el pedido de informe y el proyecto de comunicación de la Sra. Concejal Rocha en la última sesión (2005) del HCD, sentí una profunda tristeza al enterarme que el puente se deterioraba por falta de presupuesto, que el proyecto de la Laguna no avanzaba, que deberían seguir esperando por el Matadero Municipal, que el Polideportivo tenía un mantenimiento deficiente “Los Jóvenes, decía, buscan progreso, esperan inversiones, tienen esperanzas, creen en el futuro”.
Una semana más tarde otra nota, esta vez del Sr. Concejal García decía, “las prioridades en Gral. Guido, están alteradas. Se le sigue dando preferencia a ciertas cuestiones, abandonando a las que realmente son importantes para el futuro”.
Futuro, los dos hablaban de futuro, pero los dos se quejaban del Museo. Yo había aprendido que al futuro no lo esperamos, lo construimos con compromiso, cada día, sin frases grandilocuentes, ni slogan publicitario. Y sentí la necesidad de decirlo, y escribí a “Semana Maipuense”, y dije...
"Yo no soy de Guido, lo recibi como herencia. Esta Carta no tiene por objeto polemizar con los Concejales sino reflexionar con ellos sobre la construcción del resistido y criticado Museo, por que en el comienza a construirse ese futuro que ellos reclaman. Muchas veces las comunidades necesitan re fundarse, construir para adelante sin dejar de mirar el pasado, por eso más allá de presupuestos y prioridades el Museo de Gral. Guido es necesario y lo será más aún en la medida que ayude a reforzar la idea de pertenencia, a transformar el espacio social, para que la comunidad toda construya una nueva visión del presente apoyada en su pasado. Ustedes, son los dueños del espacio “Museo”, aprovéchenlo, tienen la oportunidad de hacer de el un lugar de encuentro de Charlas, de Debates, de Talleres. No es prioritario, estoy de acuerdo, pero la comunidad de Guido lo necesita, necesita reencontrarse con su historia, esa que aún recuerdan los mayores, que no puede ni debe perderse por que es la Historia de ustedes, la gente de Guido, conocer el pasado ayuda a poner las cosas en su lugar, el pasado existe si lo cuento, si lo digo, y ayuda a entender un poco mejor el porque somos como somos, nos reinstala en el presente, nos enseña a conjurar fantasmas, a reflexionar sobre posibles futuros…”
Creo que no la publicaron, ya no importa.
En noviembre de 2006, estando en Guido, en la cocina de casa, tomando mate con Marilú (mi hermana) recordé una frase del maestro Ernesto Sábato… “Los tonos de la tarde me invaden con extrañas presencias que antes no percibía.” Alguien me estaba avisando que era tiempo de recuperar la memoria de las viejas fotos, de renombrar, de ver y mirar, de oír y escuchar. Con escasos conocimientos de informática (nada), pero mucha audacia empecé a publicar el 7 /12/06 “El Pueblo que Heredé, a la memoria de mi padre cosechador de amistades que perduran”, arroje la botella al mar… y espere. Y Aquí estoy cinco meses después otro domingo leyendo… Encuentran Gliptodonte en arroyo de Labarden. General Guido: nuevo móvil para bomberos.
www.semanamaipuense.com.ar y entro al almacén de ramos generales, y te encuentro, y te cuento todo esto. Ya no me siento sola en el ciber espacio, y seguramente en unos días más, otros se nos unieran, esa es la idea.
El museo se construye sin pausa, La Gallineta, viaja por las autopistas de la información, buscando “Guidenses” nostálgicos, que apuesten al futuro, que por definición es imperfecto.
Aquí estamos María, vos y yo, esperándolos, contándonos historias que se rozan, que se cruzan, que se enlazan, demostrando que ¡Se puede! , ¡Siempre se puede!
Gracias “Guebarita”, por salvar la botella del mar de los olvidos.
“Despojados de su memoria, los pueblos se opacan mueren y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible”. Héctor Schmucler (1994 Revista Universidad Nacional de Córdoba).